Banksy hunde sus críticas en la herida abierta del 11-S

Como explica el propio Banksy en la página de su proyecto «Better out than in» , el diario rechazó imprimir en sus páginas el artículo, titulado «La mayor monstruosidad en Nueva York no es el graffiti, discute Banksy, sino la construcción en la Zona Cero».

A pesar de que Banksy convierte en oro todo lo que toca , al diario neoyorkino no le cegó la popularidad del artista, sino que se dejó guiar por el respeto a la sensibilidad de sus lectores y prefirió no imprimir en sus páginas un texto en el que Banksy defendía desafiante que el nuevo edificio del World Trade Center es «un desastre» y que es fácil verlo como «una traición a todos los que perdieron sus vidas el 11 de septiembre porque claramente proclama que los terroristas vencieron ».

Rascacielos tímido

Para Banksy, quien publicó el texto en su propia web, el WTC1 es un «rascacielos tímido» que se comporta como «un niño alto en una fiesta que torpemente trata de encoger sus hombros para no sobresalir entre la gente». La simplicidad poco elegante de este edificio le resulta al artista poco excitante y parece «algo que habrían podido construir en Canadá», un argumento que utiliza para defender su hipótesis de que esos 10 terroristas que atentaron contra EE.UU. aquel 11 de septiembre «nos han condenado a vivir en un mundo más mediocre del que atacaron».

Sin embargo, bajo los ataques de Banksy al WTC1 se esconde una crítica a la actitud de Nueva York contra el graffiti y sus creadores. A este colectivo la ciudad le acaba de asestar un duro golpe al confirmar que 5Pointz , la meca del graffiti en el mundo, ubicado en Queens, va a ser derribado para construir sobre sus escombros un bloque de edificios de lujo. Para Banksy, medidas como esas demuestran que la Gran Manzana no tiene reparos a la hora de traicionar el que él considera es su verdadero legado: el ser una ciudad donde los «volátiles y a los valientes» , una clara alusión a los grafiteros, tenían un espacio para expresarse.

Por todo ello, Banksy sugiere jocosamente que si la ciudad quiere redimirse de haber construido el WTC1, un edificio que declara «que los días gloriosos de Nueva York ya han pasado », o bien puede construir delante otro edificio que dé una mejor imagen y bloquee la vista del actual o dejar que los jóvenes grafiteros lo mejoren con sus pintadas.