Los cuadros que encendieron la mecha

El penúltimo episodio en el rifirrafe que enfrenta a madre e hijo pudo hacer peligrar la negociación del alquiler de su colección: Borja Thyssen se presentó en el museo reclamando dos obras que creía de su propiedad: una de Goya y otra de Giaquinto.

Los cuadros que encendieron la mecha

Una nueva sombra planeó sobre la negociación de la colección Carmen Thyssen: las peleas entre madre e hijo, con Blanca Cuesta de por medio, aireadas con nocturnidad y en prime time (pillada in fraganti incluida a través de cámaras de seguridad, pruebas de paternidad que ... se reproducían por esporas y teorías disparatadas sobre la paternidad de sus mellizas, más propias de un culebrón venezolano) pasaron de los juzgados hasta el mismísimo Museo Thyssen. Su hijo, Borja, se presentó un día en el Palacio de Villahermosa reclamando dos cuadros (uno de Goya y otro de Corrado Giaquinto) que, en su opinión, se los legó el barón. La baronesa zanjó de raíz el asunto: «Los cuadros son míos. Tengo la intención de que un día sean de Borja, pero no ahora». Presentó toda la documentación pertinente en el juzgado y ante el Ministerio de Cultura para dejar claro que todo está en orden en su colección.

«Borja está mal aconsejado», repite una y otra vez Carmen Thyssen, que ve a su hijo abducido, como quien está en manos de una secta (metafóricamente hablando, que algunos piensan que es literal). Los cuadros que reclamaba su hijo tienen para la baronesa un gran valor sentimental. Por un lado, «Una mujer y dos niños junto a una fuente», de Goya, que compraron los barones en Nueva York el día del bautizo de Borja. Estuvo colgado en la suite que ocupaban en el hotel Pierre. Es el boceto del cartón para uno de los tapices que le encargaron como pintor del rey para decorar el Comedor de los Príncipes del Pardo. Por otro lado, «Bautizo de Cristo», de Corrado Giaquinto, que adquirieron los barones poco después del goya.

Prolongación natural

Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, apunta que, así como 2009 fue el año de la colección del barón (se han revisado y ampliado los dos catálogos), 2010 será el de las colecciones de la baronesa: «Queremos que el público las conozca mejor. En primavera les dedicaremos un ciclo de conferencias». Dice Solana que «el público piensa que la colección es sólo del gusto personal de Carmen Thyssen y no es así. Es una rama más de la colección Thyssen. Tienen los mismos puntos fuertes. Es una prolongación natural. Ella ha seguido comprando en el espíritu de los Thyssen. Como el museo no tiene política de adquisiciones, ésta es nuestra política: crecer a través de la colección de la baronesa». Sobre la fusión de ambas colecciones, dice que se ha aplazado por diversas circunstancias, pero «cualquier momento es bueno para hacerlo. La colección gana un cien por cien y el público lo comprobará».

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