José María Olazábal: «A ganar se aprende perdiendo»
El golfista recibe hoy el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes
manuel de la fuente
Se crió con un palo de golf entre las manos, y por las noches, a Chema Olazábal los cuentos le hablaban de caddies, de birdies , del hoyo 18. En el instituto le gastaban algunas bromas, sobre todo porque de vez en cuando ... hacía novillos, hasta que un día se lo contó a los compas: “Falto a clase porque estoy jugando al golf” . Pero aquel “bicho raro” del instituto iba a llegar muy lejos, convertirse en uno de los más de todos los tiempos grandes jugadores de golf . Nada más y nada menos que cinco victorias en la Ryder (cuatro como jugador, una como entrenador), la madre de todas las batallas del orbe golfístico, además de vestrise dos chaquetas verdes de Atlanta . Pero, por el camino, también derrotas, y alguna dolorosísima lesión . El guipuzcoano recibe hoy el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes , que reconoce al gran jugador, pero también al singular ser humano.
-El deporte de elite exige mucho esfuerzo, pero, ¿se siente usted un privilegiado?
-Siempre me he sentido un privilegiado. Por supuesto, hay que hacer muchos sacrificios y pasar muchas, muchísimas horas, entrenando, física y mentalmente, pero sí que me he sentido un privilegiado. He vivido de hacer lo que me gustaba, el golf me ha enseñado muchas cosas de la vida y me ha dado momentos extraordinarios. Por supuesto, también ha habido momentos duros, porque en el deporte de elite no hay zonas grises: los triunfos son pura euforia y las derrotas muchas veces son muy dolorosas.
-¿El peor golpe es una lesión?
-Son los momentos más duros, lo ves todo negro, después de médicos y médicos no ves ninguna salida. Pero nunca tienes que dar tu brazo a torcer, no tienes que tirar la toalla. Siempre hay que volver a intentarlo, tú mismo tienes que buscar una energía, una fuerza, una convicción mental, para intentarlo otra vez.
-¿Al golf se juega con las manos o con la cabeza?
-Creo que hay que tener una base técnica correcta, pero la cabeza juega un papel muy importante, el más importante, creo. En treinta años, he visto a jugadores de gran técnica que no llegaron a lo más alto y he visto otros con una técnica digamos poco ortodoxa, pero que triunfaron gracias a una fuerza y una predisposición mental muy buenas. En los momentos de más presión, el individuo más fuerte mentalmente se llevará el gato al agua.
-El golfista de hoy no es como el de hace veinte años.
-Hoy, la preparación física es fundamental. Las nuevas generaciones pasan tanto tiempo en el gimnasio como entrenando, por eso pegan mucho más fuerte y se han tenido que alargar los campos. Yo, con 47 años, ya poco voy a mejorar, pero seguiré manteniendo mi juego corto, de cien metros para abajo, ahí es donde tengo que compensar con respecto a la potencia.
-¿De qué habla con su caddie en los recorridos entre hoyo y hoyo?
-Depende. Lo primero es que no puedes mantener la concentración al cien por cien las cinco horas que dura el recorrido de un partido. Hay momentos en que rompes esa concentración y hablas con tu caddie del partido de futbol del día anterior, de Nadal, de Fernando Alonso… y luego, cuando llegas a la bola, unos segundos antes vuelves a la burbuja de meter la pelota en el hoyo.
-¿Cómo es el desarrollo de un torneo?
-Los dos últimos días te lo juegas todo. Cualquier error se paga y la tensión aumenta en cada momento. Donde se ve a los auténticos ganadores es en los nueve últimos hoyos del último recorrido. Sabes que el más mínimo error o un golpe extraordinario pueden cambiar el resultado final.
-¿Qué le ha enseñado el golf?
-Para empezar, paciencia y perseverancia, que no hay atajos, que hay que trabajar duro para conseguir lo que tú quieres, que nunca hay que dejar de luchar. Y me ha enseñado a ser honesto, a respetar a la gente que tienes alrededor.
-Estamos en el hoyo 18 del último partido de la Ryder, a punto de golpear la bola…
-En un momento así hay que evadirse de todo, hay que ser consciente de lo que te estás jugando, saberlo todo de tu rival, estudiar cuáles son tus opciones… y hecho eso, centrarte en la ejecución del golpe y hacerlo de la manera más fría posible.
-Y luego la jarra de la victoria o la cuchara de la derrota.
-Saber ganar, saber perder, es un proceso de aprendizaje. Nadie nace sabiendo. Lo más importante es estar ahí y saber aprender de los errores. Siempre he pensado que para ganar, primero siempre hay que perder. Es así
-Supongo que Severiano Ballesteros sigue en su recuerdo.
-Fue un gran mentor mío. Le conocí cuando yo tenía dieciséis años. Pasamos mucho tiempo juntos, sobre todo en Estados Unidos, dentro y fuera del campo. En esos viajes la soledad del jugador es extrema. Aprendí de él su espíritu de superación y de lucha, que jamás se lo he visto a nadie más.
José María Olazábal: «A ganar se aprende perdiendo»
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