La filosofía de Txema Olazábal

Compañerismo

«Pienso muchas veces en los años tan maravillosos y en los momentos que compartí con Manolo Piñero, Pepín Rivero, José María Cañizares, Joan Anglada, Manolo Calero… Son momentos muy especiales que tal vez añoro porque sé que no se van a repetir. Me siento muy afortunado por haber compartido tantas cosas con ellos, me recibieron con los brazos abiertos y me trataron muy bien».

Severiano Ballesteros

«Jugué la Ryder por primera vez en 1987 junto a Seve. Hasta entonces no sabía lo que era, pero allí se me abrieron los ojos. Guardo recuerdos de momentos inolvidables que viví junto a Seve. Gracias por todo, querido compañero».

Cercanía

«Cuando tenías un problema o estabas jugando mal y no sabías por dónde te daba el aire, no íbamos a un entrenador, sino que nos intentábamos ayudar unos a otros. Preguntábamos al de al lado, a Santi Luna, a Miguel Ángel Martín… nos intentábamos ayudar entre nosotros y yo he mantenido ese espíritu no sólo con los golfistas españoles, sino con todos aquellos con los que he coincidido en el circuito. Tal vez esa cercanía y ese respeto hace que seas más querido. Las relaciones perduran y ese es uno de mis mayores tesoros, tan importante como las victorias».

Estilo de juego

«En golf todos sabemos que si juegas bien tres o cuatro meses, o tres o cuatro semanas, crees que tienes control sobre todo lo que tienes que hacer, el swing, los golpes de aproximación, el putt… pero a los dos días lo pierdes y te llevas un batacazo. El deporte es de las cosas que hace que seas humilde, te pone en tu sitio. Cuando eso pasa no voy a pretender cambiar 7.000 cosas: que si el ángulo aquí, que si la pierna allá... Siempre he pensado que el golf tiene que ser lo más simple posible. Tienes que tener dos ideas en la cabeza y punto. Una vez que te sales de eso puede ocurrir que ya no sepas ni dónde pisas».

Competitividad

«No ha pasado por mi cabeza dedicarme a vivir de las rentas porque jugar por jugar, para quedar en el puesto 60 o pasar el corte, no me satisface. La satisfacción que da ser competitivo es incomparable. Para ello hay que sacrificar ciertas cosas. Y lo hago para poder estar ahí».

Deportista, por encima de todo

«Yo podría escoger victorias, pero a lo que más importancia le doy ha sido a la convivencia con mis compañeros, poder compartir momentos buenos pero también los más duros. La primera victoria, sí, queda, es muy bonita, pero lo es más que estén todos tus compañeros ahí y te abracen, y luego ir a cenar, y estar de cháchara, y acabar tirándonos cosas unos encima de otros, y pasártelo bien. Es la fortuna de haber vivido una época que no se va a repetir».