La Vía Láctea puede esquivar su trágico destino y no chocar con Andrómeda

Una nueva simulación reduce a un 2% la posibilidad de que las dos galaxias impacten y se fusionen dentro de 5.000 millones de años

Así se vería la colisión de las dos galaxias

Recreación de la colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda NASA / ESA

Los astrónomos llevan años advirtiendo de que nuestra galaxia, la Vía Láctea, terminará chocando contra la vecina Andrómeda dentro de unos 5.000 millones de años. Este destino se ha considerado ineludible, ya que, aunque no lo notemos, ambos gigantes, separados por 2,5 millones ... de años luz, se acercan el uno al otro a 100 km por segundo, unos 400.000 km por hora. La colisión sería devastadora: ninguno de los dos titanes sobreviviría y la destrucción daría como resultado una nueva galaxia elíptica. Quizás no sea el mejor consuelo, pero es bastante improbable que la especie humana sobreviva para verlo.

Sin embargo, el trágico final podría ser evitado, al menos en ese período de tiempo. Así lo creen científicos de las universidades de Helsinki, Durham y Toulouse, que utilizaron datos de los telescopios espaciales Hubble (NASA) y Gaia (Agencia Espacial Europea) para simular cómo evolucionarán la Vía Láctea y Andrómeda en los próximos 10.000 millones de años. Los resultados, dados a conocer este lunes en la revista 'Nature', revelan que solo hay un 2% de probabilidades de que colisionen en los próximos 5.000 millones de años.

El equipo realizó 100.000 simulaciones de ambas galaxias basándose en los últimos datos de observaciones. En poco más de la mitad de los escenarios simulados, la Vía Láctea y Andrómeda experimentan al menos un encuentro cercano, antes de perder suficiente energía orbital para finalmente colisionar y fusionarse, pero dentro de unos 10.000 millones de años, no en cinco. La fusión no implica que las estrellas individuales choquen directamente unas con otras, ya que hay mucho espacio entre ellas y podrían sobrevivir. Lo que sí queda alterada es su distribución: la clásica espiral se convierte en una 'corriente' de millones de estrellas que se arremolinan en las 'zonas de colisión' o son enviadas al espacio. Después de miles de millones de años de caos, las dos galaxias fusionadas se asientan en una nueva más grande, normalmente elíptica, una gigantesca masa de estrellas sin ningún rasgo distintivo. Formaría lo que los científicos llaman una colosal 'Milkomeda' (algo así como 'Lactómeda').

En la mayoría de los demás casos valorados por los científicos, las dos galaxias pasan a una distancia tan grande que continúan evolucionando prácticamente sin perturbaciones durante mucho tiempo. Sea como sea, en esa escala de tiempo el Sol ya se habrá quemado y, convertido en una gigante roja, y muy probablemente habrá reducido la Tierra a cenizas.

Aunque esta nueva investigación desafía el destino previamente aceptado de nuestra galaxia, los autores del estudio dicen que es muy difícil hacer una predicción muy precisa. Till Sawala, de la Universidad de Helsinki y autor principal del estudio, aclara que las nuevas conclusiones no implican un error en los cálculos anteriores, sino que el equipo pudo incluir más variables en sus simulaciones gracias a los datos modernos de los telescopios espaciales. «Cuando intentamos partir de las mismas suposiciones que los investigadores anteriores, obtuvimos los mismos resultados«, señala.

La Vía Láctea y Andrómeda se cruzan a una distancia de un millón de años luz. A 500.000 años luz, la materia oscura genera fricción que acerca a las galaxias. Una separación de 100.000 años luz provoca una colisión NASA/ESA

El efecto de la Gran Nube de Magallanes

«Simplemente -añade- hemos podido explorar un espacio mucho más amplio de posibilidades, aprovechando nuevos datos«. Por ejemplo, los científicos añadieron los efectos de la Gran Nube de Magallanes, la galaxia satélite más masiva de la Vía Láctea, en las interacciones entre las dos galaxias y la del Triángulo, ya contempladas en observaciones anteriores. «Aunque su masa es sólo alrededor del 15% de la de la Vía Láctea, su atracción gravitatoria dirigida perpendicularmente a la órbita con Andrómeda perturba el movimiento de la Vía Láctea lo suficiente como para reducir significativamente la posibilidad de una fusión», dice el investigador. «Y aunque estudios anteriores solo consideraban el valor más probable de cada variable -agrega-, realizamos miles de simulaciones, lo que nos permitió tener en cuenta todas las incertidumbres observacionales».

Para Alis Deason, del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham, estos resultados sugieren que la posibilidad de una 'Milkomeda' se pueda «evitar por completo». Con todo, el equipo planea investigar más escenarios cuando haya aún más datos disponibles. El telescopio espacial Gaia pronto proporcionará mediciones más precisas de algunas de las variables más cruciales dentro de las galaxias, incluido el movimiento transversal de Andrómeda, que es difícil de medir directamente.

«El Universo es un lugar dinámico, en constante evolución«, recuerda Carlos Frenk, cosmólogo de la Universidad de Durham. «Vemos a menudo galaxias externas colisionando y fusionándose con otras galaxias, a veces produciendo el equivalente a fuegos artificiales cósmicos cuando el gas, impulsado al centro del remanente de fusión, alimenta un agujero negro central que emite una enorme cantidad de radiación, antes de caer irrevocablemente en el agujero», explica. «Hasta ahora pensábamos que este era el terrible destino que le esperaba a nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ahora sabemos que hay grandes posibilidades de que podamos evitarlo».

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