Así se verá la colisión de nuestra galaxia con Andrómeda
Hace mil millones de años, dos galaxias espirales chocaron a 90 años luz de la Tierra y el resultado, NGC 7727, refleja lo que sucederá cuando Andrómeda, nuestra galaxia vecina, choque contra la Vía Láctea en el futuro
¿Cuándo chocará Andrómeda con nuestra galaxia?

Hace ya mucho tiempo que los astrónomos lo saben. Andrómeda, la gran galaxia vecina, a 'sólo' 2,5 millones de años luz de distancia, se acerca a nosotros a toda prisa (más de 100 km por segundo, unos 400.000 km por hora) y ... acabará chocando con la Vía Láctea, la galaxia en que vivimos. Sin embargo, y a pesar de esa velocidad, el titánico encuentro no se producirá hasta dentro de casi 4.000 millones de años, un tiempo tan largo a escala humana que probablemente nuestra especie ya no exista para entonces.
Una colisión entre galaxias, en efecto, es un proceso largo que implica que durante varios miles de millones de años las dos protagonistas emprenden una interminable 'danza gravitatoria' durante la cual se acercan y se alejan varias veces, como si estuvieran unidas por una enorme goma elástica que se estira y se encoge. Sus propios impulsos a través del espacio las hacen pasar de largo de la otra galaxia y alejarse, pero la fuerza de la gravedad que existe entre ambas las vuelve a unir irremediablemente, una y otra vez.
Solo al final de ese baile cósmico se produce el verdadero encuentro, durante el que las dos galaxias finalmente se funden, se atraviesan, mezclan sus miles de millones de estrellas y dan lugar a una galaxia nueva y mayor, suma de las dos anteriores.
En nuestro caso, esa fusión final comenzará dentro de unos 3.800 millones de años, pero no terminará hasta unos 2.000 millones de años después, es decir, dentro de unos 5.800 millones de años a contar desde ahora. En ese momento, Andrómeda y la Vía Láctea se habrán unido para siempre en una sola y gigantesca galaxia nueva, que los científicos han bautizado ya como 'Lactomeda'. Falta mucho, es cierto, pero las fases iniciales del proceso, según varios estudios recientes, podría haber empezado, ya que los extensos halos de materia que rodean a ambas galaxias parecen haber entrado en contacto.
Así se verá la colisión
Durante los últimos años, se han hecho numerosas simulaciones para visualizar cómo será exactamente ese proceso, pero nada mejor que verlo con nuestros propios ojos. Ahora, un equipo de astrónomos ha conseguido capturar, con las cámaras del telescopio de 8 metros del Observatorio Gemini Sur, en Chile, la imagen de una colisión lejana que, según explican, refleja fielmente cómo será nuestra futura colisión con Andrómeda.
Se trata de NGC 7727, en la constelación de Acuario y a unos 90 millones de años luz de distancia de la Tierra. Allí, dos galaxias espirales gigantes (como lo son Andrómeda y la Vía Láctea) se están fusionando y, a medida que se convierten en una sola, una gran masa abultada y sin formas ni brazos espirales, están lanzando gigantescas oleadas de estrellas al cosmos.
Los astrónomos creen que la colisión que creó NGC 7727 comenzó hace más de mil millones de años. Y explican que en el interior de todo el desorden y caos que muestra la imagen, hay un par de enormes agujeros negros, uno por cada galaxia original. Se trata de la pareja de agujeros negros supermasivos más cercana a la Tierra observada hasta ahora.
Uno de ellos, en efecto, tiene una masa equivalente a la de 154 millones de soles y el otro, más pequeño, tiene 'solo' 6,3 millones de masas solares. Como referencia, recordemos que el agujero negro central de nuestra Vía Láctea, Sagitario A*, tiene unos cuatro millones de masas solares.
Ahora mismo, los dos agujeros negros de NGC 7727 están separados por unos 1.600 años luz (es decir, estan muy juntos), razón por la que los astrónomos han estimado que se fusionarán bastante pronto, en 'solo' unos 250 millones de años. La colisión, que lanzará al espacio violentas oleadas de ondas gravitacionales, dará como resultado un agujero negro más grande. Si para entonces aún existe la especie humana, una versión futurista de LIGO, el mayor observatorio actual de ondas gravitacionales, permitirá a los astrónomos futuros presenciar y registrar el evento.
Oleadas de estrellas
La imagen deja muy claro que, a pesar de que el encuentro se produjo hace ya mucho tiempo, la galaxia NGC 7727 aún se ve afectada por el impacto. Enormes 'marejadas' de estrellas brillan con astros muy jóvenes, nacidos en semilleros estelares tremendamente activos a causa de las perturbaciones gravitatorias de la colisión. De hecho, 23 de los objetos observados en este sistema se consideran candidatos a cúmulos globulares jóvenes, densas agrupaciones esféricas compuestas por miles de estrellas. Los astrónomos dicen que estas 'colecciones estelares' a menudo se forman en áreas donde la formación de estrellas es mayor de lo habitual y son especialmente comunes en galaxias que están en plena interacción, como es el caso de NGC 7727.
Los científicos creen que lo que se observa en esta nueva galaxia en formación es un fiel reflejo de lo que sucederá también cuando la Vía Láctea choque con Andrómeda. Nuestra galaxia, en efecto, ha empezado ya su danza gravitatoria con la enorme vecina, y cuando ambas se unan, probablemente también lancen al cosmos oleadas de nuevas estrellas.
MÁS INFORMACIÓN
Muchos astrónomos creen que en ese momento el Sol, junto a nuestro Sistema Solar, será arrojado a una región diferente de la que ocupa hoy. Debido a la gran separación entre las estrellas, las fusiones de galaxias raramente implican choques directos entre ellas, lo que en cierto modo garantiza que si dentro de 3.800 millones de años la Tierra no se ha destruido ya por alguna otra causa (por ejemplo, la más que probable muerte del Sol), podrá sobrevivir para ver el comienzo de la nueva era de Lactomeda.
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