EE.UU. pospone al jueves el lanzamiento del aterrizador lunar Odiseo por un problema con el combustible

El despegue de la misión robótica, bautizada IM-1, a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX estaba previsto a las 6.57 horas desde la plataforma 39A del Centro Espacial Kennedy, en Florida. Sin embargo, a unos 75 minutos de empezar la cuenta atrás, la NASA decidió su aplazamiento tras detectar "temperaturas de metano fuera de lo normal" antes de introducir la carga. El módulo emplea metano líquido como propulsor para alimentar sus sistemas de propulsión y aterrizaje.

SpaceX, fundada por el multimillonario Elon Musk, informó en su cuenta de X (antes Twitter) de que el equipo de lanzamiento estaba «retirándose del intento de esta noche».

El lanzamiento, si no hay ningún otro contratiempo, se ha programado para las 7.05 del jueves (la ventana de lanzamiento se extiende hasta el viernes 16 de febrero. Si no lo consigue, el próximo intento podría retrasarse hasta marzo). Poco después, el módulo Odiseo deberá separarse de la etapa superior del cohete y recibir energía. Luego, establecerá comunicación con la sala de control de Intuitive Machines, ubicada en Houston. Está previsto que aterrice en un cráter del polo sur lunar el próximo 22 de febrero.

Odiseo, de cuatro metros de altura, lleva seis cargas útiles de instrumentos de la NASA diseñados para recopilar datos del entorno lunar. La información que consiga servirá para allanar el programa Artemis, que prevé el regreso de astronautas estadounidenses a la Luna. Además, la nave lleva seis cargamentos privados, incluidas esculturas del artista contemporáneo Jeff Koons que representan las diferentes fases de la Luna.

Si tiene éxito, IM-1 será la primera misión privada en aterrizar en la Luna. También el primer alunizaje estadounidense desde 1972, realizado por los astronautas del Apolo 17 de la NASA. Y también el primer intento de misión lunar encarado por Intuitive Machines, pero el segundo en el marco del nuevo programa CLPS de la NASA, que ha encargado a compañías privadas llevar equipos científicos hasta la Luna con el fin de preparar el programa Artemis. En enero, la misión Peregrine de Astrobotic no pudo llegar a la Luna debido a una fuga de combustible y su módulo de aterrizaje debió de ser destruido en pleno vuelo.

La NASA asume el riesgo de confiar estas misiones a empresas jóvenes y subraya que es consciente que no todas tendrán éxito. Sin embargo, sostiene que el intento merece la pena. Al ser un cliente a bordo de vehículos que no le pertenecen, la agencia dice que puede enviar más material, con más frecuencia y por menos dinero.

Otras compañías también han intentado alcanzar la Luna con escaso éxito. El fracaso de Peregrine marcó la tercera vez que una empresa privada no ha podido lograr un «aterrizaje suave» en la superficie lunar, tras los desafortunados esfuerzos de empresas de Israel y Japón.