Astrónomos españoles tratan de aclarar el misterio de las tres estrellas desaparecidas en 1952
Tres estrellas bien visibles en una placa fotográfica de 1952 desaparecieron misteriosamente en otra fotografía del mismo sector de cielo tomada menos de una hora después. Astrónomos españoles han tratado ahora de resolver el caso, pero la explicación 'no está clara'
Estallido en los confines del universo
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl misterio dura ya setenta y un años. Se trata de la súbita desaparición de tres estrellas, tres astros brillantes que en un momento se veían claramente en las placas fotográficas de los astrónomos pero que al siguiente ya no estaban allí, dejando un ... negro vacío en el mismo lugar en el que poco antes se encontraban.
Fue el 19 de julio de 1952, en el legendario observatorio de Monte Palomar, en California, donde un equipo de astrónomos llevaba a cabo un estudio fotográfico del cielo nocturno. Se trataba de tomar múltiples imágenes de la misma región de espacio en momentos diferentes para buscar después las diferencias e identificar así objetos de paso, como cometas o asteroides.
Alrededor de las 20:52 de esa tarde, la placa fotográfica registró la luz de un compacto grupo de tres estrellas, muy próximas entre sí. Con una magnitud 15, su brillo se distinguía perfectamente en la imagen. Menos de una hora después, a las 21:45, los científicos volvieron a fotografiar exactamente la misma región del cielo, pero las tres estrellas ya no aparecían por ninguna parte. Habían desaparecido por completo, sin dejar rastro alguno.
A 8.000 millones de años luz: el destello que ayudará a 'pesar' el Universo
José Manuel NievesSe trata de uno de los estallidos rápidos de radio (FRB) más potentes detectados hasta ahora, y se acaba de confirmar que también el más lejano. Con su ayuda, los científicos podrán detectar la 'materia perdida' del Universo
¿Estrellas que desaparecen?
Las estrellas, por supuesto, no desaparecen de repente. Pueden explotar, o experimentar súbitas alteraciones de brillo causadas por el paso de objetos por delante de ellas o por sus propias fuerzas nucleares internas, pero no desaparecen porque sí. Y si lo hacen siempre queda algún rastro, alguna pista de su paradero, algo que permita una explicación... La prueba fotográfica de Monte Palomar, sin embargo, está ahí: las tres estrellas se veían claramente en la primera imagen de Monte Palomar, pero no en la segunda.
Bajo la dirección de Enrique Solano, astrofísico del Centro de Astrobiología (CAB) en Ajalvir, Madrid, un equipo de investigadores reporta el extraño suceso y trata de explicarlo en un artículo recién aparecido en el servidor de prepublicaciones 'arXiv'. «Las tres fuentes puntuales -escriben los científicos- han seguido estando ausentes en las exposiciones de los telescopios durante 71 años».
¿Qué fue lo que sucedió? Si simplemente se hubieran atenuado las tres a la vez, algo que de por sí ya sería muy raro, tendrían que haber reducido, de golpe, más de 10.000 veces su brillo para no aparecer en las placas fotográficas.
«Obtuvimos dos exposiciones profundas con el Gran Telescopio Canarias de 10,4 m los días 25 y 27 de abril de 2023 en las bandas r y g -explican los investigadores- alcanzando ambas una magnitud de 25,5 (3 sigma). Las tres fuentes puntuales todavía están ausentes, lo que implica que se han atenuado en más de 10 magnitudes en una hora». Demasiado para cualquier estrella, conocida o por conocer.
En busca de respuestas
Desde 1952, varias generaciones de científicos han tratado de explicar por todos los medios el raro fenómeno. Y en el último medio siglo se han propuesto varias soluciones que, vaya por delante, no han terminado de convencer a nadie ¿Y si no eran tres estrellas, sino una sola? Puede que esa estrella, normalmente muy débil, se iluminara intensamente durante un breve lapso de tiempo, como las ráfagas rápidas de radio de un magnetar. Y que justo mientras eso sucedía un agujero negro errante pasara por delante del astro, creando una 'lente gravitacional' que, como una lupa cósmica, multiplicó por tres la imagen durante algunos minutos.
Demasiadas casualidades para que esta solución fuera aceptada por la comunidad astronómica... Según Solano y su equipo «parecen plausibles los modelos que involucran objetos en el fondo que son ópticamente luminosos durante menos de una hora junto con lentes gravitacionales en primer plano. Pero si es así, se necesitaría una población significativa de objetos masivos con una estructura que sirva como lentes, para producir tres imágenes y explicar los cientos de transitorios de menos de una hora».
Otra posible idea es que no fueran estrellas, sino otro tipo de objetos más cercanos. Los tres puntos brillantes, en efecto, estaban a 10 segundos de arco entre sí, y dado el lapso de tiempo de aproximadamente 50 minutos entre ambas imágenes, los objetos no habrían estado separados por más de 6 Unidades Astronómicas (una UA equivale a 150 millones de km, la distancia entre la Tierra y el Sol). Lo cual significa que los tres objetos no estaban 'a distancia estelar', sino mucho más cerca, como máximo a dos años luz de nosotros.
Es decir, que podría tratarse de objetos de la Nube de Oort, en la frontera externa de nuestro propio Sistema Solar, donde algún tipo de evento hizo que se iluminaran al mismo tiempo. Los objetos no aparecían en las observaciones posteriores porque siguieron moviéndose en sus órbitas.
Una tercera idea, puede que la más probable, sugiere que no eran objetos en absoluto. De hecho, el Observatorio de Monte Palomar no está muy lejos de los desiertos de Nuevo México, donde por aquél entonces se realizaron numerosas pruebas de armas nucleares. ¿Y si el polvo radiactivo de alguna de esas pruebas hubiera contaminado las placas fotográficas, creando puntos brillantes en algunas de ellas, pero no en otras? Posible, pero sin forma de demostrarlo.
MÁS INFORMACIÓN
Lo cierto es que, incluso a día de hoy, más de setenta años después, los astrónomos siguen sin tener claro lo que pasó. «La explicación de estos tres transitorios y los casos reportados anteriormente -escriben Solano y sus colegas- aún no está clara». La única solución que parece posible pasa por captar ahora, con nuestros modernos instrumentos, algún evento similar que nos permita recabar datos adicionales y hallar una explicación que también se ajuste a lo sucedido en 1952. Hasta entonces, habrá que resignarse: el misterio de las tres estrellas desaparecidas seguirá siendo tal.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete