La creatividad nos permitió sobrevivir a los neandertales

Un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Granada (UGR) cree que la clave puede encontrarse en 267 genes únicos identificados por primera vez en el ser humano moderno y que están relacionados con la creatividad . Según los autores, esos genes pudieron ser nuestra «arma secreta» para evitar la extinción y desplazar a otras especies, favoreciendo la adaptación al medio al proporcionarnos una mayor resistencia al envejecimiento, las lesiones y las enfermedades. El estudio acaba de ser publicado en la revista 'Molecular Psychiatry' (Nature) y ha contado con la participación de la Universidad de Washington en St. Louis y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, entre otras instituciones.

Los investigadores analizaron los datos genéticos del 'Young Finns Study', un estudio finlandés que contempla el desarrollo cognitivo, de salud y bienestar de cuatro generaciones, y los compararon con los de individuos alemanes y coreanos para evitar sesgos culturales. L os 267 genes identificados como exclusivos de Homo sapiens forman parte de un grupo más grande de 972 relacionados con la personalidad en adultos sanos, descubiertos también por los mismos autores. En trabajos anteriores, demostraron que esos 972 genes están organizados en tres redes de características de la personalidad y que integran el aprendizaje y la memoria .

«La primera red es la más primitiva. Surgió en monos y simios hace unos 40 millones de años y es la responsable de la regulación de impulsos, el aprendizaje de hábitos, el apego social y la resolución de conflictos», explica Coral del Val, del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la UGR. La segunda apareció hace menos de dos millones de años. «Regula el autocontrol para conseguir un objetivo y la cooperación para el beneficio mutuo», añade. Por último, hace unos 100.000 años surgió lo que llaman «red de autoconciencia creativa».

Al comparar los genomas con los de chimpancés y tres neandertales previamente secuenciados, los investigadores comprobaron que los genes de la red más antigua eran casi idénticos en las tres especies. Sin embargo, los genes de autocontrol y autoconciencia de los neandertales estaban a medio camino entre los de los chimpancés y los sapiens.

La mayoría de los 267 genes que distinguen a los humanos modernos son reguladores de ARN y no genes codificadores de proteínas. Mediante el uso de marcadores genéticos, datos de expresión génica, imágenes de resonancia magnética y técnicas de Inteligencia Artificial, los científicos pudieron identificar las regiones en las que esos genes se expresan, involucradas en la autoconciencia y la creatividad humanas.

No solo fue una ventaja cognitiva. «Estos genes confirieron a Homo sapiens una mayor aptitud física que a los homínidos hoy extintos, al proporcionales una mayor resistencia al envejecimiento, las lesiones y las enfermedades », apunta Del Val. Según la investigadora, «vivir vidas más largas y saludables puede haber prolongado el período de aprendizaje juvenil y adolescente, que facilita y permite la acumulación de conocimiento. Esta es una característica notable de los humanos conductualmente modernos, y es un factor importante en el éxito económico y social», destaca.

La creatividad pudo haber alentado «el altruismo para ayudar a los más débiles, ancianos y enfermos , y la cooperación entre individuos, incluso entre distintos clanes», para promover el éxito de sus descendientes y su comunidad, permitiendo la innovación tecnológica, la flexibilidad de comportamiento y la disposición exploratoria necesarias para permitir que los sapiens se expandieran por todo el mundo con más éxito que otros linajes humanos.

Los investigadores señalan que el comportamiento humano no está solamente determinado por nuestros genes, sino también por múltiples interacciones con el entorno. « Podemos aprender y adaptarnos según nuestra experiencia, incluso hasta el punto de modificar la expresión de nuestros genes. La creatividad humana, la prosocialidad y la longevidad saludable surgieron como respuesta a la necesidad de adaptarse a las duras y diversas condiciones que había hace entre 400.000 y 100.000 años», afirman. Y la creatividad sigue siendo indispensable para sobrevivir. Como dice Igor Zwir, coautor del estudio, «nos ha ayudado a superar la pandemia».