La 'ballena de los vascos' está menguando
La longitud de estos cetáceos del Atlántico norte ha disminuido un metro en los últimos cuarenta años
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Iniciar sesiónSe las conoce como las 'ballenas de los vascos' porque fueron ellos quienes en los siglos XVI y XVII las cazaban a decenas para aprovecharse, entre otras cosas, de su aceite, empleado para el alumbrado de calles y viviendas. Ahora, las ballenas francas del ... Atlántico norte apenas se ven en este lado del océano. En un intento por proteger la especie, de la que solo quedan unos 350 individuos (de ellos unas 100 hembras en edad reproductiva), su pesca está prohibida en todo el mundo. Sin embargo, estos cetáceos todavía se enfrentan a peligros provocados por las actividades humanas, como las colisiones con embarcaciones y, sobre todo, frecuentes enredos en las artes de pesca. Gastan tanta energía en liberarse que como resultado han disminuido de tamaño. Según un estudio publicado en 'Current Biology', los ejemplares que viven hoy en día son significativamente más pequeños que los nacidos hace 30 o 40 años.
«En promedio, una ballena nacida hoy alcanza una longitud total aproximadamente un metro más corta que una ballena nacida en 1980», afirma Joshua Stewart, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en La Jolla, California (EE.UU.). Eso representa una disminución en la longitud de alrededor del 7%. «Pero eso es solo el promedio, también hay algunos casos extremos en los que las ballenas jóvenes son varios metros más pequeñas de lo esperado», asegura.
Como explica Stewart, los científicos han documentado importantes impactos en especies muy explotadas comercialmente, especialmente entre los peces, pero esta es la primera vez que se ve algo semejante en un gran mamífero.
Enredos severos
Los investigadores de NOAA, el Acuario de Nueva Inglaterra, la Universidad Estatal de Oregón y la Institución Oceanográfica Woods utilizaron mediciones de fotogrametría aérea recolectadas de aviones tripulados y drones operados a distancia durante un período de 20 años, para buscar cualquier cambio en la longitud del cuerpo de las ballenas francas. Esta técnica permitió definir con precisión las dimensiones de las ballenas sin que ellas se percataran de que estaban siendo estudiadas.
Las ballenas han sido monitoreadas constantemente desde la década de 1980, con información a nivel individual sobre la edad y el tamaño y registros detallados de enredos en aparejos de pesca. Este monitoreo intensivo ha permitido evaluar los efectos de los enredos severos y prolongados, así como los de otros factores estresantes como el ruido de los barcos, los choques con los mismos y la disponibilidad cambiante de presas.
«Los enredos en redes de pesca en esta población son, lamentablemente, bastante comunes, y los que provocan lesiones graves han aumentado en general durante las últimas décadas», dice Stewart. «Estudios anteriores han demostrado que el aumento de la resistencia al enredo en los aparejos requiere que las ballenas francas gasten mucha energía extra solo para realizar sus actividades normales, y esa es la energía que de otro modo gastarían en crecimiento o reproducción», explica.
Resulta además que estos graves enredos en las artes de pesca son un factor de estrés asociado con las ballenas más pequeñas. Según los investigadores, el retraso en el crecimiento puede conducir a una reducción del éxito reproductivo y a una mayor probabilidad de enredos en aparejos potencialmente mortales. «Cuanto más pequeño eres, menos reservas energéticas tienes y más difícil será sobrevivir a un enredo grave o una escasez sostenida de alimentos», explica Stewart. Esta situación puede repetirse en otras especies de grandes ballenas y otras especies marinas en todo el mundo.
Evitar la extinción
Los investigadores piden mayores acciones reducir los impactos de las artes de pesca y las operaciones de los barcos. «La implementación de velocidades reducidas de los barcos, cuerdas de menor resistencia a la rotura y artes de pesca sin cuerdas son pasos críticos y urgentes necesarios para evitar la extinción de esta especie», señala Amy Knowlton, coautora del estudio.
En estudios futuros, los investigadores planean explorar si las ballenas hembras más pequeñas tienen menos crías. También continuarán utilizando el monitoreo de fotogrametría del crecimiento y la condición corporal de las ballenas para documentar cualquier cambio adicional a lo largo del tiempo. La esperanza es que esos datos puedan detectar nuevos problemas o cualquier beneficio de las acciones para facilitar la conservación de las ballenas.
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