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Analizan, por primera vez, el ADN del unicornio siberiano

Los investigadores descubren que todo lo que pensábamos sobre la especie estaba equivocado

Este es el impresionante aspecto que debió de tener el unicornio siberiano Nature Ecology and Evolution
José Manuel Nieves

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Medían cuatro metros de largo, 2,5 metros de alto, pesaban 3,5 toneladas y poseían un cuerno extraordinariamente grande justo en medio del rostro. Los unicornios existieron de verdad , aunque no se parecían en nada a las delicadas criaturas que dibujan los mitos y leyendas. Más bien tenían un aspecto muy similar al de los actuales rinocerontes, y resultan del máximo interés para los paleontólogos, especialmente debido al hecho de que no estaban emparentados con ellos.

Ahora, y por primera vez, un equipo internacional de científicos ha logrado analizar el ADN de esos fabulosos animales, y ha descubierto que todas las ideas que teníamos sobre ellos estaban equivocadas. Su nombre científico es Elasmotherium sibiricum , pero se les conoce como "Unicornios siberianos" . Fueron los mayores rinocerontes del Cuaternario (periodo que abarca desde hace 2,5 millones de años a cerca de hace 12.000) y vivieron profusamente en lo que hoy es el Asia Central hasta tiempos mucho más recientes de lo que se pensaba.

En un artículo recién publicado en , los investigadores explican que los antiguos rinocerontes no murieron, como se creía, congelados hace 200.000 años, justo antes de la última Edad de Hielo, sino que consiguieron sobrevivir durante muchísimo más tiempo, hasta hace "solo" 36.000 años, lo que implica que pudieron convivir con los humanos modernos , nuestra especie.

Además, según revela el ADN de estas criaturas, los unicornios siberianos no estaban, como se pensaba hasta ahora, estrechamente relacionados con los rinocerontes modernos, sino que constituían un linaje único que se separó hace ya más de 40 millones de años de la línea evolutiva que conduce a los rinocerontes actuales.

Los humanos pudieron verlos

Las falsas ideas que teníamos sobre Elasmotherium sibiricum se explican por los escasos fragmentos de hueso encontrados hasta ahora, que nos dan poco más que una idea somera sobre su peso y tamaño, pero que hasta ahora han resultado muy difíciles de analizar.

Por ejemplo, la antigüedad de un fragmento de cráneo datado con radiocarbono y descrito en un artículo de 2016 arrojaba una edad de apenas 29.000 años, pero la muestra contenía tan poco colágeno que el resultado se consideró poco fiable.

Por eso, el equipo de investigadores que ha llevado a cabo este estudio (de Universidades como las de Adelaida y Nueva Gales del Sur en Australia, Durham en Reino Unido o Leiden en Holanda) decidió recolectar todo el material disponible (23 fragmentos de huesos de unicornios siberianos ) para someterlos a la datación por radiocarbono y tratar de recuperar muestras de ADN de la misteriosa especie.

Los resultados fueron sorprendentes: en efecto, todas las muestras correspondían a periodos posteriores a la que se pensaba fue la fecha en que estos animales se extinguieron. El más reciente de todos, de 35.000 años de edad, correspondía a un momento en que los humanos ya habían empezado a poblar las estepas de Rusia, Kazajistán, Mongolia y el norte de China.

Nuestros antepasados, sin embargo, no tuvieron nada que ver con la desaparición de los unicornios siberianos, que dejaron de existir debido a un enfriamento del clima que acabó con los pastos de los que se alimentaban.

Un cuerno de un metro

Tampoco sabemos a ciencia cierta cómo de grande pudo llegar a ser el cuerno frontal de estas criaturas, ya que ninguno ha sido encontrado por el momento. Sin embargo, sí que tenemos la parte del cráneo donde ese cuerno encajaba, y resulta que su base es desproporcionadamente grande. Basándose en comparaciones con animales vivos con cuernos, los investigadores creen que el del unicornio siberiano pudo llegar a superar el metro de longitud.

Combinado con su enorme y pesado cráneo, este gigantesco cuerno podría haber contribuido a que Elasmotherium sibiricum fuera incapaz de llegar a las hojas más altas cuando los pastos empezaron a escasear, lo que precipitó su desaparición. Sin embargo, los científicos se preguntan cómo un linaje que duró decenas de millones de años, y superó por tanto varios cambios climáticos, pudo sucumbir ante un evento de enfriamiento que fue relativamente suave.

La respuesta, por ahora, sigue siendo un enigma, aunque parece indicar, según el estudio, que no es necesario que se produzca un cambio climático importante para que una parte de la vegetación se vea afectada y las especies que dependen de ella se extingan. Todo un mensaje para aplicar a los tiempos actuales , en los que la mano del hombre, además, se ha sumado a los caprichos de la Naturaleza .

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