El poder de la intuición y las corazonadas: cómo despertar este talento

El experto en desarrollo personal, Ismael Cala, ofrece en su libro 'El arte de escuchar(te)' una guía para desarrollar el «tercer oído» que nos ayude a escuchar nuestra voz interior

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El poder de la intuición y las corazonadas: cómo despertar este talento

23/04/2024
Actualizado a las 18:27h.

Aprendemos a hablar desde pequeños, nos enseñan cómo pedir algo, cómo dar las gracias, cómo saludar…, pero no nos enseñan a escuchar ni a entender nuestro complejo mundo interior. En su libro 'El arte de escuchar(te)' (Diana), el experto en desarrollo personal Ismael Cala ( ... @ismaelcala) invita a activar el pensamiento crítico para descubrir nuestras sombras y nuestros secretos. Pero también es una llamada a trabajar la escucha profunda, esa que ayuda a revisar pensamientos y emociones, mejorar la conexión con el cuerpo, potenciar las relaciones personales y activar la intuición. Precisamente sobre esta última capacidad o habilidad centramos nuestra conversación con el autor...

En su obra plantea que la intuición es un proceso rápido como un rompecabezas mental, ¿Cómo son las piezas de ese rompecabezas?

Cuando nos referimos a la intuición hablamos de una de las formas diversas de inteligencia. Pero si uno se pone a analizar hasta dónde ha llegado la ciencia para comprobar cómo usamos la intuición lo cierto es que se obtiene algo curioso: una mezcla de inteligencia divina e inteligencia humana.

¿Por qué?

Porque participa el corazón. Y no sólo metafóricamente, pues aunque filósofos y poetas han relacionado con sus obras el corazón con la inteligencia de una forma artística, hoy sabemos desde el punto de vista científico que el corazón tiene su mente, con más de cuarenta mil neuronas y una compleja red de neurotransmisores que se conectan con el cerebro límbico, es decir, el emocional. Esto quiere decir que el corazón influye directamente en las emociones de las personas. Y esto quiere decir que el corazón tiene memoria.

Pero esta memoria no es lingüística. Y eso nos lleva a que el lenguaje del corazón no está hecho de palabras, sino que es más puro, limpio y sutil, menos estruendoso que el de la mente, que está lleno de ideas, de pensamientos y de juicios.

Entonces, ¿el corazón siente de una manera y la cabeza de otra?

Ni el corazón trabaja aislado de la mente, ni la mente del corazón. Están en un campo electromagnético en el que cohabitan y hay conexión permanente entre ellos. Lo único que tiene uno que saber es dónde está mi centro de comando.

Aquellos que fueron educados en el intelecto creerán que todas las decisiones y las ideas llegan desde la mente. Pero es cuando abrazamos el silencio, cuando se hace ese vacío en medio de todos los pensamientos que nos acechan, cuando nos llega la voz de la intuición.

¿Todos podemos ser intuitivos o potenciar la intuición?

Sí, siento que todos podemos ser intuitivos. Pero durante la infancia muchas personas aprendieron que la razón predominaba por encima de la intuición e incluso de la emoción. Y eso, con el paso del tiempo, ha hecho que ya de adultos nos hayamos negado a escuchar la voz de la intuición, pensando que la lógica es la que debe llevar la voz cantante en la toma diaria de decisiones.

En mi caso potenciar la intuición fue un proceso largo. Pero ahora lo hago a través de la práctica de meditación neurocientífica, contacto con la naturaleza y la música.

Y es cierto que aunque florezca desde el corazón, a la intuición se le da forma desde la mente. Me gusta explicar esto desde la frase: «El dato mata el relato». Esto quiere decir que si tengo datos para tomar una decisión lo más normal es que los use para decidir. Pero, ¿qué pasa si no tengo datos? ¿A quién acudo? Y aquí es donde defiendo la importancia de buscar el silencio, meditar y confiar en la intuición.

Aseguras además que lo que silencia la voz intuitiva es la necesidad constante de certezas...

Se silencia la intuición cuando uno se sintoniza todo el tiempo al ruido externo porque eso hace que este ocupe todo el espacio y secuestra la posibilidad de tener una mente alerta y al mismo tiempo serena y optimista. La mente necesita espacios de silencio para usar la intuición dentro de un proceso de meditación.

Cuando hablo de meditar no me refiero solo a hacerlo desde el silencio, pues también se puede meditar utilizando la intuición y la razón para construir una decisión.

El constante bombardeo al que estamos expuestos en las redes sociales y en internet, así como todos los estímulos que recibimos hacen que nuestro cerebro esté constantemente perturbado y que no esté enfocado. Voy a poner un ejemplo de esto: cuando alguien tiene notificaciones sonoras en el smartphone es casi imposible que esa persona pueda ser intuitiva pues todos sus procesos están siendo constantemente interrumpidos por estímulos externos.

El ego también es un gran enemigo de la intuición. Si uno escucha todas las cosas que el ego le dice y se las cree, su vida estará dominada por un dictador demasiado autoritario que cree estar defendiéndote todo el tiempo a pesar de que, en realidad, lo está haciendo desde un velo engañoso y desde una realidad fragmentada.

Una pregunta que puede ser útil cuando uno esté en calma es: Si tomo esta decisión, ¿es un camino que tiene corazón? Si la respuesta es sí, es una sensación de paz y tranquilidad. Si es que no, se siente un desasosiego, algo raro y te diría que también puede ser algo turbio.

¿Cómo podemos despertar la voz de la intuición?

Despertar de nuevo la voz de la intuición requiere un entrenamiento porque ha sido secuestrada por el ruido de la voz del ego, del intelecto y de la razón. Y para ello invito a reformular la frase de Descartes: «Pienso luego existo» por «Siento y pienso, luego existo» porque el sentir tiene una sabiduría y el pensar es conocimiento. La intuición y el sentir te conectan con la sabiduría de todo lo que existe mientras que el pensar solo te conecta con lo que está archivado en tu cabeza.

Lo cierto es que no se pueden comparar, pero le hacemos más caso al del pensamiento.

¿Por qué se prima el pensamiento?

En Occidente hemos sido entrenados desde el pragmatismo y desde un paradigma limitante que, por cierto, está muy vinculado a la ciencia. Y aquí tengo que decir que la ciencia se toma mucho tiempo, a veces siglos, para demostrar o para llegar a la sabiduría que ya existe.

Vivo con el paradigma de «creer para ver» (no con el de ver para creer) y con él se favorece la voz de la intuición porque no necesitas que algo sea visiblemente tangible para saber que existe. La intuición lleva a ver lo que no es visible, lo que no tiene forma y que llega a través de presentimientos, sensaciones y corazonadas. Y a partir de ahí se pueden construir realidades.

Y todo esto es probable que suponga una provocación para muchas personas y es algo que entiendo perfectamente pues lo habitual es vivir bajo un paradigma de lo tangible, lo sólido y lo que puede ser comprobado por alguno de los cinco sentidos.

Pero resulta que en realidad mis cinco sentidos solo pueden reportarme un porcentaje pequeño de la realidad que existe.

¿Y qué es lo que sería más efectivo para que la intuición despierte del letargo?

Despertando al niño interior que todos tenemos dentro. Pues de adultos somos personas densas, emocionalmente congestionadas...

Sonreír habla de la liviandad del ser. La intuición no aflora si estamos densos porque tendremos la mente llena de basura.

El primer ejercicio para aflorar la intuición es el llamado «vómito de la mañana». Para realizarlo tienes que escribir todas las mañanas en papel con bolígrafo y llenar tres cuartillas con todo lo que vaya llegando al espectro de tu mente sin censura, no hace falta que esté bien escrito, no es un ensayo literario. Cabe todo, mis cosas pendientes, mis decretos, mis afirmaciones aspiracionales... Y una vez que esa persona haya pasado un mes con esa dinámica leemos esas hojas y si vemos que lo que hay compromete nuestra salud mental porque hay demasiada basura, lo destruimos.

Con este ejercicio sacamos de la mente todos esos pensamientos viciados por un fenómeno interesante: cuando escribes algo tu cerebro interpreta que no te lo tiene que recordar tanto porque ya lo escribiste. Se libera espacio en la mente para que haya más silencio y menos ideas perturbadoras y se abre la inspiración y la creatividad. La intuición es la llave hacia tu inspiración.

Y otro ejercicio útil es darse un baño de naturaleza, en la forma que queramos y más nos interese: jardín, parque, montaña, playa.. En la naturaleza está la abundancia creativa de este mundo. Y eso también nos conecta con la intuición.

También ayuda a despertar la inteligencia intuitiva la admiración de la belleza a través del arte y de la música.

Además explica que cuando buscamos a menudo las opiniones de otras personas lo que hacemos es bloquear el conocimiento que nos ayuda a trabajar la intuición...

Me gusta contar una anécdota sobre este tema. Pasé una etapa de mi vida en Toronto y allí estudiaba inglés día y noche porque sabía que para instalarme allí tenía que entender bien el inglés. Y a los nueve meses de estar allí le pregunté a mi corazón si se sentía listo para someterse a un examen de admisión en la universidad para estudiar allí. Y la voz de mi intuición me dijo que sí, aunque mi cerebro me decía que no. Y también me dijeron que no dos amigas canadienses que me dijeron que esos exámenes eran difíciles y que no estaba preparado para ello porque llevaba muy poco tiempo allí. ¿Cuál crees que fue el resultado?

¿Aprobaste?

Fui a hacer el examen de admisión para saber si podía estudiar en la Universidad. Y no solo aprobé sino que me dijeron que no necesitaba clases de refuerzo para ello y que podía matricularme directamente. Para mí fue un desafío tremendo. Pero es un ejemplo sobre cómo escuché la voz de mi intuición en lugar de la voz de los otros o incluso la voz de mi cerebro.

Y en otras decisiones profesionales he escuchado la voz de la intuición y no al ego. La clave es sentir alivio.

Cuando entendemos el poder de las corazonadas aseguras que podemos saber cuándo seguir el instinto y cuándo seguir los datos pero ante esta premisa nos das un consejo: no enfrentar los datos y la intuición. ¿Por qué?

Tal vez esta idea simbólica lo esclarezca. Tenemos a nuestra disposición dos casas: la casa de la lógica y la mansión de la magia.

Cuando tengo que administrar algo y tomar decisiones operativas me voy a la casa de la lógica para saber con cuántos datos y con cuántas evidencias puedo contar para tomar una decisión funcional.

En la segunda se produce lo que aparentemente es improbable y termina siendo posible. Y ahí voy cuando necesito construir visión y sueños a largo plazo desde la intuición.

Y a lo largo del día voy y vengo a la casa de la lógica para tomar decisiones administrativas pero desde donde realmente construyo la visión de lo que quiero es desde la mansión de la magia. No hay que enfrentarlas. Pueden convivir juntas.