Qué es el ashtanga yoga y para qué sirve repetir siempre las mismas posturas
entrevista exclusiva
De raíces indias ancestrales, la práctica moderna fue diseñada por Pattabhi Jois en Mysore y es posiblemente el estilo más retador del yoga. Julia Napier, instructora y escritora, es uno de sus referentes
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Madrid
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Iniciar sesiónA veces, el final, sin que se revele en ese momento, es el principio. Algo así le sucedió a Julia Napier con el yoga. Lo descubrió en 2001, cuando su empresa de moda se iba a pique junto con el país, Argentina, al ... que había adoptado fervientemente -allí sigue viviendo décadas más tarde- tras conocer al que después se convirtió en su marido y padre de sus dos hijos. Ella, una estadounidense hija de dos psicólogos reputados y progresistas, estudiante de letras en Filadelfia y de escritura creativa en Londres, dio un vuelco al que parecía su destino al guardar sus títulos y mudarse a los confines de América, y un segundo golpe de timón la llevó a adentrarse en esta filosofía india y su práctica hasta convertirse hoy en una de sus mayores referentes.
Escritora, traductora y editora de los grandes autores actuales sobre el yoga, Napier (Filadelfia, 1974) es además instructora y practicante de la variante conocida como ashtanga, tal vez la escuela yóguica más física y exigente, por cuanto implica repetir siempre la misma secuencia de posturas dinámicas, una y otra vez.
De visita en Madrid para presentar el libro del psiquiatra y budista Mark Epstein, que ella ha traducido al español, la estadounidense se aviene a intentar explicar de manera fácil los intrincados mimbres del Ashtanga Yoga, un escarpado camino poliédrico hacia el interior de uno mismo que se recorre siguiendo un mapa fijo y personal (las clases no son guiadas, solo supervisadas y asistidas) de asanas coordinadas con la inspiración y la espiración.
«Desafiante a nivel físico y con una apariencia casi acrobática, el Ashtanga requiere fuerza, flexibilidad y resistencia. Los alumnos avanzados parecen flotar mientras los principiantes tiemblan en la postura del perro. Sin embargo, a pesar de los rigores físicos, los practicantes más experimentados de esta tradición concuerdan en que la clave es la respiración«, escribe Napier en su libro 'En la práctica'.
¿Qué es entonces el ashtanga?
Ashtanga, que significa 'óctuple camino', es un término desarrollado por sabios de la India hace miles de años. Patanjali, en el siglo III, habló de las ocho partes que tenía este método para «el control de las actividades de la mente». De él se desprende lo que entendemos habitualmente como ashtanga yoga, que incluye respiración, o 'pranayama'; meditación y práctica. Es un sistema de asanas fijas. El exponente máximo de esta práctica fue Krishnamacharia (1888-1898) y luego su discípulo Pattabhi Jois (1915-2009), quien fundó su escuela en Mysore y por eso se usa también este nombre para definir el estilo en sí.
En el ashtanga, el objetivo principal de la práctica es...
Experimentar la respiración como el motor del movimiento (y de la vida). Es una práctica dinámica que une el vinyasa con momentos de quietud y las secuencias de posturas, a mi gusto, son brillantes.
¿Cómo funciona una sesión?
Todos los días se hace la misma práctica y se va completando gradualmente. Si es ashtanga tradicional, a lo mejor uno llega el primer día y hace muy poquito, por ejemplo saludos al sol, y luego descansa y se va a casa. Al día siguiente vuelve y sí recuerda lo que hizo puede avanzar otro poco.
Es como aprender una coreografía.
Exacto, y parte de la práctica es justamente ejercitar un poco el mindfulness y recordar lo que uno ha hecho. En ashtanga no hay un instructor que te va dirigiendo, aunque se practique en una sala común la secuencia es individual. Te lleva un estado meditativo para el practicante, si está bien enseñado, y supone un progreso bastante paulatino. Una serie completa es realmente muy exigente.
La repetición nos ayuda a conocernos profundamente y a tomar contacto tanto con quienes somos como con la transitoriedad de la vida.
Julia Napier
Instructora de Ashtanga Yoga
Para muchos, es el yoga más difícil, aún más que las acrobacias que se ven en redes.
Se vuelve bien desafiante con el tiempo. Completar la primera serie sería difícil para cualquier ser humano, pero con tiempo y paciencia se puede.
¿Cómo es una serie? ¿Cuántas hay?
Una serie comienza por saludos al sol, luego viene una secuencia de posturas de pie y otra en el suelo y hay un cierre común a todas las series del ashtanga, que son seis en total. La base es la respiración y la concentración, aunque también es dinámica y demandante físicamente.
¿Qué serie haces en tu práctica personal?
Yo hago parte de la segunda. Tengo amigos que hacen la tercera, conozco cuatro personas que hacen la cuarta y a nadie que haga la quinta. Si alguien hace la sexta, sería toda una noticia. De todas formas, esta no es la meta.
¿Es para todo el mundo?
No es el estilo más popular. Bien enseñado sí lo es, pero esto no siempre sucede. Además el ashtanga requiere mucha paciencia, hay que ser capaz de hacer por ejemplo dos cositas un día y volver a casa, se avanza muy lentamente.
¿Para qué tipo de personas crees que encaja mejor?
Realmente es apto para todos, una práctica para toda la vida, pero enseñada de la forma correcta: gradual, individual, adaptada a cada individuo. No recomiendo nunca que un principiante haga una clase guiada, sino que arranque con el estilo Mysore. Las personas que suelen interesarse en el ashtanga son intensas y exigentes (¡yo soy una más!).
Julia Napier
'En la práctica'
- Editorial: El hilo de Ariadna
- Colección: Ananta
- Páginas: 368
- Precio: 17,30 euros.
¿Qué te enganchó a ti de esta escuela de yoga?
Me formé en varias escuelas distintas, pero esta fue la práctica que no pude dejar. Con el paso de los años, con lesiones y con todo me ha dado la oportunidad de observarme, de conocerme y de lograr una práctica corporal que es meditativa, algo que no me sucede con otros estilos de yoga. En ashtanga toda la responsabilidad de la práctica es mía, no puedo depositarla en el instructor, me da una auto observación que nunca había logrado.
Siempre la misma secuencia...
Las secuencias del ashtanga son brillantes. Tienen una especie de lógica corporal que hace que para mí sean mágicas.
¿Qué es lo principal que aporta repetir siempre el mismo orden en las posturas?
Repetir las mismas secuencias nos ofrece un espejo diario para vernos y registrar el cambio constante de la vida. Hoy me cuesta todo, hoy me siento genial, hoy me va más o me va menos. No podemos proyectar externamente lo que nos pasa, porque la práctica la guiamos nosotros mismos. La repetición también crea una cualidad meditativa y un descanso para la mente. De hecho, la palabra para práctica en sánscrito, 'abhyasa', significa 'repetir'. Con el tiempo, esta repetición nos ayuda a conocernos profundamente y a tomar contacto tanto con quienes somos como con la transitoriedad de la vida.
Recomendados por Julia Napier
Tres libros para aprender más sobre ashtanga yoga:
-
'El espejo del yoga', de Richard Freeman. «No es un libro sobre el ashtanga, aunque Richard es maestro de ashtanga yoga, pero ofrece una visión muy completay sintética del yoga que me parece imperdible para todo practicante».
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'El arte de vinyasa', de Richard Freeman y Mary Taylor. «Es tanto un manual de práctica como una exploración de los patrones internos de la práctica».
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'Yoga Mala', de Pattabhi Jois. «Es el libro definitivo sobre el ashtanga y retrata muy bien la visión tradicional de la práctica. Jois es reconocido como el 'padre' del ashtanga que se practica hoy, y su nieto, Sharath Jois, es el portador actual del linaje».
¿Qué recomendarías para alguien que quiere iniciarse en esta práctica?
Buscar un buen profesor o profesora y un ambiente sereno, sin que sea necesariamente serio. No soy muy fan de la ortodoxia, pero la estructura de la práctica tradicional nos puede aportar mucha estabilidad y sostén.
Sueles decir que el yoga no es ir a clases, sino mucho más, una filosofía y una forma de vida. ¿Cuáles son para ti los principales pilares de una vida yogui?
¡No separar nunca el yoga de la vida! Para mí, la falencia mayor es la frase, «voy a yoga». La idea, más bien, es experimentar el yoga en la vida cotidiana. Si no, no sirve de nada. Con un poco de suerte y de atención, podemos experimentar la polinización cruzada de los principios del yoga con la vida actual, es decir: estar presentes, superar las polaridades, transitar el camino del medio. El yoga se apoya en principios éticos y morales básicos (la no violencia, el desapego, el no robar, la honestidad), y una práctica verdadera nos pide estar al servicio de los demás. En el mundo actual, nada me parece más importante. Es fácil confundir la práctica espiritual con el narcisismo, como en esas fotos vistosas de Instagram, pero nada más lejos de la verdad: se trata de ubicar el vínculo con el otro en el centro de tu práctica.
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SuscribetePeriodista por curiosidad extrema, aficionada a contar historias, adicta a escribir para intentar entender el mundo. Presentadora y moderadora. En ABC, soy jefa de Estilo, sección de viajes, gastronomía, moda, belleza, decoración, lujo y bienestar. Podcast Abecedario del Bienestar.
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