Durante años las mujeres han convivido con una serie de mitos relacionados con el deporte en los gimnasios. Entre los principales, que el entrenamiento con pesas no está hecho para ellas o que deben trabajar muchas repeticiones con poco peso. Pero también los hombres se ... veían afectados por este tipo de creencias limitantes ya que muy pocos se acercaban a las clases colectivas, con excepciones como el spinning . El boy pump llegó hace años y rompió todos esos mitos, incorporando las pesas a las clases colectivas, permitiendo a las mujeres hacerse con mancuernas de carga considerable y a los hombres, participar en clases colectivas al ritmo de la música.
El body pump es una clase coreografiada en la que se repiten una serie de movimientos durante unos 55 minutos con una música seleccionada para tal fin. Siempre mantiene una misma estructura, pero el ritmo y el tipo de trabajo van variando en las distintas sesiones. Se trabaja con pesos libres, usando barras y discos y se entrenan todos los grupos musculares del cuerpo. Normalmente se hace a través de diez canciones de música y la clase se divide en tres grandes bloques: calentamiento, trabajo muscular y estiramiento. Con este método se trabaja la fuerza-resistencia, pero también la orientación, el equilibrio, el ritmo y la coordinación.
También pueden organizarse sesiones cortas e intensas que tienen una duración de entre media hora y 45 minutos en los que, igualmente, se trabaja pectoral, piernas, espalda, brazos y abdomen. Los movimientos son generalmente sencillos y se repiten, lo que hace que resulte fácil de aprender. El body pump trabaja los músculos por grandes grupos y utiliza movimientos básicos tradicionales como son la sentadilla, el peso muerto o el press de banca.
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Favorece el aumento de masa muscular.
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Ayuda a la pérdida de grasa.
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Fortalece la espalda y mejora la postura.
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Ayuda a la salud de las articulaciones.
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Aumenta la densidad ósea.
En general, las pautas para comenzar con el body pump son empezar con menos peso para adquirir las rutinas de movimiento, competir con uno mismo, no con los compañeros de la clase para ir mejorando y, por supuesto, disfrutar de la música. Lo más común es realizar entre dos y tres sesiones a la semana.
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