Nazareth Castellanos, neurocientífica: «El niño que come más comida procesada tiene más problemas sociales»
La experta destaca la influencia del intestino en el bienestar físico y mental de una persona
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Barcelona
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Iniciar sesiónEl funcionamiento del ser humano está plagado de dudas y misterios y buena parte de ellos tienen que ver con la conexión entre cuerpo y cerebro, lo que es fuente de decenas de investigaciones científicas que intentan entender cómo se coordinan todas las ... funciones vitales como un reloj perfectamente engranado y dirigido por el cerebro.
Sobre ello lleva tiempo investigando Nazareth Castellanos, una neurocientífica que tras trabajar muchos años en daño cerebral empezó a indagar sobre cómo la neurociencia se podía entender con ejemplos prácticos. Castellanos se ha hecho popular gracias a libros como 'El espejo del cerebro' o 'Neurociencia del cuerpo. Cómo el organismo esculpe el cerebro', donde expone la importancia de la respiración, el corazón o el sistema digestivo para el cerebro.
Castellanos acudió hace un tiempo a TV3 para hablar precisamente de este libro y allí defendió que tendemos a pensar que el cerebro va dando órdenes a todo el cuerpo cuando en realidad es nuestro organismo el que incide en el cerebro. Para ella hay tres ejes cruciales que esculpen el cerebro: el eje intestino-cerebro, el eje respiración-cerebro y el eje corazón-cerebro. La influencia del intestino es una de las más sorprendentes.
«Como si fuera el caldero»
«Es importantísimo el intestino, es como nuestra tierra, como un poco el caldero», ejemplifica Castellanos, que pone énfasis en la microbiota, es decir en el conjunto de bacterias y microorganismos que habitan en el intestino y que ella asegura que «influyen sobre nuestro comportamiento, principalmente en la infancia». Por ese motivo, ella defiende que hay que cuidar los hábitos alimentarios, ya desde que una mujer está embarazada, para cuidar la salud emocional de los niños.
La neurocientífica confirma que se ha visto que la comida basura que comen con frecuencia algunos niños y que en términos científicos es comida procesada y envasada o dulces, por ejemplo, «afecta al neurodesarrollo». «Hay un estudio, que a mí me hace mucha gracia, que correlacionaba la frecuencia con la que tomaban este tipo de basura con el número de rabietas», asegura.
Por ese motivo, Castellanos pide tener en cuenta la alimentación de la gestante, el bebé y luego el niño por su afectación «en el desarrollo de sus capacidades cognitivas y emocionales». «No digo que determine, pero hay una correlación con la gestión emocional del niño y del adolescente», asegura.
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Así, para ella, un niño que come más procesados es más irritable y tiene «más problemas sociales, más problemas de gestionar su propia emoción, más agresivos y menos capacidad de comprensión al otro, porque el intestino actúa mucho sobre el cerebro social». Castellanos confiesa que tras confirmar estos vínculos ella cambió sus hábitos alimentarios.
Castellanos ha incidido, en este sentido, que el intestino influye también en los procesos de aprendizaje puesto que todos los microorganismos que viven en el intestino juegan un papel crucial en los factores de crecimiento neuronal. Por se motivo recomienda, más que nunca, que en la infancia la dieta sea sana.
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