Huida, no exiliada

Poco valen sus ideas cuando no parece dispuesta a sacrificar nada por ellas

Marta Rovira no se ha exiliado. Como Puigdemont, Rovira se ha fugado. Poco valen sus ideas cuando no parece dispuesta a sacrificar nada por ellas. Decir que se fue al exilio es mancillar esa palabra, además de una inexactitud periodística y una incorrección lingüística. Exilio ... suena a destierro, a olvido, a refugio ante al castigo. Lo de Rovira es una huida, una deserción cobarde, tras emponzoñar y fracturar la convivencia entre los catalanes, tras la permanente invocación a una oculta fuerza que podría llevarse por delante el Estado de derecho de una democracia como la española. En la mañana de ayer las televisiones no dejaron de aventar la noticia de una marcha al exilio, dando a entender que el Tribunal Supremo no tiene legitimidad y que la democracia española no ofrece garantías suficientes para desenvolver el libre juego político. Ellos, y solo ellos, se han empeñado en quebrar las reglas del juego y ahora se sorprenden de que la Justicia actúe. ¿Contra quién creían que se enfrentaban?... En democracia hay que asumir las responsabilidades. Marta Rovira ha preferido huir.

Huida, no exiliada

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