Sacyr: «La tecnología de desalación es espectacular para poder solucionar problemas de abastecimiento»

-¿Cómo es gestionar la sostenibilidad en una multinacional con tantas divisiones y decenas de países?

-Durante muchos años venimos trabajando desde el propio negocio, de forma muy coordinada, muy transversal y muy permeable en todas las estructuras, porque estamos muy diversificados, pero ya no solamente desde el punto de vista de sostenibilidad, sino desde cualquier otra función. Si no tienes una estructura bien organizada para tener esas relaciones entre la matriz, los negocios, los países y funciones que hay desde el punto de vista transversal es complicado llevar ya de por si el negocio.

-En su informe integrado de sostenibilidad ponen a esta como un pilar y un plan 2021-2025… ¿cómo de desarrollada está esa hoja de ruta?

- Pues mira, tenemos el pilar realmente de sostenibilidad, empieza un poquito antes en el Plan Estratégico de negocio. Tenemos cinco ejes que están condicionando las decisiones más relevantes que estamos tomando en la compañía y, en su mayor parte, son económicos o financieros. Tenemos también otros dos ejes muy importantes como es el talento y la sostenibilidad, con lo cual la sostenibilidad ya está condicionando desde el principio las decisiones más importantes de negocio. Fruto de esto tenemos nuestro plan estratégico específico de sostenibilidad donde recopilamos más de 300 iniciativas e indicadores a 2025, 2030 y 2050 y lo que hacemos es velar por su cumplimiento. Acabamos de reportar al Consejo de Administración un avance del 71% teniendo en cuenta iniciativas a corto, medio y largo plazo.

-Ese plan de Sacyr Sostenible se basa en cinco ejes: personas, medioambiente, comunidades, gobernanza y después es uno más, que es la cultura de la sostenibilidad. ¿Cuál es el más complicado de trabajar?

-No sé si va a quedar bien decirlo, pero el de la gobernanza. Es un ámbito donde se mezcla mucha regulación y nosotros estamos en una veintena de países y cada uno es diferente.

-¿Y cómo transmiten esa cultura a toda la compañía en todos los países?

-Un poco de esa cultura viene de la innovación. Tenemos un área específica que es cultura de innovación, donde hemos puesto siempre mucho foco para compartir entre todos qué hacemos. Eso lo hemos copiado y lo hemos llevado al ámbito de sostenibilidad para que todo el mundo tenga esa sensibilización y ese conocimiento. Creo que todo el mundo tiene una idea relativamente vaga de lo que es la sostenibilidad, pero queremos que se sepa muy bien qué es la sostenibilidad y qué iniciativas estamos haciendo. Tenemos un compromiso como gran organización de generar impacto positivo en el medioambiente, en la sociedad y en nuestros empleados. Pero, además, también tenemos una obligación legal y nos está ayudando a tener un valor real para la compañía, porque estamos consiguiendo financiación, porque somos una empresa sostenible y lo estamos demostrando. Las entidades financieras cada vez ponen más foco en esto.

-¿Aprietan mucho los bancos e inversores en este sentido?

-Hay un apetito por financiar todo lo que seamos capaces de demostrar que es verde o social tremendo, con lo cual es una verdadera oportunidad. Nosotros, afortunadamente, lo estamos haciendo bien y estamos muy bien posicionados. En menos de dos años hemos conseguido más de 1.100 millones de euros, con distintos instrumentos de financiación, con marca social o medioambiental, lo cual es una pasada. Estamos consiguiendo contratos brutalmente interesantes para la compañía, donde el ser sostenibles y el saber hacer las cosas sostenibles es un plus. Además, otro tema que nos está empujando muchísimo es todo el mundo inversor, porque si eres capaz de demostrar que eres una compañía sostenible, muchísimo mejor. La gente cada vez lo tiene más claro, con lo cual también nos está trayendo más inversores. Con lo cual, para nosotros, desde el punto de vista sostenible, estamos viviendo una época dorada.

-Habla de ser sostenible, ¿cómo de sostenible es el sector de la construcción?

-Es un sector muy difícil de descarbonizar, porque la cadena de valor es muy amplia y fragmentada, porque está el cliente, los proveedores, los subcontratistas, los socios y los financiadores. Tenemos que ser conscientes de que tenemos que trabajar de la mano. Nuestro cliente tiene que estar cada vez más concienciado de incorporar criterios sostenibles a la hora de diseñar. En Europa, tenemos muy claro que vamos hacia esa línea y cada vez está viniendo regulación más importante alrededor de ello, con lo cual aquí hay que evangelizar poco. Pero en otros países, fundamentalmente latinoamericanos, obviamente tienen otras prioridades y el precio es un componente muy importante y quizá no tanto los criterios relacionados con la sostenibilidad. Estamos intentando, cada vez más, incorporar esos criterios de sostenibilidad en nuestras relaciones con los clientes para que a la hora que ellos propongan el hacer una carretera, una planta de tratamiento de agua o gestión de residuos los adopten. Es muy importante la colaboración con los proveedores, muchos de ellos ya tienen esa conciencia sostenible, pero a otros hay que ayudarles.

-¿Cómo lo hacen? ¿Invierten en ellos, les ponen en contacto con otros agentes?

-Cada vez que tenemos un proyecto, definimos nuestro plan de descarbonización, porque no es lo mismo una carretera, un hospital o una planta de agua. Tampoco es lo mismo en España con una normativa específica y unos proveedores claros que irte a Chile. Teniendo en cuenta todo esto diseñamos qué podemos hacer y lo primero que hacemos es buscar proveedores alineados con nuestra política de sostenibilidad y, sobre todo, que sean locales. Incorporamos también que se apoyen en la economía circular y se reciclen los residuos. Además, hacemos labores formativas con los proveedores para sensibilizar y lo hacemos con los proveedores. Eso sí, hay muchos sectores en los que no los podemos obligar a ser igual de sostenibles que nosotros.

-¿Y de los más de 50.000 proveedores que tienen se ha caído alguno por no cumplir sus exigencias en sostenibilidad?

-Sí. Cuando empezamos a trabajar con un proveedor hacemos un trabajo de homologación que varía a lo largo de los años y los lugares. Hacemos un examen de cumplimiento ambiental y de derechos humanos, utilizamos una herramienta externa y si no cumplen intentamos hablar con ellos y ver cómo les podemos ayudar. Hay líneas rojas que si no se cumplen, también repercuten en nuestro negocio, tanto sociales como ambientales.

-Se habla mucho de la descarbonización del sector y sobre todo técnicas para lograrlo. Hasta ahora se usa la compensación… ¿El futuro pasa por la captura de CO2 o por la investigación de nuevos materiales?

-Tenemos muchísimos proyectos de innovación. Tratamos de investigar cómo podemos volver a incorporar a nuestra cadena de valor nuestros residuos o cómo usar los de otras industrias. En Chile, por ejemplo, hemos reducido las emisiones usando el vidrio de los residuos de Santiago de Chile. La prueba salió bien y ahora lo estamos escalando al usarlo en la construcción de un hospital. En La Palma, trabajamos en un proyecto de investigación para usar la ceniza en el proceso de construcción.

-Saltemos a las concesiones y hablemos de Sacyr agua. Ustedes trabajan con varias desaladoras, en el momento de sequía que vivimos… ¿Por qué no es una alternativa?

-No podemos condicionar desde ya cuáles van a ser las tecnologías que nos van a ayudar a la descarbonización. La tecnología avanza tan rápido que lo que tenemos es que dar libertad en un entorno totalmente competitivo y en un entorno totalmente de investigación, y esto me lo llevo al terreno del agua. Es un bien escaso y tenemos un problema, por qué vamos a limitar las herramientas y las tecnologías que tenemos a día de hoy para poder dar agua con cabeza. La tecnología de desalación, bien empleada, es espectacular para poder solucionar problemas de abastecimiento.