Aceptar para entender y atender (ya) el cambio climático

¿Se entiende la emergencia climática? De forma sencilla. Hemos llevado a tal extremo la explotación del planeta que la capacidad de la Tierra a regenerarse y a ajustarse a nuestras interacciones está llegando a su fin.

Estamos en un momento en el que, sí o sí, estas señales de alarma deben ser entendidas y atendidas y, para ello…, el camino imprescindible es la aceptación, en lugar de la negación. Cuando las personas aceptamos no solo somos capaces de entender, sino también de atender. Podemos adaptarnos, cambiar comportamientos y estilos de vida. Es posible.

La ciencia ha aportado los datos suficientes para que la emergencia climática sea entendida y aceptada. Según datos del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), «la quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de la energía y las tierras durante más de un siglo han provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Como resultado, se han producido fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y más intensos que han generado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo».

Necesitamos pasar a la acción y para eso, los gobiernos, las empresas y los poderes que mueven los hilos de los grandes lobbies deben aceptar que no hay otra salida para atender la emergencia climática y la crisis ecológica global si no es desde la aceptación.

Todavía hay esperanza. Si actuamos de manera urgente, la Tierra podrá recuperar el equilibrio. También lo dice la ciencia. El último informe del IPCC afirma que: «La incorporación de una acción climática eficaz y equitativa no solo reducirá las pérdidas y los daños para la naturaleza y las personas, sino que también aportará mayores beneficios». En este sentido, el propio grupo de expertos afirma que «si actuamos ahora, aún es posible garantizar un futuro sostenible y habitable para todos».

Las miradas están puestas en la próxima Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático: la COP28. Muchos retos para blindar la adaptación al cambio climático con la ambición necesaria que podría garantizar un cambio de rumbo. Confiemos.

Cada una de nosotras debemos aceptar y cambiar. El actual modelo del supuesto bienestar no funciona. Nos está empobreciendo a fuego lento a toda la humanidad. Por pura ética debemos aceptar la emergencia climática y cambiar nuestros hábitos diarios. Más de ocho mil millones de personas podemos transformar la relación que tenemos con el planeta para que sea más justa, más sostenible, más amable, más armoniosa.

Cada día vivimos, sentimos y sufrimos más evidencias en nuestras vidas de fenómenos extremos. Al otro lado del globo, pero también aquí. Inundaciones, sequías, olas de calor... empiezan a formar parte de la realidad sin que le prestemos la atención que merece a su origen.

El último Informe sobre el Estado del Clima 2022, apunta que «a lo largo del año, los fenómenos climáticos y meteorológicos peligrosos provocaron nuevos desplazamientos de población y empeoraron las condiciones de muchos de los 95 millones de personas que ya vivían desplazadas».

Atendamos la emergencia climática. La luz roja está en constante parpadeo. La Tierra está gritando que necesita tiempo para equilibrar los recursos que permiten la vida. Debemos cambiar el modelo de producción y consumo. Como ha anunciado el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, «debemos duplicar la eficiencia energética, triplicar la capacidad de las energías renovables, reducir el metano del sector energético en un 75%, garantizar el acceso universal a la energía, y acelerar una eliminación justa y equitativa de los combustibles fósiles, todo ello para 2030».

Tenemos todas las herramientas para alcanzar el éxito, tenemos los datos y las soluciones sobre la mesa. Debemos dejar de resistirnos y aceptar. El Día internacional contra el Cambio Climático debe entenderse no desde la lucha, sino desde la aceptación. Si las personas logramos entender la emergencia climática seremos capaces de cambiar el paradigma social y ambiental.

Las pajareras y los pajareros tenemos la suerte de que las aves nos ayudan a estudiar y, por tanto, entender esa emergencia. Observamos como el cambio global transforma progresivamente los hábitats poniendo en peligro a muchas poblaciones de aves, a su distribución, a su migración y a su fenología.

Como pajarera invito a todas las personas, desde su responsabilidad individual, y atendiendo a su responsabilidad política, económica y social, a abstraerse y detenerse para reflexionar. El ejercicio de la observación permite entender y aceptar los cambios. Solo así podremos desarrollar y aplicar herramientas para adaptarnos a la emergencia climática y revertir la situación para emprender un futuro más resiliente, próspero, pacífico, justo y natural.

Que se acepte, se entienda y se atienda… Sin justicia climática no habrá justicia social.