SEMANA GRANDE
¿El principio del fin en San Sebastián?
Hermoso de Mendoza sale a hombros en el arranque de la Semana Grande y Castella corta una oreja con encastados toros de Alcurrucén

Un cañonazo ha abierto las fiestas de San Sebastián. Precisa Pedro Rodríguez, en ABC, que esa tradición nació en una fecha tan «remota» como 1993. La Semana Grande, unida a los toros, surgió, por iniciativa de José Arana, en 1875: 118 años antes . Y está demostrado que los donostiarras eran aficionados a correr toros desde el siglo XVI... Algo con tan escasas raíces es lo que el alcalde de Bildu quiere relegar frente a las «actividades deportivas o de otro tipo» (sic). Seguro que así atrae a cientos de miles de turistas, agradecidos...
El comienzo de una Feria taurina suele ser motivo de alegría. Al ver cómo recoge firmas, a las puertas de Illumbe, la plataforma «Toros en Donosti, sí» , me invade la melancolía: quizá sólo quedan seis corridas de toros, hasta el próximo sábado...
Pablo Hermoso de Mendoza, que viene de triunfar ante el Rey de España, revalida aquí su triunfo: dos orejas y salida en hombros. Los toros de Alcurrucén, encastados, deparan una tarde de interés. Castella corta un trofeo; Jiménez Fortes muestra su voluntad.
La flojedad del primer toro, muy parado, desluce la maestría de Hermoso de Mendoza. Brilla con «Chenel» , que galopa de lado, y con «Ícaro», que deja llegar muy cerca a la res. Pero, como tantas veces decimos de los de a pie, necesita más enemigo.
Lo encuentra en el cuarto, que, después del primer rejón, embiste con codicia: Pablo lo lleva prendido a la cola del caballo. Se luce «Manolete» en las vueltas, en la cara del toro; con «Pirata», logra un gran par a dos manos y hace alardes, agarrando los dos pitones. Acierta al matar: la muerte espectacular pone en sus manos los dos trofeos.
Mi vecina me señala, con asombro, que, esta tarde, todos los toros doblan en el centro del ruedo: un síntoma claro de su casta brava.
El primero de Alcurrucén embiste con codicia, mete bien la cara (lo mismo harán todos sus hermanos); por la izquierda, saca genio. Castella liga muletazos por la derecha con valor sereno. Como el toro no es la tonta del bote, la faena tiene emoción y mérito. La rubrica con una estocada: oreja.
El quinto, justo de fuerzas, embiste algo rebrincado. Castella lo recibe en tablas. La faena es desigual: alternan los naturales limpios con los enganchones pero el bondadoso público agradece la entrega del diestro francés, que, al final, se mete entre los pitones . La estocada defectuosa impide el premio.
El tercero, un precioso colorao ojo de perdiz, es incierto, tardea pero embiste con nobleza. Jiménez Fortes , sin dudarle, adelanta la muleta y abre el compás, pero el toro se vuelve con rapidez, poniéndole en apuros. Abusa de los circulares invertidos, al final de la faena, y de las manoletinas (dos modas actuales de las que no es fácil librarse). Alarga demasiado la faena, mal rematada con los aceros.
El último, abanto, recibe dos buenos puyazos de Tito Sandoval : tardea pero va, pegajoso. Jiménez Fortes no logra quitárselo de encima. Faena voluntariosa, aguantando parones; se justifica en las cercanías. Otro vez recurre a los circulares invertidos: un verdadero «tic», que debía moderar. Y alarga demasiado la faena. En resumen, muestra más valor que dominio .
¡Qué hermoso es ver a un toro encastado, en el centro del ruedo, resistiéndose a morir! ¡Qué armonía en la perfecta conjunción del toro y el caballo que monta Pablo Hermoso de Mendoza! ¿Por qué un alcalde va a impedir que los donostiarras que lo deseen disfruten con estas bellezas? ¿Por qué?
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