Pedro Sánchez no encuentra refugio en el exterior por sus roces con EE.UU.
El presidente, excluido de la cumbre europea con Trump, solo acude a una reunión de balance posterior
La negativa a aumentar el gasto en defensa y el acercamiento a China agrandan la distancia con la Casa Blanca
La gestión exterior de Sánchez aparta a España del bloque europeo en las negociaciones
Corresponsal en Bruselas
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Iniciar sesiónEl presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido a última hora participar en la reunión virtual de líderes europeos en la que han sido informados de los resultados de la conversación que han tenido los máximos dirigentes de Alemania, Francia, Reino Unido, Polonia ... y Finlandia, así como los presidentes de la Comisión y el Consejo europeos y el secretario general de la OTAN, con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el norteamericano Donald Trump. Según fuentes de La Moncloa, la decisión sería la continuación de una política activa en el grupo de la llamada coalición de voluntarios en apoyo a Kiev, en la que España ha tenido una participación intermitente, aunque en estos momentos eso nos sitúe en una posición de segunda fila en Europa.
Después de su obstinación en la cumbre de la OTAN en La Haya, los últimos gestos del Gobierno respecto a los intereses chinos en sectores estratégicos y la decisión de anular por razones ideológicas los planes de compra de modernos cazabombarderos norteamericanos que necesita la Armada, no han sentado nada bien en Washington. Por ello, los socios europeos más activos en la cuestión ucraniana, especialmente el canciller alemán Friedrich Merz y el presidente francés Emmanuel Macron, que mantienen una política mucho más sutil en relación a Washington, habrían preferido limitar el número de asistentes a la conferencia principal.
Es más, aunque el Gobierno sostiene que ha participado «desde el principio» en los trabajos de la coalición proucraniana y ha destacado su importancia en la política exterior nacional, lo cierto es que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares había proclamado a principios de año que su «principal objetivo» en política exterior era la inclusión del catalán, el euskera y el gallego en la lista de lenguas oficiales de la UE, una gestión que ha desgastado en gran medida su capacidad de maniobra en otros asuntos más relevantes. Todos los intentos que ha llevado a cabo en el Consejo de ministros de Asuntos Generales han fracasado y en el último varios países llegaron a expresar su incomodidad ante la obstinación de Albares y de su secretario de Estado para Europa.
Visita de Estado
De hecho, España está viviendo un período inédito de irrelevancia en política exterior. Desde mayo de 2023, no ha recibido ni una sola visita de Estado y por ahora no hay ninguna prevista en el calendario a medio plazo, lo que no había sucedido desde los primeros años de la democracia. La última visita de Estado fue la del actual presidente colombiano Gustavo Petro, cuya gestión suscita no pocas polémicas en su país.
La ausencia de contactos diplomáticos con dirigentes de otros países se considera una señal de que el país suscita poco interés en estos momentos. Algunos comentaristas han sugerido que se debería a la política deliberada de limitar el papel del Rey Felipe VI que es el protagonista en este tipo de acontecimientos. El primer jefe de Estado extranjero que visitó España después de que Pedro Sánchez accediese a la presidencia del Gobierno fue precisamente el chino Xi Jinping en el otoño de 2018.
La reunión virtual a la que asistió Sánchez desde la residencia oficial donde pasa sus vacaciones en Lanzarote se dedicó a informar a los dirigentes europeos que no estaban presentes en la que había tenido lugar previamente con el presidente estadounidense. En esa primera reunión, los países más involucrados en la defensa de las posiciones ucranianas intentaron explicar a Trump que no puede llegar a un acuerdo con el presidente ruso Vladímir Putin sin tener en cuenta a Ucrania. España también firmó la declaración conjunta de los aliados europeos para sostener la posición de Ucrania y la defensa de la integridad de sus fronteras ante la cita de Alaska entre Trump y Putin el viernes.
En los últimos meses, Sánchez se ha dedicado a tratar de convencer a otros países para que le sigan en su reconocimiento de Palestina, lo que ha ahondado las divisiones en el seno de la UE, y a proclamar que no piensa cumplir con el objetivo de gasto militar acordado por los demás países de la OTAN. Ha viajado a Pekín para mostrar su simpatía por el régimen chino cuando la Comisión Europea estaba pidiendo todo lo contrario y ha aceptado la firma de contratos entre el Ministerio del Interior y la empresa Huawei, de la que se sospecha que trabaja a las órdenes del Partido Comunista chino.
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