Centuriones y gladiadores en revuelta pelean contra la policía municipal en el Coliseo

Protestan contra la decisión del Ayuntamiento de alejarlos de las zonas arqueológicas, con el fin de combatir el degrado y los abusos que cometen muchos de ellos. Hasta ahora, malamente vestidos y disfrazados de gladiadores o centuriones , se ganaban la vida con las propinas de los turistas posando para hacerse fotos. Algunos abusaban y pedían cifras astronómicas, hasta 100 euros, creando más de un conflicto e incidentes con la policía.

La Consejería de Cultura de Roma estudia la posibilidad de regularizar su situación, ofreciéndoles un carnet y un área de trabajo, exigiéndoles a cambio un mayor decoro y respeto a los turistas, evitando su acoso, y que se disfracen con buen estilo de gladiadores o centuriones, y no de manera desharrapada como lo hacían hasta ahora, con viejas zapatillas de deporte y camisetas modernas, y túnicas haraposas. Además, deberían conformarse con la contribución voluntaria del turista que desee hacerse con ellos una foto. Pero mientras tanto, el Ayuntamiento romano ha ordenado su expulsión de la zona del Coliseo.

Además de trabajar en algunas de las zonas más turísticas de Roma, como el Coliseo, Foro romano, Fontana de Trevi o Panteón, los gladiadores y centuriones temen que puedan ser echados definitivamente del Coliseo y que se les conceda otras zonas menos simbólicas. De ahí su protesta.

A pesar de que el Ayuntamiento ha prohibido que por ahora sigan trabajando, centuriones y gladiadores han vuelto este jueves a la zona del Coliseo. Dos de ellos subieron al segundo piso con una pancarta en la que pedían poder seguir trabajando en el Coliseo y centro histórico de la capital. Cuando la policía los desalojó, sus compañeros intentaron «liberarlos» y los apoyaron, mientras gritaban: «Nosotros queremos trabajar, de aquí nos nos vamos». Ante la escena de un enfrentamiento de policías con centuriones y gladiadores, que tenía aire de folclore, un grupo de turistas los han aplaudido y mostrado su solidaridad al grito de «estamos con los centuriones».

El caso de los centuriones es ya viejo y se arrastra desde varias administraciones. La actual, de centro derecha, está también dividida sobre el tema, entre la hipótesis de una reglamentación que les permita trabajar en el centro de la capital y una posición más drástica que desea alejarlos de las zonas más turísticas.