Treviño, enclave de uniones y desencuentros
El Condado burgalés se sitúa de nuevo como punto de friccion entre ambas comunidades
MAR GONZÁLEZ
El Condado de Treviño, enclave burgalés en el País Vasco, vuelve a estar en el punto de mira de las dos comunidades autónomas con las que convive. Su pertenencia a Burgos es cuestionada por los grupos independentistas, sobre todo cada vez que se aproxima un ... periodo electoral, mientras desde el Ayuntamiento, gobernado en estos momentos por el PP, se aboga por la colaboración con todas las instituciones para prestar servicio a sus vecinos. Los treviñeses, ajenos a todos los movimientos de su entorno, se preparan para participar el próximo abril en la korrika, una carrera para la defensa y promoción del euskera.
No es la primera vez que lo hacen ni que acogen una fiesta de estas características. Ya en el año 2001 miles de personas se dieron cita en este enclave burgalés para celebrar el «Araba Euskaraz», la fiesta anual que organiza la Federación de Ikastolas de Álava para promover la cultura vasca y el euskera y en la que participó el entonces lendakari, Juan José Ibarretxe.
En aquel momento, gobernaban los ayuntamientos del Condado de Treviño grupos independentistas que reivindicaban la anexión a Álava y llegaron incluso a firmar acuerdos bilaterales con el Gobierno vasco que fueron denunciados por la Junta de Castilla y León —a quien no se consultó la rúbrica— y anulados por el Tribunal Supremo en 2008.
Fueron años de enfrentamientos entre las dos comunidades autónomas y de varios intentos de acercamiento con la celebración incluso de una comisión mixta celebrada en el año 2002 en la que participaron el entonces consejero de Presidencia y Administración Territorial, Alfonso Fernández Mañueco, y la vicepresidenta del Gobierno vasco, Idoia Zenarruzabeitia. Dos años antes, se había reunido ya en la Diputación de Burgos la ponencia técnica interinstitucional con la presencia de María José Salgueiro, entonces secretaria general de la Consejería de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, y Sabino Torre, director de desarrollo económico del Gobierno Vasco.
Estos fueron los últimos encuentros formales entre los gobiernos de Castilla y León y el País Vasco, aunque la situación política en el enclave se ha normalizado en gran medida a partir de la llegada a la Alcaldía en 2007 de la popular Inmaculada Ranedo con el apoyo del PSOE. Este acuerdo entre las dos formaciones mayoritarias en España parecía una premonición de lo que dos años después ocurriría a la inversa en el Gobierno vasco, cuando el socialista Patxi López consiguió el respaldo del PP para su investidura como primer lendakari no nacionalista.
«Cambio sustancial»
Tras el cambio de signo en el País Vasco, la alcaldesa del Condado, Inmaculada Ranedo, reconocía a ABC que la relación con el Gobierno vasco del PNV fue siempre «cordial», pero consideraba que se había producido un «cambio sustancial» y, en su opinión, sería «mucho más fácil que las dos administraciones se pongan de acuerdo en muchas cosas».
Sin embargo, hasta ahora, el tiempo no le ha dado la razón y en este año y medio, el nuevo lendakari, Patxi López, ni siquiera ha respondido a las dos cartas enviadas por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera en busca de colaboración, y Treviño resurge de nuevo como uno de los motivos de fondo esgrimidos desde la Lendakaritza para anular la reunión entre ambas administraciones en principio fijada para mañana y que fue anulada desde Vitoria.
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