Mas no supera la primera vuelta y se encomienda a PSC y PP
Los socialistas están dispuestos al pacto, pero dicen que el apoyo en el Congreso no basta
M. J. CAÑIZARES/I. ANGUERA
Artur Mas se encomendó ayer a PSC y PP para ser investido mañana presidente de la Generalitat, después de que todos los grupos parlamentarios votaran en contra de su designación. Como ya era previsible, perdió la votación por 62 votos a favor —los de su ... grupo— y 73 en contra, los del resto de formaciones. El líder nacionalista necesitaba mayoría absoluta para superar este trámite y, al no conseguirla, tendrá que convencer al menos a un grupo para que se abstenga en la votación del jueves, en la que necesita mayoría simple.
Los nacionalistas quieren mantener su estrategia de equidistancia de aquí a las próximas municipales, por lo que aspiran a que tanto socialistas como populares se abstengan «por responsabilidad», según palabras del propio Mas. Incluso desearían que ERC se sumara a ese voto neutro, algo que según el discurso de su líder, Joan Puigcercós, es probable.
Sin embargo, ni PP ni PSC han garantizado su abstención. Mientras la presidenta de los populares catalanes, Alicia Sánchez-Camacho, ha insistido en la amplia sintonía que su partido tiene con CiU en materia económica, la apuesta de Mas por una transición nacional y el pacto fiscal complica su apoyo. Por su parte, el PSC no quiere verse excluido de la estrategia de pactos. Populares y socialistas tampoco quieren cerrar puertas de cara a las elecciones generales.
Pacto por escrito
Aún así, los socialistas catalanes son conscientes del coste que tendría para CiU aparecer como prisionera de los votos populares en la primera votación de la legislatura y quieren hacerse valer en la negociación de la investidura. Por ello, se niegan a fijar sus objetivos —es Mas quien necesita los votos, recuerdan— pero advierten de que exigirán un «pacto por escrito» para dar su aval al nuevo president. «Sin nosotros no hay consenso», le advirtió Joaquim Nadal a Mas tras insistir una y otra vez en que su mayoría no absoluta puede hacer a su gobierno muy frágil.
Una debilidad que los socialistas podrían aprovechar también para «colocar» a sus afines en empresas y organismos autónomos o para conservar el poder en organismos municipales como el Consejo de alcaldes, ahora que el ámbito municipal vuelve a ser su último refugio.
Quien reitera su intención de votar en contra de Artur Mas es el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, que advierte de que la propuesta identitaria del futuro «president» aboca a Cataluña al abismo. Rivera instó a Mas a no convertirse en el «Ibarretxe catalán» pues, según dijo, el impulso de ese modelo de «privilegio fiscal» es la «primera estación en el camino hacia la independencia». En su intervención, Rivera dijo que no apoyará a quien no cumple con las sentencias del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto o la lengua y acusó al dirigente nacionalista de olvidar que, como diputado, prometió respetar la Constitución.
En su respuesta, Mas dijo que no renuncia a sus objetivos nacionalistas y defendió la inmersión lingüística como única vía de que algunos catalanes desarrollen su identidad.
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