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Sewol, el naufragio que hundió a Corea del Sur

Al cumplirse un año de la tragedia, las familias de los 304 fallecidos, la mayoría estudiantes, exigen aclarar este accidente plagado de irregularidades y corruptelas

Sewol, el naufragio que hundió a Corea del Sur PABLO M. DÍEZ

PABLO M. DÍEZ

En el peor accidente en la historia reciente de Corea del Sur, el barco Sewol se hundió hace justo un año mientras navegaba hacia la isla turística de Jeju con 476 pasajeros a bordo . Al principio se anunció que casi todos ellos habían sido rescatados con vida, pero lo que parecía una exitosa operación de salvamento se tornó luego en una tragedia nacional. Aunque el ferry tardó un par de horas en hundirse, perecieron 304 pasajeros. De ellos, 250 eran estudiantes del instituto Danwon de Ansan, cerca de Seúl, que iban en viaje de estudios a esta popular isla enclavada al sur de la Península Coreana.

Mientras el barco volcaba sobre uno de sus costados, la mayoría de las víctimas se quedó atrapada en sus camarotes porque el capitán, Lee Jun-seok, les ordenó por megafonía que no se movieran y esperaran la llegada de las lanchas de salvamento. Pero él y 14 miembros de la tripulación fueron de los primeros en abandonar la nave, dejando a los pasajeros a merced de una muerte segura . Por esta negligencia y dejación de funciones, el capitán y sus hombres fueron condenados en noviembre a penas que van, respectivamente, desde los 36 hasta los cinco años de prisión.

Su cobarde actuación fue tan solo el principio de lo que luego se convertiría en un escándalo que aún tiene traumatizada a la sociedad surcoreana. A la magnitud del desastre, impropio de un país tan moderno y desarrollado, se sumaron la lenta actuación de los equipos de rescate, la deficiente actuación del Gobierno y el descubrimiento de numerosas irregularidades y corruptelas que desembocaron en la tragedia.

Tras zarpar del puerto de Incheon bajo una espesa niebla, el Sewol se hundió el 16 de abril del año pasado porque su carga, que rebasaba su límite, se desniveló y le hizo volcar. Así lo desveló la investigación policial, que registró las oficinas de la naviera tras la huida su dueño, Yoo Byung-eun, de 73 años. Fugado durante meses, en junio apareció muerto, probablemente tras suicidarse carcomido por la culpa. Tal y como descubrieron los investigadores, había ahorrado gastos en seguridad y personal para desviar ilícitamente fondos de la empresa a las cuentas de su familia. Con antecedentes por fraude, pertenecía además a un oscuro culto religioso relacionado con un supuesto suicidio colectivo de 32 personas en 1987. Entonces, la Policía le interrogó porque el dinero de algunos de los suicidas había ido a parar a sus cuentas, pero quedó en libertad por falta de pruebas.

Desde el naufragio, que desveló la cara oscura del «milagro económico» surcoreano y la connivencia entre los magnates y las autoridades para burlar la ley, las familias de las víctimas vienen protagonizando una cruzada para que se conozca toda la verdad. « Jamás imaginé que algo así podría ocurrir en Corea del Sur », se lamentaba a ABC el pasado mes de agosto Kim Sungsil , que perdió a su hijastro de 18 años. El último mensaje que este le envió a su móvil aún seguía partiéndole el corazón: «Mamá, te quiero, te quiero, te quiero. Papá, hermanita, estoy tan preocupado. No vengas nunca en un viaje escolar».

En noviembre, el Parlamento aprobó la creación de un comisión de 17 miembros para investigar el accidente. Pero las familias de las víctimas, profundamente críticas con la actuación del Gobierno, desconfían de dicho comité y están aprovechando la conmemoración del aniversario para seguir adelante con sus protestas. Con manifestaciones, sentadas y acampadas, pretenden forzar a la presidenta, Park Geun-hye, para que reflote el Sewol, que sigue hundido con nueve víctimas dentro, cuyos cuerpos no han sido aún encontrados.

Desbordados por el sufrimiento, los padres de algunas víctimas han tenido que dejar de trabajar. Para los 75 alumnos del instituto que sobrevivieron al accidente, igual de doloroso resulta acudir cada día a sus clases, donde faltan 250 de sus compañeros. Un año después, Corea del Sur sigue llorando a la generación perdida en la tragedia del Sewol, donde se hundió no solo un barco, sino la reputación de todo un país.

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