VINOS

Quínola, talento natural

El vino de las vides de Toro concentra frescura y elegancia

JUAN FERNÁNDEZ-CUESTA

Tierra no habitada es la soledad. Vides de noventa años que moran esa tierra, solitarias ellas, troncos retorcidos y anclados a las arenas y piedras. Bayas tan pequeñas como sabias, que viven su vejez despiertas en verano, atentas a ese otoño de su vendimia que ... acabamos de vivir y al invierno que nos acecha. Vides de Toro , de un vino que se llama Quínola , y que sí es rareza pero no extravagancia, que concentra frescura y elegancia.

Tan frío como la soledad cierta ese invierno que nos llega, estación perfecta para saborear Quínola y saciarnos de cepas casi centenarias, de sus entrañas y la gracia que nos lega. O no saciarnos hasta acabar la botella de esta añada 2009 , pura intimidad. Sedoso todo el aroma que es seda, fruta roja bella, notas minerales y un fondo de especias. Como un vestido vaporoso de la mejor tela, que sostiene un cuerpo poderoso y al tiempo noble, largo, incluso excitante…

Ya nos llega un nuevo capítulo, un 2010 que con el tiempo podría ser igual de impactante. Mientras, momento aún de disfrutar de un vino envuelto por sus raíces. Quínola es talento natural, del enólogo conocimiento y, por supuesto, para siempre un hallazgo sin ser descubrimiento.

Quínola, talento natural

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