Así es el monasterio más antiguo de Galicia, excavado en la roca

Según la lápida fundacional hallada en este lugar, este monasterio fue heredado en el siglo VI (año 573) por siete monjes anacoretas que eligieron este entorno para retirarse a una vida austera y de oración. La placa se conserva en el museo Arqueológico Provincial de Orense.

El monasterio fue abandonado a principios del siglo VIII debido a las continuas incursiones árabes hasta que en tiempos de Alfonso III, finales del siglo IX o principios del X, el caballero Gemodus encontró, durante una jornada de caza, estas capillas excavadas en la roca y decidió quedarse para hacer vida de oración y penitencia. A este se le unieron otros caballeros que lo nombraron abad y fundaron una comunidad monástica. San Pedro de Rocas fue muy favorecido por el propio monarca Alfonso III, que dota a este cenobio de grandes donaciones que serían confirmadas por Alfonso V y otros monarcas como Alfonso VII, Fernando IV y Enrique III. Desde el siglo X fue un monasterio dependiente de Celanova, aunque parte del siglo XII estuvo vinculado con el de Santo Estevo de Ribas de Sil. A finales del siglo XV la reforma benedictina supuso la agrupación de monasterios por la que este templo quedaría incorporado como priorato administrativo a San Salvador de Celanova.

Tras la desamortización de Mendizábal en 1836 pasa a ser parroquia que finalmente será cerrada a comienzos del siglo XX por los numerosos derrumbes y por un incendio. Después sería cedido a la 'Ciudad de los muchachos de Bemposta' que le devuelven algo de esplendor.

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J. F. Alonso

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Lo primero que se puede apreciar es la conocida como Casa Prioral, de finales del siglo XVII. Parece ser que se trata del solar donde se encontraba el primitivo monasterio que quedó destruido en uno de los numerosos incendios que sufrió el edificio a lo largo de su historia. De planta cuadrangular y construida con las piedras graníticas del antiguo monasterio, presenta unas balconadas con barandas de hierro apoyadas en ménsulas típicas del barroco gallego en dos de sus esquinas. Algunas de las ventanas abocinadas, además del tejado y la puerta de acceso fueron añadidas en el siglo XX. En la actualidad acoge un centro de interpretación de Ribeira Sacra en el que el visitante puede profundizar en cómo era la vida de los monjes.

Justo al lado está la iglesia, uno de los templos cristianos más antiguos que se conocen. Está compuesta de tres cuevas que corresponden a las tres naves del templo comunicadas por arcos decorados por pilares adosados y capiteles labrados en la misma roca. La central presenta un hueco en el techo que deja pasar la luz natural. En ella se conserva el altar y a su lado una reproducción de un Cristo románico, además de varias tumbas. En la pared de una de las capillas se realizó, entre los años 1175 y 1200, una pintura mural sin precedentes en Galicia que tiene la peculiaridad de ser el único mapamundi mural que se conoce de época románica.

La fachada actual de la iglesia se levantó en el siglo XIX y fue concebida imitando el estilo constructivo de la Casa Prioral. Pero, sin duda, el símbolo de este monasterio es su campanario construido por Gonzalo de Penalva en el siglo XV. Pese a que se trata de una espadaña bastante frecuente en Galicia, es diferente y llamativa debido a que se encuentra sobre un monolito de roca natural de gran altura.

En la entrada de las naves, metidos en la roca se encuentran dos sepulcros que según cuenta la leyenda pertenecen a Gondamáriz y Oveco Seixas que murieron luchando contra el rey Bermudo II.

Entre la iglesia y la casa prioral se pueden ver ocho sepulturas antropomórficas excavas en la roca. La orientación de estas tumbas es suroeste oeste, a excepción de una de ellas que está orientada sur norte. Una de ellos tiene grabada una cruz y todas presentan un rebaje para que encaje la lápida sepulcral. Además, hay un pequeño cementerio del siglo XIX ya sin servicio.

Tampoco hay que perderse la fuente de San Benito, de la que según cuentan sus aguas tienen propiedades milagrosas que hacen desaparecer las verrugas de los que allí se lavan. Basta con sumergir la parte afectada y rezar un Padre Nuestro.