Los rincones secretos del plátano canario

Al noroeste de Gran Canaria perviven extensas plantaciones junto a localidades cargadas de historia

Los rincones secretos del plátano canario

GUÍA REPSOL

El noroeste de Gran Canaria es el espectacular territorio donde confluyen la árida belleza volcánica y el océano embravecido. Aquí se plantaron las primeras plataneras en la isla y todavía hoy se festejan sus orígenes.

No hay un sabor canario más internacional que el del ... plátano. Cultivado en grandes plantaciones desde el siglo XIX por comerciantes británicos, la producción de esta fruta modificó el paisaje y se convirtió en el motor económico del archipiélago. Su sabor dulce convirtió a esta variedad (cavendish) en una de las más demandadas en Europa. Precisamente este toque dulce hace que el plátano de Canarias sea un producto ideal para elaborar postres, como el típico plátano frito con miel que se degusta en toda la isla.

Alisios y plantaciones

Aunque el cultivo de plataneras ha ido sustituyéndose progresivamente, todavía quedan muchos rincones en el noroeste de Gran Canaria donde perviven extensas plantaciones, al abrigo de los vientos alisios y de la calima africana. ¿Un ejemplo? El punto de arranque de esta ruta, Agaete , villa que se ubica a los pies de los riscos del Parque Natural de Tamadaba. Es un agreste territorio donde está extendido, además del cultivo del plátano, el de la caña de azúcar y el de la vid; de hecho, aún se encuentran aquí productores de vino y las plantaciones de café más septentrionales del mundo.

El valle de Agaete, de un verdor exuberante, es uno de los más hermosos de Canarias, al igual que el municipio que le da nombre. Además, conserva las tradiciones isleñas: las mujeres de los pescadores siguen vendiendo las capturas del día frente a la iglesia de la Concepción. En el casco histórico está el Huerto de las Flores, un centenario jardín botánico con especies arbóreas de todos los continentes. Cerca se encuentra el acceso al Parque Arqueológico del Maipez, la mayor necrópolis aborigen de la isla, con casi mil túmulos funerarios. Hay un recorrido señalizado donde se explican las características y ritos de los enterramientos aborígenes. Además, en toda la isla, es famosa la Fiesta de la Bajada de la Rama, declarada de interés turístico nacional. Se celebra en Agaete a finales de junio y los vecinos rememoran una tradición aborigen que consiste en transportar ramas desde el pinar de Tamadaba hasta el barrio de San Pedro con el objetivo de golpear con ellas al mar en petición de lluvias (en la actualidad las ramas se entregan a la Virgen de las Nieves en señal de ofrenda).

La salida al mar del valle de Agaete es el puerto de las Nieves , a 2 kilómetros, hasta donde se llega por la GC-172. Se trata de un apacible rincón turístico donde amarra uno de los ferrys que conecta la isla con la vecina Tenerife. Si el siroco no lo impide, desde aquí se tienen unas espectaculares panorámicas del Teide. Junto al puerto se encuentra la playa de las Nieves, de arena negra y aguas tranquilas, donde se alzaba el Dedo de Dios o Roque Partido, uno de los símbolos isleños que una tormenta destruyó hace tres años. La ermita de las Nieves, encalada y neoclásica, guarda un valioso tríptico flamenco.

El hogar de la princesa Arminda

La autovía GC-2 conduce hasta Gáldar : en sus alrededores topará el viajero con numerosas plantaciones plataneras, en especial en la zona del barrio de Los Dos Roques y la playa de El Agujero, cercana a la necrópolis de La Guancha. Allí es muy típico utilizar el gofio (harina de cereal tostado) como ingrediente para muchas recetas de plátano, como el flan de gofio y plátano o el pastel de gofio amasado con plátano. Gáldar fue, junto con Telde, una de las capitales aborígenes de la isla, llamadas guanartematos.

Su casco antiguo se arremolina en torno la plaza y la iglesia de Santiago de los Caballeros, construida sobre el lugar donde se situaba la casa del guanarteme (término para designar a los reyes aborígenes de Gran Canaria) de Gáldar. Ahora, cada jueves, se celebra allí un animado mercadillo agrícola donde comprar plátanos. En la misma plaza y junto a un enorme drago, está el Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada, un yacimiento rupestre descubierto por casualidad en 1987 bajo una plantación bananera. El lugar conserva unas excepcionales pinturas murales policromadas. Algunos audiovisuales recrean la vida de los aborígenes y de Arminda, la joven princesa que no llegó a reinar, y cuyo acto de entrega al conquistador Pedro de Vera marcó la rendición final de los canarios alzados a la Corona de Castilla, allá a finales del siglo XV.

Hacia la antigua Arehucas

La carretera de la costa, GC-2, atraviesa el vecino municipio de Santa María de Guía, afamado por los quesos que se elaboran en la zona de los Altos de Guía. El casco antiguo de esta localidad, declarado conjunto histórico-artístico, rezuma el sabor de las ciudades neoclásicas canarias: la iglesia de Santa María es su principal monumento, aunque también destacan la casa Quintana, el antiguo cuartel y el ayuntamiento. A las afueras, en la cuesta de Silva, en dirección a San Andrés y Arucas, se encuentra el Cenobio de Valerón, un parque arqueológico con multitud de cuevas prehispánicas.

Por la misma vía se llega a Bañaderos , donde se celebra la Fiesta de la Quema del Plátano. Al igual que sus vecinos Trasmontaña y Trapiche, se trata de uno de los núcleos bananeros que rodea la villa de Arucas. En la carretera de este municipio espera la Hacienda del Buen Suceso, una de las explotaciones plataneras más importantes de la isla, con cerca 500.000 metros cuadrados. La GC-300 conduce a la villa de Arucas, construida sobre el primitivo poblado aborigen de Arehucas que, a su vez, se emplazó sobre el cono volcánico de la montaña de Arucas. En esta localidad sobresale el solemne edificio de la Heredad de Aguas, situado frente a los jardines de Gourié, y la iglesia de San Juan Bautista. El paseo de El Puertillo, a orillas del mar, ofrece los platos típicos de la isla. Son muy bellas las vistas de las olas golpeando contra la masa rocosa que protege la cala de arena dorada.

El gran bosque de Doramas

La ruta concluye en la villa mariana de Teror (GC-43). La basílica de Nuestra Señora del Pino, monumento nacional, es su edificio más importante y uno de los más destacados de la arquitectura religiosa canaria. También se pueden visitar la señorial calle Real, el Palacio Episcopal, el parque Teresa de Bolívar y el Museo de los Patronos de la Virgen. A las afueras se encuentra la Finca de Osorio, que forma parte del Parque Rural de Doramas, uno de los bosques más importantes de la isla. En este recinto se han conservado restos de bosques de laurisilva y una amplia extensión de castaños.

La quema del plátano

Bañaderos, a 5 km de Arucas , ya celebraba en los años sesenta una Verbena del Plátano en homenaje a las extensas plantaciones locales de esta variedad frutícola. Según parece, fue este el primer lugar de la isla de Gran Canaria donde se comenzaron a cultivar, allá por 1891, las plataneras. Los miembros de la comisión de fiestas son los encargados de construir, con cartón y papel, un plátano de entre 3 y 4 metros de longitud cuyo interior se rellena de tracas y voladores. A finales del mes de julio, y como cierre de las fiestas patronales de San Pedro Apóstol, se realiza la procesión y quema del plátano: la gente se reúne sobre las ocho de la tarde en la plaza de Bañaderos, vestidos de blanco y con un pañuelo amarillo al cuello, y al ritmo de la música que marca una charanga comienzan el recorrido que les llevará hasta la playa de El Puertillo, donde se quema la figura entre el estruendo de la pólvora. Luego todos regresan hasta Bañaderos para continuar con la verbena.

Plátano frito con miel

El clima de las Islas Canarias, más variable que el de los países tropicales, repercute en un mayor tiempo de permanencia del plátano en la planta (seis meses) respecto a la banana (tres meses), confiriéndole mayor madurez, sabor y aroma. Hay muchas recetas canarias con plátano, tanto de entrantes como de platos principales o postres. Los canarios suelen tomarlo frito, con miel o nata. Hay que pelar los plátanos y córtalos por la mitad longitudinalmente. Se quitan las hebras y se rebozan con harina; si se desea, se pueden pasar por huevo batido. Se fríen en aceite caliente hasta que estén dorados. Después se retiran, depositándolos sobre papel absorbente para desechar el exceso de aceite. Se colocan en los platos y se riegan con miel. Se puede añadir un poco de nata. La composición del plátano, ingrediente principal de este plato, destaca por su riqueza en hidratos de carbono y en fibra. Además, tiene inulina y otros frustooligosacáridos con efectos beneficiosos en el tránsito intestinal. En relación a los micronutrientes, resalta su contenido en potasio y también contiene cantidades apreciables de vitaminas como la vitamina B6 o la vitamina C. Este plato se completa con miel, que aporta a su composición azúcares como la fructosa o la glucosa. Fuente: Fundación Española de la Nutrición.

Fuente: Guía Repsol

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