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El paraíso español de los nueve hoyos: siete excelentes campos de golf en Cantabria

Oyambre fue el primer campo de golf en Cantabria, inaugurado por Alfonso XIII en 1924

Las vistas de Santander desde la península de Mataleñas son espectaculares
Miguel Ángel Barbero

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La lógica de los entornos golfísticos urbanos indica que para construir un campo de golf el mercado que lo rodee debe ser de 50.000 habitantes. Igualmente, primero hay que empezar inaugurando canchas de prácticas, luego un recorrido de nueve hoyos y, cuando todo esté ya maduro, ampliar a 18 si es el caso. Sin embargo, en la cuna del golf español , este deporte marcha por otros derroteros. Es cierto que Huelva y Las Palmas se adelantaron en la introducción del golf en nuestro país, pero desde que la Familia Real decidió apostar por esta actividad hace ahora un siglo (primero en Oyambre y luego en Pedreña ) esa semilla quedó firmenente plantada. De la cantera montañesa surgió un gran campeón como Ramón Sota , al que siguió su sobrino Severiano Ballesteros ; y, gracias a la persistencia del genio por hacer de su afición algo popular, se inauguró en Santander el primer campo municipal de España, que ha seguido fomentando la cantera en toda Cantabria.

Mataleñas es una joya de nueve hoyos situada en la subida al faro de la capital, que ejerció de espoleta para que florecieran todo tipo de campos de esta dimensión a lo largo de los años. En la propia Pedreña se desarrolló el de La Junquera, actualmente con una concesión privada; en Comillas el de Rovacías, que al formar parte de un hotel se constituye en el único resort especializado de la región; en Agüero , la Escuela Ramón Sota sigue la estela del pionero con un coqueto diseño de Pitch & Putt con la firma de Seve e, incluso, el propio Ballesteros ideó nueve hoyos extra en su club de siempre en la parte que da a la ría de Cubas.

Con el ejemplo siempre vivo de Oyambre , un links auténtico sobre la playa del mismo nombre que es el más antiguo de todos (1924), también destaca el caso de Noja , en la otra parte de la provincia. Así, se produce la paradoja de que existen más campos de nueve hoyos (siete), que de 18 (cuatro). Pedreña, Santa Marina, Abra del Pas y Nestares dan juego a quienes buscan más distancia, en lo que es la concentración de golfistas por número de habitantes más alta.

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