Así es el nuevo hotel de lujo que apuesta por la polémica calle Montera

Ocupa un inmueble centenario -se construyó en 1924- de diez plantas en el número 47 de esta polémica vía, donde hubo varios hostales y, previamente, funcionaron los hoteles Praktik y Metropol. El flamante cinco estrellas cuenta con 93 habitaciones, ocho de ellas suites, con un precio medio de 300 euros por noche. Además, tiene un restaurante, tres terrazas y una azotea con una piscina de diseño y un bar de cócteles también con solera, pues está en manos de Museo Chicote.

Una de sus peculiaridades, además de ese 'rooftop' como nuevo punto de tardeo y encuentro en la zona, es que la recepción está ubicada en la novena planta, la misma que ocupa Le Braserí, con capacidad para 120 comensales.

El establecimiento tiene el sello 'Curio Collection' de Hilton, con el que la cadena distingue a los alojamientos en enclaves singulares. El de Montera se puso a la altura con el trabajo del reputado interiorista Lázaro Rosa-Violán, uno de los preferidos por los hoteles y restaurantes de lujo. Tuvo el desafío de plasmar «el carácter ecléctico, lleno de contrastes pero tremendamente auténtico de la calle» y, a la vez, darle elegancia a los espacios.

El hotel Montera es contemporáneo y sofisticado, pero también muy fiel al ser local, por lo que está lleno de detalles castizos, desde los galanes con montera que hay en las habitaciones, las banquetas de mimbre, la pasamanería de los cabeceros, los textiles, los tiradores o el estilo de los marcos y espejos.

«Nace de las ganas de conectar con el espíritu de lo español, con su cultura, arte y tradiciones; con el edificio que lo alberga, de estilo neoclásico del siglo XVIII, y cuya elegancia debía verse reflejada en todas sus estancias, pero siempre desde una óptica atemporal, dinámica y desenfadada, como es la calle Montera«, explica a ABC Rosa-Violán.

Y es que la reforma se planteó mirando de frente a su enclave, buscando en él lo positivo que tiene en cuanto a historia y efervescencia. «Montera está lleno de espacios con carácter, únicos, que sorprenden al visitante. Buscamos que la misma realidad que se vive en la calle, el Madrid real y vivo, se vea plasmado en el interior del edificio«, añade el diseñador.

Esa dualidad se potencia con la gama de tonos elegida. Rosa-Violán ha optado por el color en las zonas comunes, y por una paleta más neutra en las privadas. "Apostamos por una elegancia contenida en las habitaciones, donde predomina un diseño sobrio de líneas sencillas, que coexisten con una propuesta de mobiliario con detalles castellanos 'contemporaneizados'. En contraposición -indica-, las zonas comunes son coloridas, vibrantes, de espíritu libre, alegres y sociables, más canallas".

El nuevo hotel Montera está lleno de obras de arte que refuerzan este carácter. Es, para Rosa-Violán, un elemento clave, "una obra gráfica desenfadada, que cobra importancia y dota de personalidad a los espacios, como sucede en las zonas de circulación, donde se intercalan personajes diversos con la sierra madrileña; o en los salones y Braserí, en los que encontramos la movida madrileña. También está presente la tauromaquia, que de forma sutil ha sido utilizada como hilo conductor y de conexión entre las distintas estancias, mostrándose en obras/cuadros más picassianos hasta en cartelería de estilo grafitero".

Una de las más impactantes es el lienzo de 40 metros de altura del artista madrileño Miguel Caravaca, que se ha instalado en el ascensor principal, que es de cristal. La obra, que se puede apreciar al subir de la planta baja a la décima, muestra personajes o escenas identificadas con Madrid.

El restaurante que ha abierto sus puertas junto con el hotel quiere tentar paladares con su cocina madrileña «con acentos del mundo». La Braserí quiere ser desenfadado y divertido, con comida para disfrutar. Así, en su carta hay desde croquetas, ensaladilla y flores de alcachofa hasta pescados, steak tartare, jarrete de ternera o canelones de pollo.

En esta novena planta hay dos terrazas de imponentes vistas hacia la Gran Vía o la propia y bulliciosa Montera. En la azotea, con panorámica 360º, destaca la piscina con suelo de azulejos dando vida a una flor y las camas balinesas que la rodean.

Los cócteles los firma Museo Chicote, otro local -cercano al hotel- que forma parte de la historia de Madrid. De momento están disponibles en los espacios del hotel, su restaurante, servicio de habitaciones y cafetería. En unos pocos días, además, estarán allí arriba, en el nuevo El Cielo de Chicote.

Hilton ha querido que el personal de este ambicioso proyecto también fuera parte importante de su filosofía y estilo. Así, ha pedido a la firma IQ Collection, de Inés Domecq, que diseñara los uniformes. Son trajes grises que recuerdan de inmediato a la pradera de San Isidro y a los chulapos y chulapas.

Se completan con los peculiares zapatos del modelo Hotel Montera, creados por encargo y a medida de este espacio cañí de lujo por la firma Flores y Floreros.