Cómo conservar la bebida fría en la playa
Los avances tecnológicos se incorporan a los métodos tradicionales para hacer del verano una experiencia perfecta
Cómo conservar la bebida fría en la playa
Estar tumbado plácidamente en la playa, el olor a crema y sal, el sol apretando, el sonido tenue de las olas y de las conversaciones de alrededor: estar prácticamente en el paraíso y entonces… morirse de sed. Quién no daría casi cualquier cosa por tener ... en sus manos una bebida fría . Pero el refresco que llevábamos está caliente, el vendedor ambulante está al otro lado de la playa y desplazarse hasta el chiringuito más cercano supone abrasarse los pies con la arena.
Esta experiencia amarga —o calurosa— ha llevado a muchos a intentar evitarla con métodos de lo más variopintos. El tradicional, sin duda, aboga por llevar una nevera portátil con hielos. No duran todo el día y la nevera pesa lo suyo —además del problema de comprar los hielos en algún sitio cercano—, pero sirve para mantener las bebidas frescas durante buena parte de la mañana, hasta que finalmente los hielos acaben derritiéndose.
Por eso, en los últimos años, algunos emprendedores han intentado incorporar los avances tecnológicos al método tradicional. ¿Quién no ha pensado alguna vez en lo ideal que resultaría una verdadera nevera que incorporase placas solares para abastecerse de energía? Pues ya está inventada. «Solar-cooler» se llama, y mantiene durante 18 horas las bebidas a cinco grados centígrados, asegura la empresa comercializadora. Eso sí, cuesta casi 900 euros (1.200 dólares).
Bastante más económico resulta otro de estos nuevos inventos: el de un pequeño frigorífico —en el que, por desgracia, solo cabe una lata— que se alimenta a través de un cable USB. Cuesta 25 euros y aunque es poco probable que alguien lleve un ordenador portátil a la playa para poder conectarlo, sí que lo es en el caso de las tablets. Aunque estas suelen llevar un puerto micro-USB, existen adaptadores que podrían servir para un apaño. Y tener así un pequeño y frío tesoro cuando el sol le esté deshidratando.
Para quienes no vean claras estas soluciones tecnológicas, que no desesperen. También se han popularizado otras más «caseras». Una de ellas aboga por sentarse cerca de la orilla, cavar un hoyo y enterrar la botella para resguardarla del sol en un sitio fresco. Solo habría que tener en cuenta no enterrarla tanto como para cubrirla por completo. De esta forma, se mantendría a buena temperatura. Otra de las opciones frecuentes en este apartado incluye algo más de preparación: habría que llevar a la playa un recipiente, hielo y sal (además de la bebida). Se trata del método utilizado cuando las bebidas ya se han quedado algo calientes. Se pone el hielo y el agua en el recipiente, añadimos la sal y las latas de bebida. De esta forma, y gracias a una reacción química, la bebida se enfría mucho antes y, en tan solo tres-cinco minutos, estarán listas para consumir.
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