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artes&letras

Lugar para el reencuentro (29): Anónimos maestros

«El deseo de saber, unido al deseo de enseñar, hicieron de estas hedge schools verdaderos microcosmos de excelencia»

Lugar para el reencuentro (29): Anónimos maestros

por beatriz villacañas

Hay historias bien conocidas, algunas sólo apenas oídas, y muchas otras desconocidas que nos hablan de verdades que perduran. Hace un buen número de décadas, en un pueblo remoto de la Castilla profunda, un hombre llevaba años cultivando unos modestos campos de su propiedad. Era ... un agricultor que se esforzaba para hacer de su terruño un pequeño gran paraíso de fertilidad y abundancia. Lejos quedaban ya los años en los que había ido a la escuela, pero saber leer le había abierto las puertas del mundo. El hombre era un filósofo. Tenía su propia visión de la vida y la valentía necesaria para exponerla. Era, pues, un maestro natural, alguien que enriquecía a todo aquel que se le acercaba. Sólo le conocían en su pueblo, pero no fueron pocos los que aprendieron cosas esenciales para su vida. Nadie le dio homenaje alguno ni en vida ni después de su muerte, ni existe calle con su nombre ni placa conmemorativa en su puerta. Pero fue un educador y, por tanto, un benefactor. No de muchos, aunque con un solo beneficiario habría bastado. Fue un hombre grande, a su manera anónima y humilde.

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