Nóminas incomprensibles

Lo lógico es que cobren más el que tiene más poder y decide en los estamentos públicos, pero en España lo adecuado es al revés; el jefe de gabinete del presidente de Gobierno casi duplica la cantidad que se lleva anualmente el que dispone de ordeno y mando, y además puede quitarlo si le apetece. Como dice mi amigo, Mariano «el pensador», si yo estuviera en lugar de Mariano Rajoy le diría al ministro de Hacienda que me informara de quién cobra más de los altos cargos públicos. Una vez enterado, asumiría para mí esa nómina y todo el que estuviera por debajo en el organigrama se llevaría lo que le correspondiera a menor, pero respetando jerarquía y calidad de los despachos.

Y si alguno de los subordinados no estuviera de acuerdo con la designación económica, pues que presente la dimisión y abandone el puesto, porque ahora mismo existen centenares de licenciados con doctorados incluidos, y dos o tres idiomas en su intelecto, que posiblemente trabajan de administrativos o de camareros, a pesar del currículo universitario a sus espaldas.

No puede extrañar que, con estas desigualdades entre lo que cobra un presidente de España y 258 de sus subalternos políticos , el asombro haga acto de presencia entre los ciudadanos, porque la diferencia económica puede darnos a entender que esos 258 cargos valen mucho más que el jefe que les nombró, y que por ello existe una desconsideración de renta tan apreciable. Y no es eso.