Echániz se desnuda

Echániz es así, un consejero «win-win», por utilizar una expresión suya sobre los equipos ganadores. ¡Si hasta la misma Cospedal quiso estar presente en un acto donde su subordinado era el protagonista! En el desayuno informativo «Espacio reservado», que organiza el diario encastillalamancha.es, no cabía un alfiler. Y eso que se celebró en las enormes instalaciones del Palacio de Congresos de Toledo.

Este inusual interés por escuchar en persona a Echániz explica los más de 330 invitados al evento; y muchos se quedaron fuera. Ni siquiera faltaron los sindicatos del ramo, que quisieron ver al consejero por primera vez. Escuchaban atentos asociaciones de pacientes, colectivos profesionales, empresas sanitarias de todo color y políticos, muchos políticos; eso sí, ni uno del PSOE, quizá porque a esa misma hora algunos de ellos, integrados en la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, recogían firmas en el Centro de Especialidades de la Avenida de Barber en el marco de nueva campaña auspiciada por la oposición socialista contra de la política sanitaria que lidera este médico de Guadalajara que ha sido ya de todo en lo profesional y en lo político, menos ministro de Sanidad.

Se le preguntó si con esto de las elecciones europeas, una posible remodelación del Gabinete Rajoy podría catapultarle al cargo ministerial (el eterno rumor), a lo que él contestó con el humor que le caracteriza: «¿De qué país?».

No, de momento no se va Echániz. Dice estar «centrado aquí» porque «se está en política para transformar la sociedad y yo estoy encantado de estar en este equipo». Su fidelidad al partido está fuera de toda duda: su posición ante la reforma de la ley del aborto es «la de mi partido». De ahí no se le pudo sacar.

Y se explicó, se justificó y hasta se desnudó para explicar los malos momentos vividos cuando, faltaría más, dijo que sí a Cospedal cuando ésta le pidió que se incorporara a su equipo allá por junio de 2011. El consejero leyó a los presentes algunos amargos pasajes de su diario personal en aquel tiempo ya lejano en que todos los colectivos sanitarios, empezando por las farmacias, se le pusieron de uñas. Con muchos de ellos ya fumó la pipa de la paz y ahora parece vivir un momento dulce si no fuera por esos 3 millones de euros de intereses diarios que la Junta paga por aquello de la deuda recibida. «Hemos tocado mucho las narices a los profesionales de la sanidad. Estaban muy enojados al principio, pero lo han hecho ‘chapeau’».