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OPINIÓN

Informe al Greco

JESÚS FUENTES LÁZARO

«Quiero pintar el instante en que las criaturas de Dios se abrasan..; un poco antes de que se reduzcan a cenizas ...yo rasgo las máscaras, levanto las carnes, algo inmortal tiene que haber debajo de la carne» (Greco)

En algún punto de su vida ... Nicos Casandsakis decide hacer una recopilación de su vida, sus contradicciones, la formación de sus obras. El titulo que imagina para el libro es «Informe al Greco». La idea empezó a gestarse en 1929 y permaneció durante años como una inquietud al acecho. Comenzó a escribirlo en 1955. Se publicaría en 1961, tras su fallecimiento. Pero no es una autobiografía. El Informe que escribe es como una metáfora que propone un militar a su General. No es el parte de guerra de una vida, aunque las batallas y las derrotas hayan sido variables y lacerantes. Ni es un documento con las tácticas o las estrategias para sobrevivir en un mundo, ya por entonces, con los polos magnéticos dislocados. Y es que el Greco es un General y mucho más para Casandsakis. Es el abuelo, el hermano, el amigo cómplice, el espejo que proyecta impulsos alucinados para elevarse sobre la mediocridad de la materia. A ambos les obsesiona un objetivo común: ascender a ese espacio en el que el espíritu pueda entablar dialogo con la nada o viajar por las galaxias sin parecer un alienígena. Eso es el «Informe al Greco».

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