Xabi Alonso, el éxito de la sofisticación, la elegancia y el lujo sin estridencias

El tolosorra, a sus 42 años, se ha convertido por derecho propio en el entrenador de fútbol del año incluso antes de que acabe la temporada, con la resolución de la Champions todavía pendiente. Y es que nadie discute que Xabi Alonso ha hecho historio al frente del Bayer Leverkusen, el equipo de la famosa farmacéutica que le da nombre al que el español ha llevado a la conquista de la primera Bundesliga de su historia, la primera que no gana el todopoderoso Bayern Munich —en el que Xabi Alonso dejó su huella como jugador a las órdenes de uno de sus maestros, Guardiola— en más de una década. Además, el Leverkusen todavía puede ganar la Copa de Alemania —juega contra un equipo de Segunda división la final, el Kaiserslautern— y está vivo en la Europa League, antigua Copa de la Uefa.

Todo esto lo ha conseguido el conjunto de la periferia de Colonia con Xabi Alonso a los mandos, que cogió el equipo en descenso a mitad de la temporada pasada. Un hito en la historia del fútbol alemán que el exfutbolista ha levantado siendo fiel a las señas de identidad de un estilo personal inalterable: con un mensaje comprometido pero sin una palabra más alta que otra, con elegancia, transmitiendo sencillez, casi como si no costara, compartiendo el protagonismo, como si quisiera diluirse en el grupo para compartir el protagonismo. Algo muy parecido a lo que destila su sello personal, donde el lujo está presente pero sin estridencias, sin llamar (apenas) la atención.

Prueba de ello es que es difícil saber qué coches han estado en el garaje de Xabi Alonso desde que se convirtiera en una estrella del fútbol a comienzos de este siglo con su fichaje por el Liverpool. Sabemos que le gustan los coches clásicos porque alguna vez presumió de Mercedes-Benz en su perfil de Instagram, donde también le vimos compartir alguna de las campañas que protagonizó para Porsche mientras jugaba en Alemania precisamente. Pero poco más.

Tampoco sabemos cuáles son sus marcas de ropa favoritas, pero sabemos que, cada pantalón vaquero, camisa lisa, jersey de punto azul marino o marrón o plumas técnico, sus prendas favoritas cuando no viste la ropa deportiva de Adidas, firma que le viste desde el comienzo de su carrera deportiva, están elegidas con mimo por Xabi Alonso, que podría ser modelo de Loro Piana o Brunello Cucinelli perfectamente.

Y lo sabemos porque el futbolista lo reconoció en una de las pocas veces en las que se ha referido a su estilo personal en público, en una entrevista que concedió a Mr. Porter, la tienda multimarca de lujo masculino, en el año 2016, con motivo de una colaboración con una de sus firmas de relojes, una de sus pocas pasiones «de lujo» conocidas, de cabecera, IWC.

«Todas las decisiones que tomo son acordes a mi personalidad: elegir un reloj, jugar (al fútbol), la ropa que llevo, elegir un coche, siempre cosas que son buenas pero que no son espectaculares, que no llaman la atención, pero con las que me siento seguro con ellas y van acorde con mi personalidad», confesó entonces. Son palabras con casi una década de historia pero que permanecen vigentes en la actualidad porque la esencia de la imagen pública de Xabi Alonso sigue intacta ahora que ha dado el salto del campo a los banquillos.

Gracias a esta charla con Mr. Porter que hemos rescatado en la hemeroteca, sabemos que los relojes son una de las grandes pasiones de Xabi Alonso. Quizá, la única que haya confesado públicamente.

En su colección personal, ya entonces (es muy probable que haya crecido estos últimos años) podía presumir de tener diseños de las principales firmas: Patek Philippe, Franck Muller, Audemars Piguet, Rolex o Panerai, según Mr. Porter, además de IWC, con la que ha colaboró a nivel publicitario durante un tiempo.

Cuenta el propio Xabi que su afición por los relojes nació en su época en Liverpool, su primera experiencia profesional fuera de España, ciudad a la que llegó procedente del club de su vida, la Real Sociedad. Allí recibió, por ejemplo, una edición limitada de la firma suiza Franck Muller que solo tienen los jugadores del Liverpool campeón de Europa en el año 2005 en aquella final histórica de Estambul en la que remontaron un 3-0 al AC Milan entrenado por otro de sus maestros, Carlo Ancelotti, con el que coincidió en el Real Madrid, donde también estuvo a las órdenes de Zinedine Zidane, otro representante de la corriente de entrenadores elegantes y discretos a la que pertenece Xabi Alonso. El donostiarra, por cierto, tiene el Franck Muller grabado con el número 14, el que portaba en el club de Anfield.

Más allá de este diseño, Xabi Alonso, que sepamos, también tiene un Audemars Piguet Royal Oak Chronograph, un IWC Portugieser, reloj que recibió tras la conquista de la Eurocopa 2012 con la selección española, y un IWC Ingeniuer que fue el regalo de boda que le hizo Nagore Aranburu. «Lo tengo guardado para ocasiones muy especiales», decía de este reloj en la citada entrevista.

Para Xabi Alonso, los relojes, que son esenciales porque «completan mi personalidad», tienen un significado especial porque están vinculados a momentos personales importantes. De hecho, describe su colección personal como «un legado para mi hijo, que pueda llevarlo con orgullo y el significado de que se lo dio su padre». Para el entrenador campeón de Alemania, añade, «es muy importante el lazo entre padre e hijo».

Ese lujo silencioso que encaja a la perfección con el estilo de Xabi Alonso se aprecia también en lo poco que comparte sobre otros lujos de los que muchos futbolistas y estrellas de la música presumen a menudo en sus redes sociales. Ni coches, como decíamos antes, ni viajes ni casas de lujo.

De sus escapadas familiares tenemos noticias por las fotos que comparte en sus redes sociales Nagore Aranburu, su pareja, que sí es más activa en Instagram. Allí, por ejemplo, compartió la experiencia en familia —tienen tres hijos en común: Jon (16 años), Ane (14 años) y Emma (10 años)— de fin de año en Dubai.

Xabi, en cambio, pocas veces ha mostrado cómo y dónde disfruta de su tiempo libre en familia. Lo hizo, como excepción, hace algunos años, cuando compartió su verano en alta mar a bordo de un yate Astondoa 95 GLX, un modelo de comienzos de siglo que se puede comprar de segunda mano por precios que superan el millón y medio de euros o que se puede alquilar en el puerto de Ibiza a 45.000 euros la semana o 6.500 euros el día en temporada alta.

De sus propiedades inmobiliarias se conoce algo más porque han sido noticia en distintas épocas. Lo fue hace casi una década el chalet que Xabi Alonso y Nagore Aranburu compraron en el lujoso barrio madrileño de El Viso en el año 2015 por casi 10 millones de euros, una propiedad con fachada de mármol travertino con 1.116 metros cuadrados, cinco plantas, seis habitaciones y otros tantos cuartos de baño, piscina, sala de cine y doble patio.

Y lo fue recientemente, hace apenas unos meses, la vivienda de lujo que Xabi Alonso y su familia se han construido en lo alto de San Sebastián, en un paraje conocido como Txalin de Igeldo, con Donosti y el Cantábrico a sus pies. La vivienda, una residencia de lujo que supera los 1.000 metros cuadrados, amplios jardines y piscina, se construyó con la autorización de los técnicos municipales, pero el titular del Juzgado Contencioso-Administrativo número 3 de San Sebastián anuló la licencia municipal concedida para la construcción de la vivienda al dictar que está levantada en una parcela rural no urbanizable».

La denuncia, interpuesta en el año 2022 por el grupo ecologista Haritzalde y la asociación vecinal de Igeldo, exigían la demolición de la vivienda de lujo del entrenador del Bayer Leverkusen y su familia, pero el Ayuntamiento de San Sebastián anunció que recurriría la sanción para defender la labor de sus técnicos municipales, por lo que habrá que esperar para saber si Xabi Alonso puede disfrutar de su espectacular vivienda de lujo en su ciudad, esa a la que quizá regrese algún día como uno de los entrenadores de fútbol más laureados del mundo.

Desde luego, su comienzo fulgurante en los banquillos, nos hace pensar que así será. Lo haga o no, de lo que no hay duda es de que seguirá paseando por los estadios europeos y las ciudades que pise su estilo inconfundible, ese que apuesta por no llamar la atención, por la elegancia y la sofisticación.