Todo el mundo tiene una blazer azul y muy pocos saben cómo combinarla

La primera de ellas es tener claro que estamos hablando de una pieza independiente, no de la que es parte superior de un traje y lleva pantalón a juego. Puede parecer lo mismo pero no lo es en absoluto. La americana de la que te hablamos demuestra más creatividad, suele ser menos ajustada y rígida, aparece en tejidos como la lana, el cachemir, la franela o la sarga, y, por reglas generales, se pueden encontrar con botonadura sencilla de dos o tres botones o doble, con una hilera de tres a cada lado que hace que sea de silueta cruzada.

La segunda es que, pese a que puede aparecer declinada en prácticamente cualquier color, es en marino como verdaderamente se puede explotar su valía. No en celeste, ni en cobalto o en cielo, sino en la tonalidad más oscura del azul. Este es su modo más elegante y, además de atemporal porque no entiende de estaciones ni de momento del día o la noche, permite ser mezclado con éxito con el resto de la paleta.

Una tercera y última apreciación es que, en la escala de formalidad, se sitúa por debajo del traje, lo cual implica que siempre será preferible decantarse por este último y no por una blazer con un pantalón cualquiera si la etiqueta o el protocolo sí lo especifica.

En lugar de comenzar por la manera más formal de lucirla te proponemos justo lo contrario, iniciarte con este tipo de chaqueta desde un prisma relajado. Esto te permitirá apreciar de primera mano sus virtudes, ya que no tendrás más que ponértela encima de una camiseta lisa en color blanco para comprobar lo bien que sienta. El paso siguiente es hacerlo con una estampada y aquí hay una que no falla nunca: la marinera.

Otro patrón muy recurrente es el de llevar la blazer sobre un suéter fino o un jersey de cuello vuelto. Perfecto para quienes siguen una estética casual porque puede ser un acierto tanto para una jornada de trabajo como para un contexto de ocio. Puedes incluso animarte con un polo.

Un look más clásico es el que introduce en la ecuación en una camisa. Puede ser blanca combinada con unos chinos, con unos pantalones de pinzas o con algún cargo. Aquí pueden funcionar también unos simples vaqueros y una camisa en azul claro, rosa, verde o amarilla si el ambiente en el que se va a llevar es distendido.

La categoría más seria es aquella en la que llevar traje puede resultar excesivo pero no arreglarse puede hacerte quedar fuera de lugar. Para estos casos, el combo tradicional suele ser el de pantalón claro, una camisa blanca, una corbata y unos mocasines. Eso sí, no olvides apoyarte en accesorios especiales como los pañuelos, los cinturones o los calcetines para demostrar que la creatividad no tiene por qué estar reñida con la sobriedad.