El Vaticano publica sus primeras respuestas sobre apariciones de la Virgen con las nuevas normas: dos negativas y una posibilista

Ya está manos a la obra y después de años de comunicaciones con cuentagotas sobre estas cuestiones, en sólo tres semanas, el cardenal Víctor Manuel «Tucho» Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha hecho público el dictamen del Vaticano sobre tres supuestos eventossobrenaturales. Como resultado, ha descartado dos apariciones y ha mirado positivamente y con pequeños reparos el mensaje de una tercera.

El primer caso sobre el que se ha pronunciado es el de «las presuntas apariciones y revelaciones» en Trevignano Romano, muy cerca de la Ciudad Eterna. Gisella Cardia, la supuesta vidente asegura que desde 2016 que el 3 de cada mes se le aparece la Virgen María y le comunica un mensaje especial, y que tiene una pequeña escultura de María que llora lágrimas de sangre.

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JavieR martínez Brocal | Corresponsal en el Vaticano

Los seguidores de Gisella le atribuyen el milagro de haber cocinado ñoquis para dos personas, y que éstos se multiplicaran y dieran de cenar a quince. Aseguran que sucedió también con una pizza preparada para cuatro personas, que al final sació a veinte. Para completar el cuadro, un ex benefactor la ha denunciado ante los tribunales italianos por haberse embolsado 123.000 euros.

«Constat de non supernaturalitate», «Consta la no sobrenaturalidad» del evento, comunicó el 27 de junio el cardenal Fernández. Confirma el decreto del obispo de la zona, quien hace unos meses prohibió que los sacerdotes celebren misa en el parque de las supuestas apariciones, o que peregrinen hasta allí. También ha prohibido a los católicos que participen en encuentros de oración o catequesis «que tomen como cierta e indudable la verdad sobrenatural de los hechos de Trevignano o que estén destinadas a presionar al obispo diocesano para que cambie sus legítimas decisiones sobre estos hechos».

El pasado viernes, el cardenal se pronunció oficialmente sobre unas apariciones que tuvieron lugar en 1946 y 1947, y más adelante en 1966 en Fontanelle di Montichiari, en el norte de Italia. La vidente, Pierina Gilli (1911-1991), era la hija de unos campesinos que se ocupaba de limpiar la iglesia y que trabajaba como enfermera.

En los años 60, el obispo de la zona no le dio ninguna credibilidad, y a mediados de los 80 el Vaticano tampoco las consideró creíbles. Sin embargo, tras el fallecimiento de la vidente se difundieron sus diarios y tomó fuerza de nuevo la devoción. Roma ha peinado esos relatos de las apariciones y mensajes que recibió de la «Rosa Mística», atributo con el que se le apareció la Virgen, y, según el cardenal Fernández, «no contienen elementos teológicos o morales contrarios a la doctrina de la Iglesia».

Aclara que no se pronuncia sobre las apariciones, sino que se limita a valorar la espiritualidad del fenómeno que la rodea. «En los hechos conexos con esta experiencia espiritual no se encuentran tampoco aspectos morales negativos, ni otros elementos merecedores de crítica alguna. Antes bien, se pueden hallar diversos aspectos positivos que sobresalen en el conjunto de mensajes, como también otros que, siendo igualmente positivos, sin embargo, merecerían algún tipo de aclaración, a fin de evitar malentendidos», explica Fernández. Se refiere a que la vidente propone de parte de la Virgen una espiritualidad basada en la tríade «oración, sacrificio, penitencia».

Víctor Manuel Fernández avisa de que «algunos mensajes espirituales tienen un significado adecuado para la persona que los recibe, pero no pueden necesariamente ser pensados como dirigidos al conjunto de los creyentes». «En este caso se trata de tres acciones de gran valor, (…) pero al ofrecer esta propuesta a los demás, debemos evitar presentarla como si fuese el núcleo, el centro o la síntesis del Evangelio, que sólo puede ser la caridad».

El actual obispo de Brescia, Pierantonio Tremolada, ha interpretado esta declaración como un «nihil obstat» («no hay obstáculos») y ha relanzado la construcción de un santuario.

Este jueves, Víctor Manuel Fernández se ha pronunciado oficialmente sobre una tercera aparición, la de «Nuestra Señora de todos los Pueblos» en Ámsterdam, muy popular entre los holandeses. Las supuestas apariciones habrían comenzado en 1945, a finales de la II Guerra Mundial, cuando la Virgen María se identificó ante Ida Peerdeman (1905-1996) como «Madre de todos los pueblos». Habría habido otras 54 apariciones, que cesaron en 1959.

La valoración sobre estos hechos fue un poco inestable. Contemporáneamente, en 1956, el obispo de Haarlem-Ámsterdam no escondió sus dudas: «No consta la sobrenaturalidad». Cuarenta años más tarde, en 1996, su sucesor permitió la devoción a esta advocación, pero sin reconocer las apariciones. Seis años después, otro obispo de Haarlem-Ámsterdam dijo que eran auténticas. Su sucesor, Johannes Hendriks, dio marcha atrás en diciembre de 2020 y dijo que «María puede ser venerada con ese título», pero «debe evitarse un reconocimiento de los mensajes y de las apariciones porque el Vaticano dio un juicio negativo sobre ellas».

Efectivamente, el cardenal Víctor Manuel Fernández ha hecho público ahora que el Vaticano estudió el fenómeno en 1974, y la comisión que lo abordó declaró por unanimidad que «no consta la sobrenaturalidad» y que no era necesario «investigar ulteriormente». El problema central es que en una de las apariciones la Virgen le habría solicitado enviar una carta al Vaticano para que el Papa promulgara el dogma que atribuye a María el papel de «Corredentora, Mediadora y Abogada del género humano». Éste dogma no ha sido reconocido. Tampoco las apariciones.

«Lo dicho se comunica para que el santo Pueblo de Dios y sus Pastores puedan sacar las debidas consecuencias», firma Víctor Manuel Fernández.

La celeridad del Dicasterio de la Doctrina de la Fe hace suponer que no tardará mucho en pronunciarse sobre casos como éstos que supuestamente habrían ocurrido en España, como las apariciones de el Escorial o Garabandal.