Garabandal, las 'apariciones' de la Virgen no aprobadas por la Iglesia que siguen atrayendo fieles 60 años después
Cuatro niñas de un pueblo cántabro aseguraron entrar en éxtasis y ver a la Virgen en 2.000 ocasiones. La Iglesia nunca reconoció las visiones, pero los garabandalistas «esperan el milagro»
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Iniciar sesiónLos calendarios de todas las cocinas están en la hoja del mes de junio de 1961. Es domingo en la remota localidad cántabra de San Sebastián de Garabandal, una aldea de unas 60 familias anclada en la incomunicación y el aislamiento y 'encerrada' ... por los 2.048 metros de la sierra de Peña Sagra.
Cuatro niñas -Conchita, Jacinta, Mari Cruz y Loli- deciden ir a coger manzanas para remontar el sopor de una típica tarde de domingo. Suben por la 'calleja', un camino tortuoso, en pendiente, que llega hasta los Pinos, el punto más alto del pueblo. «Cuando estábamos entretenidas comiendo las manzanas, escuchamos un ruido, como de trueno. De pronto, se me apareció una figura muy bella, con muchos resplandores, que no me lastimaban nada los ojos», escribió Conchita en su diario, que entonces tenía 12 años.
Según aseguraron las niñas, aquel día de junio vieron al arcángel San Miguel. Pero esa sería la primera de las más de 2.000 apariciones, la mayoría de la Virgen, que afirmaron tener Conchita, Loli, Mari Cruz y Jacinta entre 1961 y 1965, coincidiendo, por cierto, con los años del Concilio Vaticano II.
El cardenal Ratzinger sobre Garabandal: «No consta sobrenaturalidad»
Las sesiones concitaron a grandes multitudes, pues las muchachas habrían entrado en estado de profundo éxtasis y se sucedieron aparentes fenómenos sobrenaturales como levitaciones o demostraciones de fuerza ante la presencia de miles de testigos que intentaron sustraer a las adolescentes del trance mediante pinchazos de aguja, quemaduras o golpes.
Desde el principio, la Iglesia católica ha considerado dudosa o incierta la condición de sobrenaturales de estas apariciones marianas -al igual que las de Medjugorje (Bosnia) y Zeitoun (Túnez)- que tampoco han sido oficialmente aprobadas. Sin embargo, en 1992 el cardenal Ratzinger (luego papa Benedicto XVI), entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aconsejó al obispo de Santander no cerrar el caso dejando así la cuestión abierta para futuros estudios. Tuvo lugar una segunda comisión sobre los hechos -así los denominó la prensa de entonces- y Ratzinger, después de «examinar atentamente la información» consideró oportuno «no intervenir directamente» y volvió a insistir en que «no consta sobrenaturalidad».
Familias numerosas y catalanes, peregrinos habituales
Hoy no queda sitio para aparcar en la plaza de Garabandal, repleta de monovolúmenes en los que viajan familias numerosas, peregrinos habituales. Un detalle que evidencia que la 'falta de confirmación' eclesial no ha frenado a los miles de fieles que cada año peregrinan a este pueblo montañés donde, según anunciaron las videntes, «tendrá lugar un gran milagro».
Las voces de un chico joven se escuchan desde las callejuelas de la aldea. «El último mensaje que trasladó aquí la Virgen...». Se dirige a un grupo de unas quince personas, que parecen no haber venido juntas. Mientras tanto, una mujer ciega sale de una tienda de artículos religiosos del brazo de un familiar, que sostiene un rosario. Isidoro, el dueño del establecimiento, desconfía del joven 'predicador': «Aquí están recalando muchos moscones, mucha 'mafia'. De los que vienen a buscarte no te puedes fiar. Cuentan historias del anticristo y no saben ni lo que dicen».
A Ramón González, Ramonín, hay que ir a buscarle para poder charlar con él. Tiene 84 años, ha sido pastor toda la vida y siempre fue alguien muy cercano a las niñas, un buen amigo, sobre todo, de Mari Cruz. Es uno de los pocos testigos que quedan vivos en el pueblo de lo que sucedió en los años sesenta. «Nunca he dudado de las apariciones. Yo las veía bajar de los Pinos cuando aún estaban en éxtasis. Se dijo que si eran epilépticas, pero eran niñas normales, que después de unos minutos volvían en sí. La familia de Mari Cruz no era religiosa y la encerraban cuando decía que había visto a la Virgen. Siempre me dio mucha pena».
Ramonín cuenta que hay siete constructores que están levantado casas en las afueras del pueblo. «Hay muchos catalanes que están comprando viviendas aquí. El catalán es un peregrino común. En este momento, hay tres familias de Cataluña hospedadas y entre las tres suman 16 hijos», afirma Miguel Ángel, hermano de Jacinta y dueño de la Posada San Miguel, que está completa.
«Mi hermana y Conchita se fueron a vivir a Estados Unidos y Loli murió. Mari Cruz, que vive en Asturias, es la que más dudas ha manifestado por el ambiente en el que creció y el que la rodea ahora. Se casó con un sindicalista que siempre ha recelado de las apariciones. Tiene un gran conflicto interior».
Miguel Ángel, hermano de Jacinta: «La Iglesia ha intentado tapar el sol con un dedo»
Miguel Ángel, cuyo parecido físico con Jacinta es innegable, es además el alcalde de la pedanía. Insiste a este periódico en que Garabandal está «completamente abandonado por las autoridades»: «Aquí recibimos a mucho turista religioso y necesitaríamos que los accesos estuvieran mejor acondicionados. Si bien el Gobierno de Cantabria siempre se muestra dispuesto a acometer las reformas, llega un momento en que el Obispado de Santander logra paralizarlo todo. La Iglesia, desde los sesenta, ha intentado tapar el sol con un dedo», sentencia.
El Obispado de Santander responde a este diario que «no tienen competencias en las licencias de urbanización de accesos» y que el terreno próximo a los Pinos es de un particular. En los últimos años, el Obispado no ha actualizado su postura respecto a las apariciones, aunque en el año 2001 emitieron un comunicado, pues estaban recibiendo numerosas cuestiones relativas al polémico asunto, reiterando que: «no consta sobrenaturalidad». Fuentes próximas al Obispado sí que reconocen que «nunca han animado a los fieles a acudir a Garabandal» y que tampoco han autorizado que se pueda celebrar la eucaristía en los Pinos. Pero en los Pinos se sigue celebrando misa, como ABC pudo comprobar.
«Siempre ha habido mucha peregrinación. Los fieles nunca han olvidado Garabandal, pero en los meses de confinamiento hubo muchas personas que escucharon hablar por primera vez de este misterio», afirma Lucía que, además de ser prima de la vidente Conchita, regenta la Hospedería Nuestra Señora del Carmen, en el centro de la aldea. «Cada vez viene más y más gente. Todos los hostales están completos y no son pocos los que se alojan en pueblos cercanos». Lucía, que se niega a dar el contacto de Conchita, cuenta que ya no quieren dar más entrevistas a la prensa, pero que su prima «anunciará la fecha del gran milagro, ocho días antes de que tenga lugar, que es lo que le dijo la Virgen».
En un documental de la BBC emitido en los años 80, se revela que Conchita se casó con un pizzero de Long Island y es madre de cuatro hijos. Ella misma relata en dicho documental que «el milagro será visible para todos los que estén en el pueblo y en las montañas de los alrededores: los enfermos que asistan sanarán y los incrédulos creerán. Será el milagro mayor que Jesús ha hecho para el mundo».
Marina, que ha acudido con su marido y sus dos hijos a esta localidad del municipio de Rionansa, afirma a este periódico que «la Virgen maneja sus tiempos» y dice «estar esperando el milagro».
La familia está en lo alto del pueblo, en los Pinos, el lugar más concurrido de Garabandal, por ser el terreno donde las videntes aseguran que se producían las apariciones. Se escucha un silencio como de rosario. «Conocí Garabandal hace seis años, y ya es la segunda vez que vengo. Justo les estaba contando a mis hijos que Conchita ya tiene 73 años y que el milagro va a llegar». Y recuerda uno de sus mensajes: «Antes del milagro habrá un gran aviso, en forma de castigo, para toda la humanidad». Esa es la razón por la que no pocos garabandalistas interpretaron que la pandemia de coronavirus había sido ese 'castigo' en forma de aviso, según afirma a ABC Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas.
«Se prohíbe la difusión»
«En dicha aldea se dieron un sinfín de fenómenos propios de la historia de la mística; éxtasis constatados por la prueba del fuego, marchas y caídas extáticas, levitaciones, comuniones míticas, llamadas, locuciones... El pueblo arropó aquellos hechos y por todo el mundo se difundió, de forma automática e irresistible, un movimiento espiritual en pro de Garabandal, que conforme el tiempo pasa aumenta y crece cada día», se escribió en un reportaje publicado en ABC en 1968.
Fue la primera nota verdaderamente informativa que recogió este diario sobre la cuestión, pues en julio de 1965, se había publicado el siguiente aviso emitido por el Obispado de Santander: «Se prohíbe la difusión de los hechos supuestamente sobrenaturales acaecidos en Garabandal». Días antes, el 18 de junio, más de 3.000 personas, la mayor parte extranjeras, se congregaron en el pueblo montañés. Conchita, una de las videntes, había anunciado que la Virgen se le aparecería.
UNOS DE LOS MENSAJES QUE TRASLADÓ CONCHITA EN LOS AÑOS 60
«Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos arrastran a muchas almas»
Entonces reveló un mensaje especialmente delicado para la institución católica: «Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas». Según recogieron crónicas publicadas muchos años después, sobre los ojos de la niña «abiertos sin pestañear hacia lo alto, se concentraron durante veinte minutos los focos de la televisión italiana y del No-Do español».
Lo corrobora en un libro en el que se relatan con detalle los hechos García de Pesquera, un sacerdote que, curiosamente, había escrito una carta al director de ABC en 1969, en la que pedía que se tratase el asunto con «independencia». Pero el «no consta» de sus superiores es inamovible. Una falta de aceptación que parece no importarle lo más mínimo a los devotos de Garabandal.
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