Los servicios de urgencias se preparan para el «colapso» en agosto por los recortes en la Atención Primaria
Los hospitales de la costa, donde se dispara la demanda asistencial por los desplazados, serán los más afectados
«Los centros de salud estarán saturados y eso impactará en las urgencias porque son vasos comunicantes», alertan desde Semes
La falta de médicos en «el peor verano» llevará a cerrar centros de salud
El doctor David Gracia, en las urgencias del hospital de Palamòs
Se augura un «verano caliente» en la sanidad española. Plantillas bajo mínimos, cierres de camas de hospital –según previsiones del sindicato de enfermería Satse se perderán más de 10.000 en toda España– y la previsión de un atasco «sin precedentes» en los ... centros de salud; malos augurios para un sistema que deberá contener, como cada año, el envite de la punta asistencial del verano, sobre todo en las zonas vacacionales donde la demanda se dispara en los meses de julio y agosto. El año pasado aumentó un 10% por la ola de calor y el impacto del Covid, y esta temporada, los expertos vaticinan un escenario aún peor.
A las libranzas y vacaciones del personal de estos servicios se une el problema estructural de la falta de sanitarios. «Las urgencias darán que hablar este verano», advierte en declaraciones a ABC el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Pascual Piñeira.
No es alarmista. Sabe de lo que habla porque lleva años al frente del Servicio de Urgencias en el Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia, viendo como los cimientos del sistema se tambalean cada vez que los meses estivales o los estragos del frío en invierno lo ponen a prueba.
«Las urgencias llevan años infradotadas. Las necesidades asistenciales han aumentado con los años y no se han reforzado estos servicios para poder hacer frente a este crecimiento progresivo. La fragilidad del sistema se evidenció claramente en la pandemia», asegura el facultativo. Hace un mes saltaron las alarmas cuando hospitales de referencia en el país como el Vall d'Hebron de Barcelona anunciaron que cerrarían casi un 50% más de camas este verano con respecto a 2023 (un total de 272), y que se reduciría también en un 24% la actividad programada o no urgente del hospital, frente a la reducción del 13% del verano pasado.
Fuentes sanitarias consultadas por ABC atribuyen la contención de recursos y camas a los recortes de presupuesto del Instituto Catalán de la Salud (ICS), que impactarán también en la mayoría de los Centros de Atención Primaria (CAP) de Barcelona –el 80% de los de la ciudad están vinculados a este hospital–. Cataluña, Madrid, que afronta el verano con un déficit de 212 facultativos de Primaria y hospitales, la Comunidad Valenciana y Andalucía se prevé que sean los puntos negros de este «difícil verano» en las urgencias españolas.
«Se espera una situación complicada en los centros de salud y eso se traduce en un colapso de las urgencias porque la Atención Primaria y los servicios de urgencias de los hospitales son vasos comunicantes», advierte Pascual Piñeira en declaraciones a ABC. Recuerda, asimismo, que «durante todo el año a partir de las 15.00 horas el sistema de salud lo mantienen las urgencias». En su unidad del Hospital Reina Sofía de Murcia apenas ha arrancado el verano y, según denuncia, «ya hay cinco bajas no cubiertas». «En estos meses, a las vacaciones del personal se añaden las libranzas, y no hay sustitutos. Los que trabajan deben realizar más guardias y tienen mucha más presión y eso repercute en los pacientes», indica el vicepresidentes de Semes.
Le preocupa «enormemente» cómo va a impactar el déficit de recursos de estos meses en las personas de edad avanzada, «mucho más frágiles y con más necesidades asistenciales». En 2024, en la unidad de urgencias de su hospital se atendió a un total de 3.100 pacientes de más de 85 años, frente a los 6.300 que se atendieron en 2023.
«Los MIR no resuelven nada»
Piñeira advierte de que la situación será «especialmente complicada en las zonas de veraneo y los nuevos MIR no se incorporan hasta el mes de septiembre cuando la temporada ya ha acabado, por lo que no nos resuelve el problema». «A la población que ya atendemos se unen los desplazados y este verano habrá menos recursos. Eso es una realidad; negro sobre blanco», avanza.
«Los 300 pacientes que se ven en un día normal en estas unidades se convierten en 9.000 en verano», añade el facultativo. A corto plazo, es decir para estas próximas semanas, la solución se augura difícil, aunque, según explica el portavoz de la Sociedad Española de Urgencias, el colectivo ha mantenido reuniones con las autoridades sanitarias de todas las comunidades autónomas para buscar soluciones. A largo plazo, según aduce, la única salida es «dotar de más recursos al sistema y consensuar un Pacto de Estado por la Sanidad que resuelva la actual situación».
La infradotación actual de« las plantillas en estos servicios se agravará, según advierte el portavoz de Semes, con las futuras jubilaciones. Según datos facilitados a este diario por la Sociedad Española de Urgencias, «debido al envejecimiento del colectivo se necesitarían 500 urgenciólogos nuevos al año para poder hacer frente al relevo generacional, algo que no se produce, por lo que estas unidades llevan años tirando gracias al esfuerzo de los profesionales».
Desde la entidad advierten de la elevada edad media de los profesionales del sector. «En una década el 66% de los urgenciólogos tendrá más de 55 años«, precisan las citadas fuentes. La situación empeorará, según alertan desde Semes, en los próximos cinco años, en los que se prevé que se jubilen 2.000 de los 10.000 urgenciólogos que hay actualmente en activo en España. En la actualidad, los servicios de urgencias hospitalarias de España realizan alrededor de 25 millones de atenciones al año. Fuera del ámbito hospitalario, los equipos de emergencias realizan otros seis millones. Las puntas asistenciales más importantes se concentran durante los meses de invierno y en los dos fuertes del verano (julio y agosto).
Francisco Castro, médico de urgencias del Hospital General de Sant Boi, que pertenece al Parc Sanitari de Sant Joan de Déu (Barcelona), coincide con Piñeira al apuntar los «graves déficits estructurales» que arrastran desde hace décadas las urgencias de nuestro país.
«Dique de contención»
En este sentido, el urgenciólogo recuerda que «cuando un nivel asistencial falla, son los servicios de urgencias los que acaban aguantando el golpe. Si en los ambulatorios hay poco personal, o hay retraso en las visitas de especialidad, siempre nos repercute. Somos el dique de contención cuando algo funciona mal en la sanidad pública», precisa Castro, secretario de hospitales concertados del sindicato Médicos de Cataluña (MC).
Sentencia, igual que su compañero, que el principal problema se verá en las unidades de urgencias de las zonas de veraneo. «Hay pocos médicos para tantas necesidades y los que ejercen lo hacen en condiciones de precariedad laboral, por eso acaban marchando a ejercer a Francia, Inglaterra o Alemania, donde les pagan el doble por hacer su trabajo», denuncia el facultativo. «Debemos resolver esa situación porque parte de la solución al problema sería que estos profesionales que marchan a atender a la población de otros países, atendieran a nuestros pacientes», asevera en declaraciones a este diario.
«Los centros de salud estarán desbordados y eso llegará a las urgencias; son vasos comunicantes», alerta el vicepresidente del Semes
David Gràcia, médico de urgencias en el Hospital de Palamós (Gerona), situado en una de las principales zonas de atracción turística de Cataluña, expresa, al igual que sus compañeros, su «preocupación» ante el presumible colapso de estos servicios en los meses fuertes del verano. «En Palamós como novedad nos han puesto un tercer facultativo de Urgencias y refuerzo de enfermería en las guardias por la noche y esperamos poder capear la temporada estival, pero hay otros hospitales de la zona en los que la situación será mucho peor. Ya no dan abasto en un verano normal», explica el especialista.
Gràcia, que lleva 34 años ejerciendo como urgenciólogo en el Hospital de Palamós, lamenta la actual situación de precariedad en estos servicios. en los CAP y en los hospitales. «Hace años en la época de verano venían refuerzos. Existían los denominados módulos de refuerzo, es decir se contrataba a profesionales extra para ampliar las actuales plantillas y responder así al aumento de la demanda; ahora son los médicos que quedan trabajando durante estos meses los que acaban apuntándose a estos módulos porque las horas se pagan algo mejor. Es vestir un santo para desvestir otro», denuncia.
«Las condiciones son muy precarias; el verano es un 'sálvese quien pueda», dice el urgenciólogo. «La situación en la Atención Primaria está como está porque se está desmantelando el sistema sanitario público y lo pagan las urgencias», precisa. Al déficit de recursos se añaden, según apunta el facultativo catalán, otros problemas como el mal funcionamiento del transporte sanitario no urgente. «A veces se tiene a pacientes dados de alta varias horas en las urgencias sin poder hacer nuevos ingresos porque no llega el transporte sanitario para trasladarlos a sus casas o residencias y eso aumenta el colapso por la falta de boxes asistenciales en las urgencias», denuncia. Como sus compañeros, señala el aumento de recursos como «única salida a esta situación».
«Aunque se planteen mejoras se necesitan presupuestos para ejecutarlas. Ahora los centros no invierten lo necesario porque no tienen garantías para cubrir el presupuesto de 2024, temen no cobrar después de la Generalitat», concluye David Gràcia.
Especialidad reconocida
La falta de una especialidad reconocida era otra de las reivindicaciones históricas del colectivo; reclamación que se ha visto compensada esta semana con la aprobación, el pasado martes, del Real Decreto que reconoce esta rama médica. El presidente de Semes, Tato Vázquez Lima, celebra la noticia. «Con la aprobación de nuestra especialidad, conseguiremos contribuir a la mejora de la planificación de los recursos humanos, algo fundamental para la sostenibilidad de nuestro sistema público de Salud», afirma Vázquez. Ahora solo falta, según coinciden los especialistas consultados, que «el Gobierno demuestre la misma sensibilidad a la hora de dotar de recursos a nuestros servicios, uno de los pilares que sostiene el sistema».