El obispo excomulgado en quien confían las clarisas: «El señor Bergoglio es un hereje»

En respuesta a las preguntas de Ana Rosa Quintana, el obispo cismático ha insistido en que ningún Pontífice es legítimo desde la muerte de Pío XII en 1958 y que en España «sólo hay dos obispos válidos y legítimos, monseñor Subirón y un servidor». La referencia al valenciano Ricardo Subirón -que dirige una entidad sedevacantista al estilo de la suya y también está excomulgado por la Iglesia católica- pretende justificar su ministerio y remontar su sucesión apostólica al obispo vietnamita Pierre Martin Ngô Dinh Thuc, quien participó en las ordenaciones de prelados de los lefebvrianos y también hizo obispo al valenciano.

Sobre las religiosas de Belorado, ha señalado que «no han dado este paso [su ruptura con la Iglesia católica], por una cuestión de urbanismo, sino por el amor y la fe». A pesar de esa afirmación, ha insistido en que mantienen la propiedad de los conventos en que están instaladas, y ha reconocido que «se han acogido bajo la supervisión de un servidor, que les atenderá espiritual, sacramental y materialmente».

Se ha mostrado esquivo ante la pregunta de los fieles que integraban su institución hasta la llegada de las monjas, pero ha acabado reconociendo que, además de él como obispo, «hay siete sacerdotes y unos 200 numerarios casados o con votos privados». Tampoco ha querido concretar en donde celebraban la misa diaria esos sacerdotes, aunque ha señalado que, a partir de ahora, celebrarán «en estos nuevos monasterios que se han unido bajo la jurisdicción de este indigno siervo», en referencia a las clarisas.

Sobre su relación con las religiosas, ha argumentado que comenzó «hace un año» y que, «en los últimos meses hemos estado hablando sobre la vacancia en la sede petrina». En contradicción con lo que la abadesa afirmaba este miércoles, de que la relación había comenzado cuando ella se encontró con «seglar» en marzo de 2023 que luego resultó pertenecer a la Pía Unión, Pablo de Rojas ha sostenido que «fue por unas causas segundas», en concreto al «ir a comprar unas trufas al convento de Belorado».

En relación al conflicto del monasterio de Orduña, que las clarisas de Belorado compraron en 2020, pero del que no pagan las cuotas desde 2022, ha sostenido que las monjas «recibieron por parte de un benefactor el dinero que faltaba por pagar [1.200.000 euros] pero que la parte vendedora no quiso aceptar ese dinero».