«Tenía miedo a salir»: el relato de las familias que sobrecogió a la misión europea sobre la inmersión lingüística Cataluña

Uno de los que más impactaron a los representantes de la Eurocámara fue el de Javier Pulido, ya conocido como 'el padre de Canet' . Su familia fue acosada y amenazada en las redes y fuera de ellas hasta el punto de que el hostigamiento llegó a la Justicia. Pulido explicó ante Europa que solo quería más castellano para su hija, escolarizada en el colegio Turó del Drac de Canet de Mar (Barcelona). Sin embargo, su petición le colocó en el disparadero público y vivió «un auténtico infierno mediático».

Tuvo, según reconoció ante los miembros de Europa, «mala suerte» porque cuando los tribunales le concedieron en medidas cautelares el 25 por ciento de castellano para su pequeña acababa de ratificarse una sentencia histórica del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) de diciembre de 2020 que dictaba, por primera vez, extender el mismo porcentaje de castellano a todo el sistema. «Ahí empezó nuestro calvario», dijo a los eurodiputados.

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«Las redes sociales ardieron contra nosotros en amenazas e insultos y tuvimos miedo de salir de casa, de ir al colegio, al trabajo, de llegar al coche por si nos hubieran pinchado las ruedas, de que aquello afectara a nuestros negocios, o muchísimo peor, a nuestra hija», les dijo Pulido, y les enseñó algunos de los mensajes que circularon por las redes contra ellos y que están judicializados. «Me apunto a apedrear la casa de este niño», «tenemos que hacer que esta familia viva un infierno mediático», son algunos de los tuits que les presentó.

Pulido les narró cómo a raíz de su petición los padres les hicieron el vacío, a su hija dejaron de invitarla a los cumpleaños, intentaron boicotear su negocio, y sus compañeros del grupo en el que tocaba le dieron la espalda. Dejó un mensaje final a la misión: «Es inadmisible que en un país de la UE la Administración no sólo no respete las leyes, sino que además no cumpla las resoluciones judiciales y seamos los padres quienes plantemos cara al Ejecutivo».

Agustín Fernández también tuvo la oportunidad de narrarles su experiencia. En 2015, asesorado por Convivencia Cívica, logró más castellano para sus hijos. «Durante años solicité una educación bilingüe en el Centro Escuelas Pías de Mataró (Barcelona), donde estudiaban mis dos hijos, sin ser atendido. El 11 de mayo de 2015 me comunicaron que el TSJC me había concedido un 25 por ciento de español. Al día siguiente, mis hijos, que tenían 9 y 10 años, llegaron llorando del colegio porque habían sido señalados. Apenas 24 horas después, el centro apareció lleno de carteles en contra de la resolución y se convocó una manifestación contra el fallo», relató el padre. Allí, arrancó una «auténtica pesadilla» para él y su familia, que le abocó a llevar a sus hijos a un colegio privado que le cuesta 1.000 euros al año por niño. «En esas semanas horribles de acoso a mi familia, nadie nos defendió», señaló a los eurodiputados.

Dafne Ungerer y Jordi López fueron los otros dos padres que pudieron hacer llegar sus vivencias a los eurodiputados. El último, también peticionario de la misión, reclamó más español para sus hijos escolarizados en El Prat de Llobregat (Barcelona), y uno de ellos con necesidades educativas especiales. López aportó a los eurodiputados pruebas de cómo la Generalitat se saltó un fallo firme a petición del consejero de Educación y denunció el efecto de la inmersión en niños con dificultades de aprendizaje. «Es injusto e inhumano que un alumno con necesidades especiales se vea obligado a estudiar en una lengua que no es la suya», apuntó.

Por último, Dafne Ungerer, madre de dos alumnos de la escuela de Castelldefels (Barcelona), explicó a los miembros de la misión cómo la acosaron por pedir, junto a otras familias, una enseñanza en castellano, catalán e inglés para sus hijos. «No todo el mundo pudo soportar esta presión», explicó a los eurodiputados. Les relató cómo tras confirmarse el 25 por ciento de castellano para sus hijos la presión mediática, social y política se disparó. Su testimonio y el de las otras familias escuchadas por Europa servirá para armar el documento de recomendaciones que la misión cerrará en abril. «Nuestras vivencias no les dejaron indiferentes», aseguran.