Cambios en el banquillo episcopal
El pontificado del Papa Francisco en España no se entendería sin el cardenal Omella
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Arranca mañana un nuevo curso para la Iglesia en España a la espera de que monseñor Piero Pioppo aterrice en Barajas y se instale en su casa de la calle Pío XII de Madrid. Poco tardará en ponerse manos a la obra, entre otras cuestiones ... en el relevo más importante de los últimos años en la Iglesia en España, el del arzobispo de Barcelona. El próximo 21 de abril el cardenal Juan José Omella cumple ochenta años, fecha límite para la prórroga establecida por el Papa Francisco para los cardenales de su confianza. El pontificado del Papa Francisco en nuestro país no se entendería sin el cardenal Omella. La aceptación de su renuncia supondrá pasar página de una época en la que se hizo verdad hasta el paroxismo aquello que dijera Tarancón de que los obispos españoles tiene tortícolis de tanto mirar a Roma.
Se podría decir que el nuevo pontificado comenzará en ese momento. La clave no es solo el punto y seguido de la historia. Con la designación de quien sustituya al cardenal Omella, León XIV tomará entonces la decisión más relevante referida a España, a no ser que se lleve a un alto eclesiástico patrio a Roma dentro de su equipo de Prefectos. Es aún pronto para barajar nombres para Barcelona, pero candidatos aptos por aquí hay de sobra.
Cuando se siente en su mesa de trabajo, el nuevo nuncio apostólico se encontrará también con los expedientes de provisión de las siguientes diócesis: Astorga, Teruel y Osma-Soria, que se encuentran sin obispo; Cuenca, cuyo obispo cumplirá 78 años el 26 de octubre; Mallorca, con un obispo que cumplió 77 años el 28 de enero; y las diócesis de Cádiz y Cartagena-Murcia, cuyos obispos han presentado la renuncia por haber cumplido 75 años. Salvo incidencias y cambios, hasta 2028, no se moverá el banquillo episcopal. Entonces lo harán los de Valladolid, a no ser que el Papa le nombre cardenal, Mérida-Badajoz, Salamanca y Ciudad Rodrigo y Orense. Otro capítulo del nuevo nuncio serán las relaciones con el Gobierno. Pero merece otra columna por lo que se le avecina.