Tendremos Nuncio… pese al Gobierno
«Estamos ante un Gobierno debilitado que saca a pasear su anticlericalismo cada vez que necesita desviar la atención»
Santiago Abascal y la pecera confesional
Belorado, punto y casi final
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Iniciar sesiónNo parece que el Gobierno de Pedro Sánchez sea consciente de lo que significa jugar a aprendiz de brujo con la Iglesia. No mucho tiempo después de que incomprensiblemente monseñor Bernardito Cleopas Auza abandonara España destino a las Comunidades Europeas, el pasado 21 de ... mayo, la Santa Sede procedió a la preceptiva comunicación de un nuevo nuncio de su Santidad en el Reino de España en la persona de monseñor Piero Pioppo, un acreditado diplomático italiano, actual delegado apostólico en Indonesia, un país de mayoría musulmana.
Pedro Sánchez y su acólito, en terminología eclesiástica, Bolaños decidieron dilatar el preceptivo plácet como forma de protesta política por el rol que, según ellos, durante los últimos meses ha tenido el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, en defensa de la libertad de la Iglesia. Una defensa que implica también la libertad de expresión de los obispos. Pero no fue sólo ese argumento el que pesó en la decisión de Sánchez. Como bien sabe la embajadora de España en la Santa Sede, la exministra Isabel Celáa, entre otras razones por sus encuentros con algunos altos eclesiásticos españoles que frecuentan su palaciega mesa, el perfil del previsible nuevo Nuncio en España no es el que inicialmente más le encajaba al Gobierno, que ha perdido las puertas paralelas de acceso al Papa como ocurría en tiempos pasados. Hubo incluso quien, periodísticamente, llegó a decir que Sánchez había vetado al candidato propuesto por la Santa Sede, lo que supondría una declaración directa de animadversión hacia el Papa León XIV y que además hubiera complicado mucho la imagen del Gobierno en el mundo diplomático europeo. No hubo veto, hay sólo un entretenimiento que se volverá en su contra.
Llegará pronto monseñor Pioppo, un acreditado eclesiástico de criterios sólidos, para trabajar, codo con codo con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, y con los obispos españoles, en la defensa de la libertad de la Iglesia frente a un Gobierno debilitado que suele sacar a pasear su anticlericalismo cada vez que necesita desviar la atención. Y también con una Iglesia que demanda liderazgos consolidados.
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