Jénnifer, víctima a los 16 años de violencia de género: «Me pegaba en el instituto y decían 'son cosas de críos'»
Esta enfermera sufrió un infierno de malos tratos durante cuatro años. Salió adelante, pero lamenta el aislamiento que sufren las jóvenes y la vergüenza en denunciar
Cerca de 600 jóvenes necesitaron ser protegidas de sus novios en 2022, según el INE
«Yo era su sol y todo giraban en torno a mí», lamenta Jénnifer tras ser maltratada por su primer novio
Escandalizados. Pero no ante una nueva «alarma», sino frente a lo que ya es una realidad. Las entidades que trabajan con las mujeres víctimas de violencia de género en nuestro país, como la asociación Alma o la Fundación Integra, dan por hecho que cada vez hay más menores de edad que requieren su ayuda ... y que «además, estas jóvenes se encuentran desde una edad muy temprana en una situación muy vulnerable», dice a ABC Ángeles López Ventura, técnico de empleo del área de violencia de Integra. Desde Badajoz, donde tiene su sede Alma, su portavoz, Gregorio Gómez Mata, también da cuenta del fenómeno al que ayer puso cifras el INE, en su última Estadística anual de Violencia de Género: el número de víctimas va en aumento, un 8,3% más que el año anterior, hasta 32.644. De ellas, 594 jóvenes (un 0,6% de las menores de 18 años) precisaron medidas cautelares o de protección, un dato estancado respecto al año anterior, 2021, que ya fue «malísimo por la pandemia», apostilla Gómez.
Cabe aclarar que en el sistema de vigilancia policial de víctimas VioGén hay más de 740.000 mujeres inscritas en estos momentos, pero Estadística solo recoge a aquellas que precisaron de medidas cautelares u órdenes de alejamiento de sus agresores. Por grupos de edad, el INE señala que las mujeres de 30 a 44 años concentran casi la mitad de los casos en su conjunto. La tasa de víctimas es de 1,5 por cada mil mujeres de 14 y más años. Al otro lado, los hombres denunciados también suben un 10,5% hasta los 33.209. La proporción más alta se da entre 25 y 34 años, con 3,4 denunciados por cada mil hombres.
Violencia vicaria
Tras la aprobación de la Ley de la Infancia, el INE ofrece la primera cifra de la violencia vicaria en España y subraya que son 1.376 niños –en régimen de guarda y custodia o que seguían conviviendo con el agresor– los que sufrieron en su propia piel el azote de la violencia machista o a través de sus madres y necesitaron medidas cautelares (prohibición de comunicación, de acercarmiento o libertad provisional).
A la Fundación Integra las mujeres llegan sin escapatoria por la falta de independencia económica. «Cuando estas jóvenes nos son derivadas para ayudarlas en la búsqueda de empleo, en una gran mayoría de los casos carecen de una red de apoyo, tienen la autoestima destruida y han normalizado la violencia en la pareja. El control de su móvil, de horarios y personas con las que se relaciona, las prohibiciones y las amenazas forman parte de su día a día… Y además, muchas veces, lo sufren en silencio al no querer compartirlo con sus familiares o amigos. Se aíslan, hasta el punto de tener solo a su pareja para hacer cualquier actividad propia de su edad», arguye López Ventura.
«Me llamó puta e hice clic y dije 'hasta aquí'»
Jénnifer Morán fue una de esas mujeres asistidas por la Fundación Integra y derivadas desde el Centro de la Mujer de Leganés (Madrid). Sufrió «un infierno» entre los 16 y los 20 años, y hoy es enfermera «sin problemas para llegar a fin de mes». «Lo digo porque él me hacía hasta darle el dinero. Me pegaba en el instituto y decían que eran amoríos de adolescentes, cosas de críos; a comisaría tienes que ir a denunciar, pero sabes que van a llamar a tus padres o vas a tener que hablar con ellos, y no te atreves. El problema es que eres menor y estás demasiado condicionada a que te acompañen tus padres y sientes vergüenza de contarlo. Temía ponerme delante de mis padres y decir 'tenéis que venir conmigo'. Además, ves que cada vez que abres la boca tiene consecuencias: a mí me quemó tres coches y me pinchó varias veces las ruedas. Te preguntan: ¿por qué no eres capaz de pararlo? Si yo pudiera, ya estaría parado, piensas«. »Y es que eres demasiado joven para denunciar sola a tu agresor pero no para ir sola a abortar a un hospital«, contrasta Morán, que llegó a pedir a una agente de Leganés que ella denunciase de oficio.
«¿Cómo sabes si es tu primera pareja que eso no es amor? ¿Quién te lo ha explicado?»
Jénnifer Morán, con su nueva pareja
Víctima de malos tratos
Jénnifer sigue relatando su herida: «Él ya me había empujado, pero no le di importancia; di dos pasos adelante y le empujé yo también. Mi punto de inflexión para decir 'hasta aquí' fue un día que me llamó 'puta' delante de todos sus amigos, hice clic, pero él tardó muchísimo tiempo en dejarme en paz», agrega. Jénnifer fue una de las jóvenes que requirió una orden de protección respecto de su expareja.
«Conocimos a Jénnifer cuando tenía 21 años. Cuando recibimos una derivación de cualquier entidad con la que colaboramos, las mujeres ya se encuentran preparadas para acceder al mercado laboral, y es ahí cuando nos ponemos en marcha», cuenta López Ventura. «Siguiendo el procedimiento habitual, con Jénnifer el primer paso fue citarla para realizar una entrevista personal en la que conocimos cuáles eran sus circunstancias, además de su experiencia y formación para crear el perfil profesional que tiene, además de sus habilidades actuales para la búsqueda de empleo. Con el fin de reforzar estas últimas, y apoyarla para encontrar un trabajo, que es nuestra finalidad, comenzó nuestro itinerario a través de la realización de nuestra Escuela de Fortalecimiento. En ella, durante una semana, voluntarios de nuestras empresas colaboradoras, le ayudaron a reforzar todas las habilidades necesarias para realizar un buen proceso de selección que le abriese las puertas a conseguir un contrato de trabajo. Tras finalizar esta formación, comenzamos nuestro trabajo de intermediación laboral moviéndola en diferentes ofertas de empleo. Fue en la empresa Acciona donde consiguió trabajo como auxiliar de enfermería. Tal y como hacemos con todas nuestras mujeres, continuamos realizamos un seguimiento tanto con ella como con la empresa de manera muy detallada, para asegurarnos que hay un buen encaje de la persona con el puesto y las posibilidades de continuidad en la misma. En el caso de Jénnifer, continuó trabajando en Acciona con una buena valoración por parte de la empresa y realizando un trabajo que le llena».
Esta mujer que fue víctima muy joven lanza dos preguntas: «¿Si es tu primer novio, como era el mío, cómo sabes que lo que te hace no es amor? Te das tus primeros besos a los 12 años y nadie te ha explicado. El amor no es siempre decir que sí, muchas veces es decir que no. Al principio, yo era el sol y toda su vida giraba en torno a mí, hasta que te van desplazando de todo tu entorno y no eres más que un planeta frío«. »Por otra parte -añade-, los jóvenes que ven el dominio de la mujer solo en la pornografía, cómo no van a querer desplegarlo sobre sus parejas si nadie les sabe explicar preventivamente que eso es ficción, que no se puede hacer, y detallarles qué es amor y cómo deben comportarse?». Acaba: «Los jóvenes no tienen acceso a información verídica. No saben que el amor no es eso, no son exigencias, ni obligaciones, ni dominio. El truco estaría en que nos adelantáramos a contarles«.
«Cosas de críos»
«Aunque parezca mentira, el 99% de los jóvenes todavía no saben qué es violencia de género«. Gómez Mata es crítico con la educación en valores que falla en las escuelas, pero también con la inacción de los padres: «Llegan a restar importancia a la violencia que sufren sus hijas diciendo que 'son cosas de críos'. Una de las primeras frases que les decimos a ellas, aunque suene duro, es que va a haber gente que, intentando ayudarles, les hagan daño, porque se opina sobre la violencia de género con desconocimiento y se hace sentir a las niñas culpables de sus relaciones».
«¿Cómo van a saber qué es la violencia de género si ni siquiera la ministra de Igualdad conoce qué es, como lo demostró en la 'ley del solo sí es sí'?»
Gregorio Gómez Mata
Portavoz de la asociación Alma contra la violencia de género
Prueba de la gran ignorancia que existe en torno a qué significa la violencia de género, es, para Gómez Mata, la 'ley del solo sí es sí'. Según la asociación Alma, ni siquiera la ministra de Igualdad, Irene Montero, sabe qué es esta lacra: «Recibimos un aluvión de llamadas de mujeres que, durante su maltrato, habían mantenido forzadas relaciones con sus parejas por miedo. El consentimiento no es lo mismo que el deseo. Ellas consintieron para evitar problemas«.
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Gómez Mata termina: «Todas ellas llamaron para preguntar si su agresor (y violador, por extensión de esa violencia sexual) que estaba en la cárcel iba a salir airoso», una derivada de la fraudulenta norma que no se había conocido hasta el momento.
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