Los insultos de Milei al Papa provocan el prudente silencio del Vaticano y una misa de desagravio en Argentina

En las elecciones «primarias» obligatorias del pasado 13 de agosto, con las que se fijaron los cinco candidatos con un mínimo de votos para participar en las presidenciales, arrasó el populista Javier Milei, de la coalición «La Libertad Avanza». Obtuvo casi un 30% de apoyos, nueve puntos más que el peronista Sergio Massa, que obtuvo un 21,30%, y casi el doble de la tercera contrincante, Patricia Bullrich del partido de Mauricio Macri, que obtuvo el 16,81%.

Milei, un outsider que ha aglutinado el «hartazgo» del país contra la clase política y la inflación desbocada, ha publicado en redes sociales duros insultos contra el Papa Francisco. El primero que se recuerda fue un «A vos te gusta la mierda de la justicia social» que se remonta a 2017; y a partir de entonces lo más suave que le ha llamado es «enemigo del bienestar, peroncho zurdo», «personaje impresentable», «nefasto».

En noviembre de 2020, en una entrevista televisiva, Javier Milei dijo que «habría que informarle al imbécil ese que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que eso es un robo y una aberración». Lo llamó «representante del maligno en la tierra, que está ocupando el trono de la casa de Dios» y lo acusó de «impulsar el comunismo, con todos los desastres que causó» y de promover «el pobrismo y un régimen de miseria».

Tras vencer las primarias de agosto Milei ha suavizado el tono y asegurado que daría a Francisco un recibimiento «acorde a un jefe de Estado» ya que es «el jefe espiritual de la gran mayoría de los argentinos». Por su parte, el Papa ha evitado responder a estas provocaciones.

Pero la Iglesia argentina no podía quedarse cruzada de brazos. Por eso, antes de que comience oficialmente la campaña electoral el próximo 17 de septiembre, este martes celebró en una villa miseria de Buenos Aires una «Misa en desagravio por los ultrajes al Papa Francisco». El Vaticano, que tampoco ha entrado en la polémica, se ha limitado a publicar este miércoles una crónica de la ceremonia en sus canales oficiales.

La idea era «reivindicar al Papa Francisco y rechazar todo tipo de injurias, mentiras e insultos que se están manifestando en esta campaña electoral». A la misa acudieron 10 mil personas, entre ellos exponentes tanto kirchneristas como del partido de Macri. «Algunos nos han preguntado '¿por qué no lo dijeron antes?'», justificó en la homilía el sacerdote José María de Paola, uno de los «curas villeros» que atienden esta periferia. «Es que es indigno de un candidato decir las cosas que se dicen», se respondió.

Junto a los 40 sacerdotes villeros que celebraron la misa, estaba el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Iglesia argentina, Jorge García Cuerva, quien deberá vérselas con el gobierno de Milei en caso de victoria electoral.

Después de la misa, leyeron una declaración en la que «repudiaron» las «agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país», dijeron que Milei usa «conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa, tachándolo de comunista» y que «habla con desprecio de lo que significa la figura del sucesor de Pedro, afectando la sensibilidad de la grey católica y de quienes lo estiman».

«Uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira», aseguran los sacerdotes en el comunicado.

Como uno de los cantos de batalla de Milei es «No vine a guiar corderos, vine a despertar leones», le alertaron de que «si sólo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos, pues en la ley de la selva, solo ganan los más fuertes».

En una de sus últimas entrevistas a un medio argentino, un diálogo con el periodista Joaquín Morales Solá de «La Nación» publicado el pasado 23 de abril, el Papa aseguró que «siempre he querido volver a mi país» y confirmó que planea ir a Argentina en 2024, una vez pasadas las elecciones, para evitar connotaciones políticas o de partido. Probablemente esperará a conocer el resultado de las presidenciales antes de tomar la decisión definitiva.

Entonces, preguntado sobre sus preferencias políticas, respondió que «estoy fuera desde hace diez años, no llevo el pulso de lo que pasa en la Argentina. Sería injusto que en tales circunstancias tuviera simpatías o antipatías». Y se despidió del periodista con un ruego: «No me vinculen con la política argentina, por favor». Justo lo que ha conseguido el huracán Milei.