¿Es la 'gripe del tomate' un nuevo virus?

Esta enfermedad en estudio debe su nombre a la erupción de ampollas de color rojo que presenta

Alfredo Corell, inmunólogo: «Aún no hay un virus identificado, ya que el diagnóstico es por descarte»

Un total de 82 niños han sufrido fiebre del tomate en India Shutterstock

Dada la rápida propagación de la viruela del mono y tras la pandemia de Covid que ha asolado el mundo, la preocupación por las enfermedades infecciosas crece, a pesar de que estas han estado con nosotros siempre. El pasado 17 de agosto, la ... reconocida revista inglesa 'The Lancet' publicaba que este verano un nuevo virus conocido como gripe del tomate o fiebre del tomate había surgido en India, afectando a niños menores de 5 años.

La prestigiosa publicación reconocía que esta rara infección viral no pone en peligro la vida de quien la sufre, además de encontrarse en un estado endémico. ¿Pero estamos verdaderamente ante un nuevo virus?

«Aún no hay un virus identificado, ya que el diagnóstico es por descarte. Se diagnostica al descartar que no se trata de otros virus como dengue, Covid o fiebre chikungunya», explica Alfredo Corell, inmunólogo y profesor de la Universidad de Valladolid.

La enfermedad se identificó por primera vez en el distrito de Kollam de Kerala el 6 de mayo de 2022. Hasta el día 26 del mes pasado, los hospitales del gobierno local han informado de 82 casos en niños que son menores de 5 años. «Sabemos que cumple con los requisitos de los conocidos como virus-boca-mano, que suelen darse en infantes por contacto con superficies contaminadas. No es preocupante, pero en adultos y sobre todo en inmunodeprimidos este tipo de infecciones sí que pueden ser graves», apunta el profesor Corell.

Desde la publicación se insinúa que el virus también podría ser una nueva variante de estas enfermedades virales de manos, pies y boca o un efecto secundario de la fiebre chikungunya o del dengue en los niños en lugar de una infección viral propia como tal. «Al igual que pasa con el Covid o con muchas enfermedades, las pruebas pueden dar resultados negativos una vez se ha pasado la fase aguda de la enfermedad pero puede quedar algún síntoma residual. Esto explicaría que el verdadero patógeno que está provocando estos síntomas no fuese detectable en las pruebas moleculares y serológicas que se están realizando a los afectados», remarca el inmunólogo.

Por el momento las autoridades afirman que no existe riesgo para las vidas de los afectados, pero la conocida publicación inglesa advierte: «Debido a la terrible experiencia de la pandemia de Covid-19, es deseable una gestión vigilante para evitar nuevos brotes».

«Estamos muy lejos de que sea un problema. En caso de que se trate de síntomas residuales del dengue o de la fiebre chikungunya, no habría por qué temer, ya que estas enfermedades las produce un mosquito vector que no existe en Europa», comenta Corell, que pone el foco en otro problema: «El cambio climático podría ser el culpable de que llegase hasta nosotros, ya que puede alterar a las especies y provocar que se desplacen de sus hábitats de origen».

La gripe del tomate debe su nombre a la erupción de ampollas de color rojo que presenta. Son dolorosas, están presentes por todo el cuerpo y aumentan gradualmente hasta alcanzar el tamaño de un tomate. Según 'The Lancet', estas ampollas se parecen a las que se observan con el virus de la viruela del mono en individuos jóvenes. Otros síntomas que presenta son la fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, deshidratación, hinchazón de las articulaciones, dolores corporales. Síntomas similares a los de la gripe y el dengue.

El tratamiento que requiere es el descanso, ingesta de líquidos y a ser posible el uso de una esponja de agua caliente para aliviar la irritación y las erupciones. Se requiere terapia de apoyo con paracetamol para tratar la fiebre y el dolor de cuerpo.

Se debe seguir un aislamiento de 5 a 7 días desde el inicio de los síntomas para evitar la propagación de la infección a otros niños o adultos. Es recomendable mantener una higiene y desinfección adecuadas, así como evitar que el niño infectado comparta juguetes, ropa, alimentos u otros artículos con otros niños no infectados.

Hasta el momento, no hay vacunas ni medicamentos antivirales disponibles para el tratamiento o la prevención de esta dolencia.

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