Lo último contra la esclerosis múltiple: oro regenerador, dieta sin tóxicos y test predictivos

Conocerla es el primer paso para acorralarla y en el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple es una buena excusa para poner al día los últimos avances. Desde las nuevas propuestas de tratamiento que empiezan a comercializarse, a los fármacos que acaban de salir del laboratorio y prometen revolucionar la terapia.

La esclerosis múltiple es un mal sin cura, con un diagnóstico que aún suena a condena a pesar de que las nuevas opciones terapéuticas hacen que muchos pacientes lleven una vida normal.

ABC repasa lo último contra la enfermedad en forma de diez claves, de la mano de Celia Oreja-Guevara, jefe de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, una de las líderes en la investigación de esta enfermedad neurodegenerativa.

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica autoinmune, desmielinizante y neurodegenerativa del sistema nervioso. Es crónica porque aún no existe un tratamiento curativo, aunque sí diferentes fármacos que frenan su evolución. Autoinmune porque las defensas naturales del organismo, esas que deberían funcionar como protectoras ante los agentes externos o actuar cuando algo va mal, atacan al sistema nervioso central. Desmielinizante, porque su objetivo es la mielina, la vaina protectora que recubre las fibras nerviosas. Al dañarla se altera la comunicación entre el cerebro y el resto del sistema nervioso y aparecen los síntomas. Y neurodegenerativa porque la enfermedad progresa y causa un daño neurológico y discapacidad.

Aunque no existen patrones, es también una enfermedad de personas jóvenes, con una edad media de 30 años, la mayoría son mujeres.

Desde hace cuatro décadas se postula la asociación entre el virus de Epstein–Barr y la esclerosis múltiple. Este virus es la mayor causa de una infección aguda llamada mononucleosis o 'enfermedad del beso' y ahora se sabe también que tiene un papel fundamental en el desarrollo de esta enfermedad neurológica. El virus eleva el riesgo en individuos susceptibles, aunque aún no se conocen los mecanismos que hacen que este patógeno altere al sistema inmune y lo ataque. La pista del virus de la mononucleosis tendrá, seguro, implicaciones importantes para el futuro de las terapias y la prevención de la esclerosis múltiple.

Los síntomas son muy diversos como hemos explicado. Uno de los más habituales es la pérdida de visión por una neuritis óptica por la inflamación del nervio óptico. «De forma repentina, se empieza a tener una visión borrosa o a ver con una sensación de tener una nube. Otros empiezan a arrastrar una pierna, se les duerme una parte de la cara o sienten un hormigueo que se suele pasar. Los que tienen estas alteraciones sensitivas son los que más tardan en acudir al médico y en recibir el diagnóstico», explica la responsable de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Clínico. Otros síntomas frecuentes son los mareos, debilidad muscular, espasmos y problemas de equilibrio y coordinación. Y hay otros 'invisibles', como la fatiga, el deterioro cognitivo, la depresión, la ansiedad o el dolor, entre otros.

La esclerosis múltiple se caracteriza por una neuroinflamación y la aparición de lesiones en el cerebro. La resonancia magnética permite verlas como manchas blancas en el cerebro. «A muchos de los pacientes se les diagnostica de forma casual, porque se les prescribe una resonancia por migraña o por otras causas», señala la especialista. Este hallazgo casual favorece en muchos casos un diagnóstico precoz.

La doctora Oreja-Guevara no lo duda: «Lo más aconsejable es acudir a un hospital que tenga una unidad de esclerosis múltiple donde se pueda tratar al enfermo con una mirada multidisciplinar». En su opinión, el mejor tratamiento no lo puede prescribir cualquier neurólogo. Además de las unidades repartidas por toda España, once son centros de referencia que atienden a pacientes de todo el país.

La evolución ha sido abismal en los últimos dos décadas. «Una persona que hace veinte años le diagnosticaban esclerosis múltiple acababa en diez años en una silla de ruedas, y ahora 25 años después un paciente diagnosticado podrá ir bien y vivir de forma autónoma. Muchos de nuestros pacientes siguen trabajando y nadie sabe que tiene la enfermedad. Tenemos tratamientos muy potentes que reducen los brotes de la enfermedad. Sin brotes, el enfermo no acumula lesiones en el cerebro ni síntomas. Ese es nuestro objetivo evitar que la enfermedad progrese».

Vivimos una edad de oro de nuevos medicamentos para la esclerosis múltiple. Solo el año pasado se comercializaron cuatro nuevos en España. Son potentes y mejoran la calidad de vida de los enfermos, pero su gran limitación es que solo funcionan durante la fase de inflamación de la enfermedad. «Cuando comienza la fase progresiva o degenerativa ya no hay inflamación que tratar , tampoco brotes y no se puede hacer mucho por los enfermos», lamenta la especialista del Clínico San Carlos. La esperanza está en tratamientos que logren reparar la mielina. En estos momentos hay en ensayo clínico varios tratamientos.

Entre ellos, un fármaco utilizado contra el cáncer (bexaroteno), un antihistamínico (clemastina) y nanocristales de oro. Las investigaciones de este último, aún en una fase muy preliminar del ensayo, se han presentado en el último congreso americano de neurología, celebrado en Boston. La ventaja de las nanopartículas de oro es que presentan baja toxicidad y podrían restaurar la funcionalidad perdida. Con el mismo objetivo funciona la clemastina, un antihistamínico común que se utiliza para tratar los síntomas de alergias y el resfriado. «Al menos, se ha visto que es capaz de revertir parcialmente el daño a la visión, al regenerar el nervio óptico, pero se necesitan unas dosis muy elevadas que producen mucha somnolencia», explica.

Cada paciente es diferente. No obstante, se sabe que hay indicios que pueden iluminar el camino. Algunos estudios apuntan a que el primer episodio ya ofrece algún indicio. El pronóstico puede ser mejor en las personas cuyo primer brote se manifiesta con síntomas sensoriales, sin síntomas de la función motora, sin afectación del tronco cerebral ni en la médula o en la función urinaria. También suele ser mejor el pronóstico de quienes se recuperan totalmente del primer brote. Asimismo se investiga si se puede predecir un brote y conocer si el tratamiento funciona con un simple análisis que mide neurofilamentos en sangre, apunta la especialista.

Más allá del tratamiento farmacológico, uno de los primeros consejos de los neurólogos a los enfermos es intentar llevar una vida saludable con ejercicio físico, una alimentación equilibrada y sin sustancias tóxicas. Abandonar el tabaco, reducir el sobrepeso, tomar vitamina D y eliminar los alimentos ultraprocesados forma parte también del tratamiento de las personas con esclerosis múltiple. Curiosamente, no se ha encontrado una contraindicación con el alcohol.

Sí, las pacientes con esclerosis múltiple pueden tener hijos, no duda Oreja-Guevara. «Lo más importante es que los dos años previos al embarazo estén sin síntomas nuevos y sin lesiones en la resonancia magnética. Es importante que se planifique bien para decidir qué tratamiento se puede seguir o cuál se tiene que interrumpir. Hay algunas unidades de Esclerosis Múltiple que tienen una consulta específica de planificación familiar como la del Hospital Clínico y esto facilita que las pacientes no tengan miedo a quedarse embarazadas y a tener hijos», asegura.

En el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, las asociaciones de pacientes también reclaman la condición de discapacidad desde el primer momento del diagnóstico.