Crece un 30% la mortalidad por el calor en Europa en solo 20 años

La tendencia es preocupante, dicen los autores del 'Estado del Clima en Europa de 2023' publicado este lunes, porque se aprecia un número creciente de días con «estrés térmico fuerte», es decir, temperaturas que no solo ponen en peligro el medio ambiente, sino también la salud de las personas, y España es uno de los países más expuestos. El año pasado también fue en el que más días de «estrés térmico extremo» se ha registrado.

En general, los impactos en la salud se dan en relación a todos los fenómenos meteorológicos extremos. Solo el año pasado murieron en Europa 63 personas por borrascas, 44 por inundaciones y otras 44 por incendios forestales. Y hubo pérdidas económicas por el clima de más de 13.400 millones. Pero son las olas de calor las mayores asesinas. 

El impacto de los episodios cálidos está en incremento. Hasta 23 de las 30 olas de calor más graves en Europa se han producido desde el año 2000, y cinco en los últimos tres años. Se han estimado entre 55.000 y 72.000 muertes por este fenómeno en los veranos de 2003, 2010 y 2022. No significa que las olas de calor maten directamente a este número de personas, sino que la exposición prolongada al estrés térmico puede agravar algunas enfermedades previas y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor, como el agotamiento por calor o la insolación, en especial entre las poblaciones vulnerables como las personas mayores o los niños.

Hay, además, otro factor que juega en contra de los europeos y que destacan los autores. «El impacto de las olas de calor en la salud es más pronunciado en las ciudades que en zonas rurales, porque las ciudades se están calentando más rápido», ha dicho Andrew Ferrone, de la OMM, en la presentación del informe.

Esa combinación de asfalto, cambio climático y envejecimiento de la población hace probable que se exacerben significativamente los impactos en el futuro, apuntan los autores. «La frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor seguirán aumentando, con graves consecuencias para la salud pública». Todo ello, a pesar de que tras la ola de calor de 2003 muchos países europeos decidieran incorporar o reforzar sus sistemas de aviso. «Las intervenciones actuales contra las olas de calor pronto serán insuficientes para hacer frente a la carga esperada para la salud relacionada con el calor», concluye el informe.

La paradoja es que, aunque en la última década tanto los grupos más vulnerables (mayores, niños o personas con enfermedades previas) y profesionales sanitarios han tomado mayor conciencia sobre los efectos de calor, el riesgo se sigue percibiendo como bajo.

«En 2023, Europa fue testigo del mayor incendio forestal jamás registrado y fue uno de los años más húmedos, con graves olas de calor marinas e inundaciones devastadoras generalizadas. Las temperaturas siguen en aumento, lo que hace que nuestros datos sean cada vez más vitales para prepararnos ante los efectos del cambio climático», ha asegurado Carlo Buontempo, director del C3S.