La «alarmante espiral» de la violencia sexual: 50 delitos al día
La estadística refleja que las investigaciones por delitos sexuales crecieron el año pasado un 9%
La Fiscalía alerta del impacto de la pornografía en los menores, que reproducen conductas y son delictivas
Pegatinas que marcan a los acusados de violencia machista antes de ser juzgados
Las investigaciones abiertas por delitos sexuales volvieron a crecer el año pasado un nueve por ciento en una tónica ascendente que se inició en el año 2017 y de la que alerta la Fiscalía General del Estado en su memoria anual, presentada esta semana. ... La estadística refleja que fueron 29.425 las diligencias incoadas por este tipo de conductas, lo que implica una media de ochenta investigaciones nuevas cada día durante todo el año pasado. Para el Ministerio Público, la delincuencia sexual es una «alarmante espiral que no para de crecer», tanto en la esfera de los adultos como entre los menores de edad.
El informe, presentado el jueves por el fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, con motivo de la Apertura del Año Judicial, recoge la distorsión que ha provocado en las estadísticas la entrada en vigor en octubre de 2022 de la conocida como ley del 'sí es sí', que cambió la denominación de los tipos penales de manera que ahora todo este elenco de conductas se clasifican como agresión sexual, y no como abuso o agresión en función de la edad de la víctima y la gravedad de la conducta.
De ahí que las cifras de 2023 arrojen incrementos sustantivos pero irreales, como una subida del 92 por ciento en las agresiones y una caída del 71 por ciento en los abusos. Con todo, la cifra es relevante. En términos brutos, se registraron el año pasado 18.474 delitos de agresión sexual, una media de cincuenta diarios. En cuanto a los abusos, siguen produciéndose calificaciones por hechos cometidos antes de la reforma legal, como los que denuncian las víctimas años después porque afloran por ejemplo, en el contexto de un tratamiento terapéutico, como ejemplifica el informe. «En estos delitos, precisamente por suceder en la intimidad, se mantiene un indefinido índice de impunidad porque las conductas no afloran, perpetrándose con gran frecuencia al aprovecharse las relaciones próximas entre víctima y agresor (familia, colegio, clubes deportivos…). Es responsabilidad de todos crear un clima de apoyo para que las víctimas salgan de su silencio», plantea.
Distorsión con el 'sí es sí'
También habla de la ley en lo referente a las revisiones de condenas firmes por delitos sexuales que se tradujo en un millar de rebajas de penas a agresores sexuales por la deficiente redacción de la norma. Se detiene para destacar que de los 81 casos que llegaron al Tribunal Supremo, un 62,9 por ciento fueron desestimados, de manera que se confirmaron las sentencias ya dictadas. El criterio de la Fiscalía, cabe recordar, era contrario a las revisiones. Pese a ello, se produjeron más de un centenar de excarcelaciones por las reducciones de condena.
Menores Agresores
Por otra parte, la Memoria Anual se detiene en la delincuencia sexual perpetrada por menores de edad. Los últimos datos del Ministerio del Interior revelan un aumento del 18% anual en el número de menores detenidos o investigados por este tipo de conductas en España. Atendiendo a las diligencias, fueron 3.185 las investigaciones abiertas involucrando a jóvenes que no habían cumplido los 18 años y la cifra supone un incremento del 8,07 por ciento respecto del ejercicio previo. Al igual que cuando se trata de delitos sexuales entre adultos, la tendencia es ascendente. La Fiscalía recoge que si bien las causas tras el incremento son plurales y complejas, es compartida «la sospecha de que la etiología de estas conductas sexuales virulentas pudiere encontrarse en la carencia de una adecuada formación en materia ético-sexual, el consumo del alcohol u otras sustancias, el acceso temprano a contenidos pornográficos inadecuados sin una adecuada educación sexual y en valores en general, así como la constatada banalización de las relaciones sexuales y de la intimidad en particular».
De hecho, el capítulo de la Fiscalía de Menores sobre los ilícitos contra la libertad sexual dedica un amplio apartado a reflexionar sobre este asunto y se detiene, por «necesaria» en una referencia a «los perversos efectos del visionado de pornografía» en los niños. «La percepción de la influencia que este visionado está teniendo en la tipología de los delitos contra la libertad sexual cometidos por menores no tiene más apoyo que una base empírica. No disponemos en las fiscalías de un estudio sobre si los menores autores de agresiones sexuales consumen pornografía y en qué medida lo hacen», lamenta el informe.
La pornografía en la red
Explica que los datos de los que se sirve para llegar a esta conclusión están en «la detección en menores de edad, chicos y chicas, de comportamientos altamente sexualizados a edades impropias, con una clara trivialización de las relaciones sexuales». Alerta en concreto sobre un «cambio en las conductas que integran delitos contra la libertad sexual. »Antes eran actuaciones muy básicas y ahora son comportamientos sexuales más estudiados, incluso perversos o retorcidos, no acordes con la edad y experiencia sexual que se presupone en la franja de edad de 14 a 17 años«, dicen los fiscales. Inciden en que el anonimato de ese tipo de páginas de pornografía permite a los menores el visionado »prácticamente libre«.
Al final, «ese acceso temprano y sin conocimiento adecuado del sentido de los contenidos de unas páginas que no han sido creadas para educar sexualmente, está contribuyendo a desarrollar en los menores prácticas sexuales distorsionadas, basadas en el dominio y la sumisión».
Los niños, además, recurren a un lenguaje «sofisticado y preciso» sobre prácticas sexuales de las que, de otro modo, no tendrían noción e incluso «cuentan con plataformas que les ofrecen herramientas para crear su propio material pornográfico».
«Hemos tenido ocasión de comprobar cómo, en ocasiones, el inicio de esas prácticas es voluntario, y que cuando lo que perciben no les gusta, sobre todo las jóvenes por sentirse violentadas surgen los problemas en el mundo físico, porque en el porno como parte del juego sexual a veces se refleja el uso de la violencia», añade el informe. Al final, el aprendizaje erróneo les lleva a reproducir lo que han visto «en la creencia de que es lo que hay que hacer y lo que la mujer espera que se haga, utilizando una violencia que transforma la conducta en delictiva».
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