Los bajos precios de los vertederos convierten a España en el nuevo paraíso de la basura ilegal del sur de Europa
El coste de enterrar residuos urbanos es hasta ocho veces menor aquí que en Francia o Italia. Los desechos llegan sin tratar, con documentación falsa y, a veces, con materiales dañinos para el medio ambiente
Desarticulada una red que introdujo en España 40.000 toneladas de basura ilegal desde Italia

Cuando los agentes del Seprona encontraron, camino al vertedero, una minimoto entera dentro de un camión de basura francés, tuvieron claro que el cargamento era probablemente ilegal. Los residuos deben ser procesados para poder comercializarse entre países de la UE. Pero en los últimos años, ... la Guardia Civil ha detectado un incremento de los residuos urbanos que llegan a España de forma ilícita desde países como Francia o Italia: sin tratar, con documentación falsificada y, a veces, con materiales que pueden causar daño al medio ambiente. La clave radica en que enterrar desechos en los vertederos españoles sale muy barato, en especial si se hace mal. Y esto ha convertido a España en el nuevo destino de moda en el sur de Europa para las redes que trafican con basura.
No es un negocio menor. La Comisión Europea estima que el tráfico ilegal de residuos dentro de la UE genera unos 9.500 millones de euros en ingresos anuales. En total se mueven unos 70 millones de toneladas de desechos en territorio comunitario y, de ellos, entre un 15% y un 30% podrían ser ilícitos. ¿Cuánto llega a España? La propia naturaleza de la actividad dificulta saber la cifra que se introduce en el país, pero solo en la última operación de la Guardia Civil hecha pública hace unos días, los agentes desarticularon una red que metía anualmente 40.000 toneladas de basura italiana en España (más de lo que pesa el techo retráctil del Bernabéu, 35.000 toneladas), lo que les reportó unos ingresos de 19 millones de euros en solo cuatro años.
«La clave está en que tirar residuos urbanos a un vertedero es mucho más barato en España», cuenta a ABC el teniente Héctor Santed, del grupo de Investigación medioambiental 4 (GIMA 4) de la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (Ucoma) del Seprona de la Guardia Civil. El precio puede ser entre seis y ocho veces más bajo en España que en Francia o Italia, por ejemplo. Si aquí tirar una tonelada de residuos urbanos cuesta unos 50 euros de media (hay un mínimo estatal de 30 euros que cada comunidad decide si amplía o no), en Francia el precio se sitúa en unos 250 euros. Y en Italia el vertido de una tonelada de residuos peligrosos puede estar grabado por una tasa de 400 euros. El precio es tan 'competitivo' en España que la Guardia Civil sospecha que en los últimos años se está sumando basura ilegal desde Alemania o Bélgica, donde tradicionalmente las redes criminales enviaban los desechos urbanos a países del este de Europa, como Polonia, República Checa o Rumanía, o también Croacia, en el caso de Italia.
«Es un tema económico», refrenda Fernando Follos, consultor ambiental de TDOT. «No somos de los países más caros ni de los que más control tenemos, por eso somos atractivos», explica. Al final, los residuos urbanos son desechos de bajo valor, de los que se extrae plástico, cartón o vidrio, lo que no siempre es fácil de rentabilizar, sobre todo si no van correctamente separados. De hecho, según explica Santed, el tráfico ilegal que atañe a residuos electrónicos sigue teniendo África como destino preferente, ya que tratarlos en cualquier país europeo implica costes mayores y en países como Senegal o Ghana hay interés por estos cargamentos, de los que se extraen los materiales de valor. El resto acaba muchas veces de cualquier manera en macrovertederos.
Bajo riesgo
Tenga lugar dentro o fuera de las fronteras de la UE, el tráfico ilegal de residuos es un delito difícil de detectar, que mezcla infraestructuras legales con actividad ilegal y que no es detectable a simple vista, por lo que requiere mucho trabajo policial. «El tráfico de residuos es una actividad sumamente rentable y de bajo riesgo, que atrae a grupos delictivos que buscan diversificar sus actividades y blanquear ganancias ilícitas», apuntaba hace unos meses la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en un informe.
Si el residuo se detecta en el vertedero, ya es tarde. «Lo interesante es ver de dónde viene», cuenta el teniente Santed. El funcionamiento de la reciente red desmantelada en la operación Rifiuti es un buen ejemplo de cómo operan estas redes. En este caso, las empresas italianas eran contratadas legalmente por los ayuntamientos transalpinos para la gestión de residuos urbanos, con los precios del país. Pero las gestoras derivaban su eliminación a España para ahorrar costes y lo hacían sin tratar el residuo, como obliga la legislación europea. Para que todo pareciera legal, falsificaban la documentación, que reflejaba sobre el papel que la basura había pasado por multitud de empresas y procesos. Así lograban que la Agencia de Residuos Catalana diera la autorización a la entrada de los contenedores que acababan en vertederos de Tarragona y Cuenca, «incluyendo residuos peligrosos y tóxicos, lo que puede generar un daño en los ecosistemas y la salud de las poblaciones colindantes», informó la Guardia Civil.
«Lo más complejo es que, si ves los documentos, todo está bien», explica Santed. Se necesitan muchas comprobaciones para detectar la trampa, y la burocracia internacional no siempre lo pone fácil.
«Este problema viene de largo», asegura Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace. Ya en 2011 la organización denunció la llegada de residuos ilegales desde Italia a un vertedero de Nerva (Huelva). Lo ideal sería que el residuos se gestionara cerca de dónde se genera, pero los precios en España están propiciando «un trasiego de residuos y capitales», resume.
Más incendios
La preocupación por este delito ha ido creciendo a medida que los residuos también han ido en aumento. En paralelo a la llegada de desechos urbanos sin control, cuenta Follos, se están empezando a ver consecuencias en España. «Según entran los residuos de fuera y se van acumulando aquí, se acumulan los incendios en plantas de tratamiento», dice. En especial, en el corredor mediterráneo. El consultor ambiental empezó en 2016 a hacer una contabilidad sistemática de este tipo de incidentes. Si ese primer año detectó 29 incendios en instalaciones, hoy las cifras están en récord: en 2024 hubo 143.
En un intento por atajar el problema, el año pasado la UE creó un nuevo reglamento que endurece la persecución del tráfico ilegal de residuos que entrará en vigor plenamente el próximo año. Hasta ahora, ya que las penas de prisión para este delito son muy pequeñas, los agentes las unen a otros delitos como la falsedad documental y la pertenencia a organización criminal. Cuando es posible, también se incluye el daño medioambiental. Además, las autoridades trabajan en mejorar el sistema de trazabilidad a través de una plataforma común entre países europeos y se están desarrollando nuevas herramientas basadas en el seguimiento satelital de los cargamentos, reconoce Santed.
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«Hace falta mejorar los controles, que sean más exhaustivo y extensivos», refrenda Barea, que reconoce que hoy por hoy es «imposible» controlar los miles y miles de camiones que entran con residuos en España. Pero, dice, es un problema que hay que atajar para evitar las consecuencias ambientales y sanitarias. «Se mueve cada vez más basura. Y nos está transformando en el basurero de Europa».
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